Iglesia La Merced de Granada, destruida por William Walker, en 1856.
Texto de
Mario Tapia
Miembro de la Academia de
Geografìa e Historia de Nicaragua (AGHN).
Nicaragua fue descubierta por Cristóbal Colón el 12 de Septiembre de 1502, y recorre sus costas navegando a razón de 13 leguas por día, hasta el 22 del mismo mes. El 18 de Septiembre descubre las islas de Corn Island, a las que les llamó Limonares, el 21 Colón bautiza con el nombre de San Mateo al río Punta Gorda.
Para desgracia de Colón y sus conquistadores, los dos primeros españoles muertos en tierra firme fallecieron en Nicaragua el 17 de Septiembre de 1502; sus nombres eran Martín de Fuenterrabia y Miguel de Lariaga, los que se ahogaron en la desembocadura del río del Desastre, hoy río Escondido.
Desde antes de la llegada de los primeros conquistadores y colonizadores españoles a Nicaragua, encabezados por Gil González, el 12 de abril de 1523 –cuando toma posesión oficialmente en nombre del reino español el Lago de Nicaragua en el hoy pueblo de San Jorge (aquí nace Nicaragua en la historia)–.
Nuestros aborígenes ya vivían en sangrientas y constantes guerras. Nicaragua era tránsito obligatorio de los emigrantes que huían de las barbaries, tanto del norte como del sur, hasta que también fue destino de los chibchas-auracanos, luego desplazados por los chorotegas llegados en 1200 dc.
La guerra era la principal actividad de cada tribu para someter a sus adversarios, capturar esclavos, comérselos o sacrificárselos a sus dioses. Los jóvenes eran para preparados para la guerra siempre. “Los que morían en la guerra iban a servir a sus dioses Tamagastad y Cipaltonal, quienes los recibían con las palabras: “Aquí vienen mis hijos”… Los hombres malos iban al infierno y los que morían en la cama ya no seguían existiendo”, recogió de forma oral Fray Francisco de Bobadilla, el 28 de septiembre de 1538.
El encuentro de los conquistadores con nuestros aborígenes no fue amistoso, más bien fue brutal y sangriento. Siempre hubo resistencia a la dominación española; al final, se impuso la experiencia militar, el corcel, el filo de las espadas y el poder de la pólvora.
La provincia de Nicaragua era el Pacífico y parte del centro Las Segovias de lo que hoy es el país. La Costa Caribe jamás fue colonizada por los españoles y siempre existió una división geográfica imaginaria, pero real, entre el Pacífico y la Costa Caribe, región de la cual se posicionaron sus eternos enemigos de la época, los ingleses, hasta que fue reincorporada por el General Rigoberto Cabezas al asumir el gobierno de José Santos Zelaya López, en 1893.
La población de Nicaragua se estimaba en 600,000 habitantes a la llegada de los primeros colonizadores, y en 25 años fue reducida a 11,137 sobrevivientes, según el gran censo de 1548. “Pedían cada 4 o 5 meses, o cada vez que alguno alcanzaba la gracia o licencia del Gobernador, al cacique 50 esclavos, con amenaza de que si no los daba lo habían de quemar vivo o echar a los perros bravos…”, señalaba Fray Bartolomé de las Casas, en una de sus cartas a la Corona Española.
Vestigios de nuestra cultura aborigen no quedaron más que unas ollas con restos humanos, enseres de barro, ídolos labrados en piedra fina y algunas joyas de oro. Los conquistadores y frailes trataron de no dejar ningún rastro ni rostro de su cultura ni títere con cabeza. Su tarea fue de tierra arrasada e imposición de su civilización y el saqueo.
Los “encomenderos” que tenían como tarea educar, proteger y convertir a los aborígenes, muy poco o nada hicieron en ese sentido; lo que hicieron bien fue sobreexplotarlos, ocupar como vientre a sus hijas y mujeres, enjaularlos, servirlos como comida a sus perros, exportarlos como esclavos a los mercados de Panamá para luego ser vendidos y enviados a Ecuador, Perú y Chile, y por supuesto despojarlos de sus tierras y apropiarse de ellas. También se les limitó su relación sexual.
