Don Chema Zavala, gallos y galleros de «alto coturno»
Los ojos de los gallos se encienden como brasas, las pupilas palpitan dilatadas, rojizas, nerviosas, tratando de captar el más sutil movimiento del enemigo, los pescuezos chirizos, picos como arietes dispuestos al encontronazo, el plumaje encrespado, las alas temblando de furia y dispuestas al vuelo.