Todos los pueblos fueron desolados, sus habitantes se infectaron de enfermedades europeas como la sífilis, la tuberculosis y otras desconocidas en Nicaragua, a las que se sumaban las enfermedades tropicales. Los gobernantes y autoridades “encomenderas” muy temprano entraron en rivalidades de toda índole entre sí, y el suelo nicaragüense se siguió llenando de sangre aún más, con los asesinatos y crímenes por el poder. La rivalidad alcanzó incluso, a la Jerarquía Católica y cegó la vida al Obispo Antonio de Valdivieso, en León Viejo. La violencia y la guerra marcaron la historia del país.
La tierra dejó de ser producir alimentos por falta de brazos que la trabajaran, pues los “encomenderos” solo sabían mandar y no trabajar; tuvieron que traer esclavos negros de las islas del Caribe para repoblar y hacer producir nuevamente los suelos de Nicaragua.
Fue así como se repobló con mulatos, pardos, cuarterones y negros, sobre todo algunos pueblos como Nandaime y Condega. El color de la piel fue determinante para adquirir posición, derechos y beneficios en esos años. Aún hoy todavía el color de la piel pesa en nuestra sociedad.
La provincia de Nicaragua se llenó de pobreza, hambre y desolación a pesar de su enorme riqueza la cual siempre hablaron en sus cartas los frailes y gobernantes de esa época. Más tarde, todos los cronistas de mitad del siglo XIX siguieron describiendo aún mejor.
Las autoridades españolas estaban muy lejos y atareadas con la ocupación árabe y sus guerras con otros países de Europa, para estar al tanto de la barbarie que en nombre del rey y sus autoridades se cometían en América, y sobre todo en Nicaragua con la complicidad en la mayoría de veces de la Jerarquía Católica.
A pesar de la miseria en que vivían los nicaragüenses, los “encomenderos” y las autoridades siguieron cobrando los impuestos y solicitando títulos para los pueblos, lo cual significaba mayor valor para sus propiedades, beneficios y privilegios personales.
Muy poco se conoce de lo sucedido en Nicaragua desde el gran censo de 1548, hasta el informe de la visita del Obispo Pedro Morel de Santa Cruz en 1752, y elevado al Rey Fernando VII, el cual describe la situación Política, Social y Económica de los pueblos de Nicaragua. El valor de este documento es incalculable, pues el informe del Obispo Santa Cruz describe la situación económica y la realidad social de la mayor parte de los pueblos nicaragüenses en la mitad del siglo XVIII.
Hay que recordar que la mayoría de los primeros españoles llegados a la provincia de Nicaragua eran personas pobres, muchos aventureros e incluso ex convictos o delincuentes que habían purgado condena en las cárceles, y que fueron liberados con el compromiso de venir a América para hacer camino, poblar y colonizar.
Era gente sin o con poca educación (los “sangre azul” y los “nobles” no viajaban a América en esos años); los conquistadores y “encomenderos” llegaron con sus cofres y baúles repletos de ambición, además de sentimientos inquisidores y supersticiones y de hechicería, los cuales prolongaron la Edad Media en Nicaragua.
En ese ambiente creció la nueva raza mestiza nicaragüense de la segunda mitad de los siglos XVI, XVII y XVIII y sobre todo, entre la lucha de los poderosos “encomenderos” y la marginación de miles de desgraciados y desprotegidos pardos, mulatos, mestizos, cuarterones y negros, sin justicia, sin comida y sin educación.
Hubo un corto intento en querer mantener y obligar a los frailes a aprender la lengua náhuatl para evangelizarlos y acercarse a la realidad cultural de los aborígenes; sin embargo, Fernando V de Alemania y Primero de España (hijo de Juana La Loca), ordenó en un Decreto Real la obligación para todos los pobladores bajo su reino el aprendizaje y habla del español como idioma único en las provincias y virreinatos de América, matando de esa manera los últimos remanentes del habla aborigen: el náhuatl y otras lenguas autóctonas de América. La escritura entre los aborígenes de Nicaragua no se conocía y sus Códices fueron destruidos desde el primer día.
La Independencia norteamericana de Inglaterra el 4 de julio de 1776 y la Revolución Francesa del 14 de julio de 1789, tuvo muy poca influencia en la provincia de Nicaragua, pues su población vivía aislada sin ninguna estructura de gobierno más que una convivencia de dependencia recíproca entre el dueño de la hacienda y sus peones o esclavos. Aun después de la llamada Independencia, en Nicaragua no funcionaban las instituciones del Estado con sus respectivas autoridades locales en las ciudades y pueblos.
La presencia y visita de europeos no españoles estaba proscrita por las autoridades coloniales. Había un aislamiento con el mundo renacentista. El mar caribe estaba infestado de piratas ingleses y holandeses. La ruta de algún escaso viajero hacia España era por El Realejo vía Panamá.
La población de Nicaragua en 1820
Según un censo poblacional del 13 de octubre de 1820, trescientos años después de iniciada la colonización y exterminio de la población de Nicaragua, los habitantes del país eran 149,851.
Nicaragua estaba dividida en cinco Partidos: el Partido de Nicaragua (hoy Rivas), que incluía los pueblos de Nicoya, Villas de Guanacaste y Santa Cruz; tenía una población de 21,837 habitantes; el Partido de Segovia con una población de 27,200.
León tenía dos Partidos, el número uno con una población de 30,157, y que incluía la Villa de Managua con una población de 4,792. Mateare era el pueblo más habitado con 6,990. El Partido 2, con una población de 29,841 y tenía como pueblos más importantes Sutiaba con 5,223 y Chinandega 4,875 habitantes.
El Partido de Granada con una población de 40,386 habitantes, siendo sus pueblos más habitados la Villa de Masaya con 7,903; Masatepe, Nandasmo y el Valle de San Marcos con 4,487 pobladores; Teustepe, 3800; Jinotepe, Diriamba y Santa Teresa con 3,167 almas. Curiosamente el censo no registra en el Fuerte de San Carlos, población alguna.
La independencia
Fernando VII desconoció la Constitución de 1814 y restablece la Monarquía Absolutista y disuelve las Cortes de Cadiz. La Insurrección de Rafael Riego de 1820, obligó al Rey Fernando a reconocer nuevamente la Constitución y se volvió a organizar Las Cortes. En Guatemala Las Cortes Consagran la “Libertad de Imprenta” y nacen dos periódicos, “El Editor Constitucional”, convertido más tarde en “El Genio de la Libertad”, del cual fue su director don Pedro Molina, y el otro llamado “El Amigo de la Patria”, de José Cecilio del Valle.
El de Pedro Molina externaba la ideología de los criollos independentistas y el de José Cecilio, los moderados. Los dos periódicos promovieron constantes polémicas de carácter político-ideológico que al final de cuentas crearon algún clima de cambio.
Una independencia por gravedad
Sin embargo, fueron los hechos ocurridos en México los que precipitaron los acontecimientos independentistas en el Reino de Guatemala: el 24 de febrero de 1821 se declaró la Independencia del Virreinato de Nueva España (México). El 14 de Septiembre de 1821 fue recibida en Guatemala la comunicación que informaba de lo acontecido.
Gabino Gainza
Gabino Gaínza, Capitán General de la Provincia, y la Diputación Provincial, convocaron ese mismo día a una Junta de Notables para resolver el asunto de tanta importancia. Gaínza, mandó invitación a todas las personas que indicaba el dictamen para una asamblea al siguiente día, 15 de septiembre a las ocho de la mañana en el Salón del Palacio de los Capitanes. Estuvieron presentes entre otros: Brigadier Gabino Gaínza; los Oidores don Miguel Larreynaga y don Tomás O´Horan; el Auditor General, José Cecilio del Valle; los miembros del Colegio de Abogados; los miembros del Claustro de la Universidad y Canónigo doctor don José María Castilla, por el Cabildo Eclesiástico.
Los citados e invitados no sabían ni porqué, ni para qué habían sido invitados. El primero en hablar fue José María Castilla, después el Auditor General José Cecilio del Valle, quien señaló que era precipitado pronunciarse. Don Mariano Galvez y el padre José Matías Delgado, se pronunciaron abiertamente por la Independencia. Por otro lado, el nicaragüense don Miguel Larreynaga, Oidor de la Audiencia, combatió la posición de José Cecilio del Valle e instó a que se votara por la Independencia inmediata.
Mientras los debates se daban en el salón, se afirma que el doctor Pedro Molina, doña María Bedoya de Molina y don José Francisco Barundia en los barrios de Guatemala instaban a la gente a hacerse presente y observar la reunión que se celebraba en el Palacio de los Capitanes. La Asamblea dio como resultado la firma de la Independencia, la cual fue redactada por José Cecilio del Valle.
El documento que comunicaba la Declaración de Independencia llegó a Nicaragua y se conoció en la ciudad de León el día 22 de septiembre, siete días después. Ese mismo día la Diputación Provincial se reunió para conocer la noticia llegada de Guatemala. La sorpresa fue tal que las Autoridades de la Provincia de Nicaragua redactaron un documento inmediatamente en contra de la Independencia, y la disposición de las Autoridades leonesas a la orden de España para enfrentar la situación.
Hay que recordar que en 1812, la Diputación Provincial había solicitado a Las Cortes de Cádiz, se creara una Capitanía General que tuviera como capital la ciudad de León, con la propuesta que tanto Honduras y Costa Rica estuvieran sometidas a la misma, pues la comunicación y autoridad en Guatemala era muy lenta y distante.
El Historiador don José Dolores Gámez, escribió sobre la Declaración de la Independencia: “Bajo el letargo en que nos mantenía el ambiente fatal de la Colonia, llegó para nosotros los centroamericanos la hora de la Independencia Nacional, siendo nuestro despertar tan rudo como inesperado. Imaginémonos a un ciego de nacimiento que adquiere de pronto la vista bajo los rayos de un sol radiante, y podremos formarnos así una idea aproximada de aquellos pobres colonos de la tierruca, sorprendidos en la oscuridad de una noche de muchos siglos…”. Por otra parte, hay que hacer notar que en ninguna parte del texto del escrito de la Independencia se escribe la palabra “libertad”.
Esto nos indica que ni los más ilustrados leoneses estaban preparados para independizarse, mucho menos el 99% de los nicaragüenses que eran analfabetas y no tenían derecho a nada, pues la gran mayoría de ellos seguían siendo esclavos y abusados por los “encomenderos”.
Tres años después, el 17 de abril de 1824, la Asamblea Constituyente aprobó el Decreto de Abolición de la esclavitud, el cual en su artículo primero decía: “Desde la publicación de esta Ley, en cada pueblo son libres los esclavos de uno y otro sexo y de cualquier edad que existan en algún punto de los Estados Federados de Centroamérica, y en adelante ninguno podrá ser esclavo.
“Todo hombre es libre en la República, no puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que se trafique con esclavos”, señalaba dicho Decreto de Abolición.
Anexión de León a México
La Diputación Provincial de León resuelve anexarse a México el 11 de octubre de 1821. El “Plan de Iguala” había sido reformado por el “Tratado de Córdoba”, el cual contemplaba en una de sus reformas que a falta del Rey Fernando VII y de los infantes españoles para ocupar el trono del Imperio Mexicano, las Cortes elegirían al Soberano.
El Tratado estaba firmado también por don Juan de O´Donojú, quien era representante del Poder Español en Nueva España que le daba un sello legal al mismo. Nicaragua tenía derecho a elegir a 11 diputados propietarios y 3 suplentes. Mientras tanto las autoridades de Guatemala formaron una Junta Gubernativa Subalterna en Granada, lo cual más tarde desembocaría en una rivalidad brutal con León.
Las autoridades de León juraron la Independencia según Acta del 11 de Octubre, el día 13 del mismo mes por parte de la Diputación Provincial. El siguiente día se le tomó juramentación a la población y el 18 de octubre lo hizo el claustro de la Universidad.
Ante la Anexión a México de las provincias de Centroamérica, surgieron diversos movimientos en pro y en contra; estaban a favor los promonárquicos y en contra los independentistas. Hubo una Proclama en Granada de parte del Padre José Antonio Chamorro, el 7 de noviembre que, entre otras cosas, decía: “La Independencia de la Península es un artículo que debe defender todo americano con pena de la vida; en este asunto no hay pareceres, todos estamos ya acordes.
La cuestión únicamente es, cuál es el plan de Independencia que debemos seguir, el del señor Iturbide de México, o el de Guatemala. Es constante que el uno al otro se oponen enteramente; porque el de Médico es Monarquía Moderada y el de Guatemala es Gobierno Republicano.
Es necesario ponerse a discutir cuál de los dos sea mejor: “Yo quiero conceder por ahora que el de Guatemala sea infinitamente mejor; pero esto qué nos importa, si México es infinitamente superior en riquezas y armas a Guatemala”.
Clero de Nicaragua juró anexión a México
Una vez firmada el Acta de Anexión a México por la Diputación Provincial de León, el Obispo Fray Nicolás García Jerez, Obispo de Nicaragua y Costa Rica, redactó una Carta Pastoral dirigida al Clero de su Diócesis, la cual, entre otras cosas, recomendaba la paz al pueblo y se alejaran de la discordia. La orden del Obispo se cumplió al pie de la letra, y el 21 de octubre, 21 sacerdotes de la grey granadina fue juramentada el mismo día. El 24 lo hizo el Padre José Antonio Chamorro, en la misma ciudad.
El día siguiente 25 de octubre, prestó juramento en Diriomo el presbítero Joaquín Herdocia. El 28 lo hizo el Padre Marcos Bermúdez, de Niquinohomo. En Jinotepe el 31 de octubre juraron los Presbíteros Desiderio de la Quadra, José Antonio Velasco y José Santiago Mora. En Masatepe lo hicieron el 3 de noviembre, Vicente Linares, Remigio Rafael Zeledón y Juan Dionisio Gutiérrez; y en Nandaime lo hizo José María Solórzano el 5 de noviembre.
Primer jefe de estado
El 8 de abril de 1825 fue elegida la Primera Asamblea Constituyente del Estado de Nicaragua, y el día 10 la misma eligió al primer Jefe de Estado por 4 años; Manuel Antonio de la Cerda y como Vice Jefe a Juan Argüello (un gran gallero). Ambos habían estado presos en las cárceles de Cádiz, España, para cumplir condena de cadena perpetua por iniciado en 1811 intentos independentistas.
Cerda fue destituido por la misma Asamblea después que decretó medidas radicales y la pena de muerte para quienes la violaran, provocando una guerra civil. Capturado, juzgado y sentenciado por el Consejo de Guerra sin formación de causa de parte de la Asamblea Legislativa, fue fusilado, en Rivas, el 29 de noviembre de 1828, a las 2 de la tarde por tropas de Juan Argüello.
Ochenta pesos en las arcas del tesoro
El hecho de que solamente 80 pesos hayan dejado las autoridades coloniales en el Tesoro de la Provincia de Nicaragua, no es tan trágico como no haber dejado ninguna estructura social, de orden o de desarrollo alguno. 14 años duró la Federación Centroamericana (1824-1838), la lucha entre ideas unionistas e intereses económicos acumulaban un largo saldo rojo de destierros y crímenes entre la clase elite política. El pueblo sin voz se ponía el sombrero y la camisa del color político del dueño de la hacienda. La Independencia de Nicaragua de la Federación, en vez de superar las situaciones incrementó la anarquía y los ríos de sangre.
Desde 1839 hasta 1854, la anarquía campeó en todo el país, los leoneses y los granadinos por conquistar el poder y gobierno, sumieron a Nicaragua en 15 años de interminable martirio. Las ciudades eran destruidas un día por los granadinos y otro día por los leoneses. Las tropas de ambos, cuando pasaban por los pueblos adversarios mataban inocentes, saqueaban, incendiaban, robaban, violaban a cuanta mujer encontraban. No había Estado ni registro alguno.
Surgen personajes dignos de guiones de película
La falta de orden, justicia y estabilidad, provocó que en todos estos años hubieran 39 Jefes de Estado; muchas veces, los representantes diplomáticos no sabían a quién presentar sus Cartas Credenciales, pues había a la misma vez 1, 2, 3 y 4 Gobiernos. Los que se constituían en autoridad premiaban a unos y castigaban a otros, dando lugar al surgimiento de personajes llamados aventureros por unos y héroes por otros, como fueron: José María “Chelón” Valle, Trinidad Gallardo “Siete Pañuelos” y el masatepino Bernabé Somoza Martínez.
La visita de extranjeros no españoles estaba limitada
Desde comienzos de la Conquista, las autoridades españolas prohibieron la libre circulación de europeos no castellanos en América, y fue hasta mediados del siglo XIX que a Nicaragua comenzaron a llegar personajes y cronistas viajeros como: Pablo Levy, los alemanes Julius Froboel y Wilhelm Heine y el diplomático Ephraim George Squier, y el mismo Alexander von Humboldt, contratado por el Gobierno Español, y que si pasó por Nicaragua no dejó testimonio.
Ephraim George Squier, Ministro Norteamericano en Nicaragua.
Sin embargo el norteamericano Ephraim George Squier llegó a Nicaragua con el propósito de negociar un Tratado con el Gobierno de don Norberto Ramírez, Director Supremo del Estado, quien le otorgara el permiso exclusivo de construir un canal interoceánico a través de Nicaragua a la American Atlantic and Pacific Ship Canal Company del Comodoro Cornelius Vanderbilt.
Squier, quien nació en el pueblo de Bethlehem, New York, el 17 de junio de 1821, estudió solamente la Primaria, sin embargo fue autodidacta extraordinario que más tarde se destacó como periodista, ingeniero, diplomático, antropólogo, historiador, arqueólogo, cartógrafo y experto en asuntos hispanoamericanos. Generalmente, los representantes norteamericanos para Centroamérica residían en Guatemala. Squier desde su nombramiento radicó en Nicaragua.
Cincuenta grandes personalidades recomendaron a Squier al Presidente Zachary Taylor, para ocupar el cargo de octavo Chargé dáffaires de Estados Unidos en Centroamérica, entre ellos uno de los grandes historiadores norteamericanos William H Prescott. Antes de llegar a Nicaragua, Squier había publicado su libro Los Antiguos Monumentos del Valle del Mississippí, considerado una obra magistral de la arqueología.
William Walker pasa revista a sus tropas en la ciudad de Granada.
Squier, no solo logró su cometido, sino que también escribió uno de los libros más testimoniales del siglo XIX de Nicaragua con su obra “Nicaragua sus Gentes y sus Paisajes”. Para algunos historiadores Squier y Francisco Castellón abrieron la puerta para que William Walker entrara y se apoderara de Nicaragua. Squier con su escrito cultural, topográfico y social de Nicaragua en ese momento y Francisco Castellón con la ambición y “contrata” de mercenarios y soldados de fortuna: los filibusteros.
Grabado de la ciudad de León durante la Guerra Nacional.
La Guerra Nacional
El exceso para los liberales leoneses del nuevo gobierno conservador de Fruto Chamorro Pérez, especialmente por convocar a Elecciones para Asamblea Constituyente, la cual se instaló y reformó la Constitución de 1838, la cual liquidó la Federación y prolongó el periodo de Gobierno a 4 años (antes eran 2), provocaron el rechazo y el alzamiento en arma de los liberales con el apoyo de los gobiernos de Honduras y El Salvador.
Después de triunfar militarmente en el Occidente, Francisco Castellón y Máximo Jerez, quienes habían sido expulsados a Honduras por el Partido Liberal desconoció al Gobierno de Frutos Chamorro.
El 5 de mayo de 1854, revolucionarios liberales desembarcan en El Realejo, el 12 derrotan a Frutos Chamorro en El Pozo, y bajo el mando de Máximo Jerez, sitian Granada el 26 del mismo mes, forman un Gobierno provisorio en León, nombrando Jefe de Estado a Francisco Castellón.
Con el propósito de terminar rápidamente a sus adversarios en la guerra, Francisco Castellón “contrata” a mercenarios filibusteros a través del periodista norteamericano Byron Cole. El 16 de julio de 1855 desembarcan en El Realejo con 58 mercenarios procedentes de San Francisco, California, entre ellos William Walker (1824-1860), filibustero estadounidense y clásico ideólogo del expansionismo esclavista de los Estados del Sur.
Existe una hipótesis publicada en “El Diario Nicaragüense” en 1935, de que los generales José Trinidad Muñoz (democrático) y Ponciano Corral (legitimista) pretendían consumar un simultáneo golpe de Estado a los gobiernos civiles de sus respectivas ciudades, encabezados por Francisco Castellón en León, y José María Estrada en Granada.
“Lo cierto es que el General Muñoz advirtió de inmediato el peligro que significaba para Nicaragua el filibustero contratado por Castellón. A este le comunicó Walker que si servía a su Gobierno, nunca lo sería bajo las órdenes de Muñoz. Castellón ordenó que se sumaran a los 57 hombres de Walker 200 leoneses, dispuestos ya a lanzarse sobre la ciudad de Rivas.
Cuando Walker se aprestaba a partir de El Realejo hacia Rivas, el vicecónsul inglés, Thomas Manning, dio aviso en Managua a Corral”, señala la Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. Tomo LXI.
La primer batalla de Rivas contra Walker
Después de estar informado Corral que Walker se dirigía a Riva, este ordenó al Coronel Manuel G. del Bosque que fuese embarcado en una goleta de Granada a San Jorge con 60 hombres y un poco de parque, llegó a Rivas el 27 de junio a mediodía. Horas después desembarca con su “Falange” mercenaria en El Gigante. Walker y Félix Ramírez Medregil –leal a Muñoz—con 110 Democráticos.
Grabado que recoge una batalla de William Walker, en Rivas durante la Guerra Nacional.
El 28 de junio en una escaramuza Walker se toma Tola tras sorprender a 20 hombres que habían mandado a Rivas. El 29 de junio Walker entra a Rivas y es rechazado por las tropas Legitimistas que contaban con 120 hombres. A los 10 cívicos de la ciudad se habían sumado los 60 procedentes de Granada y 50 reclutados en los alrededores de la ciudad; el Coronel del Bosque había construido barricada.
Walker envió a sus Oficiales Kewen y Crocker para abrirse paso hasta la Plaza, con la ayuda de las tropas democráticas. Las armas de los filibusteros hicieron estragos, pero los defensores de Rivas resistieron, y la resistencia aumentó con la llegada de las tropas de Manuel Argüello, de San Juan del Sur.
Walker quedó reducido a la casona de Santa Úrsula, propiedad de Máximo Espinosa, y otra casa a escasos metros de donde fue desalojado; la casa de Espinosa era conocida como El Mesón.
Con el objetivo de desalojarlos se decidió prender fuego a dicha casa, ofreciendo 50 pesos a quienes lo lograran. Para ejecutar la acción, se presentaron los cívicos legitimistas Enmanuel Mongalo, subteniente, y Nery Fajardo.
Ambos se lanzaron a toda carrera, llevando el primero una lanza en cuyo extremo iba una manta empapada de petróleo que clavó en la casa contigua a la de Espinosa y los filibusteros tuvieron que abandonarla. Al salir por una puerta trasera se enfrentaron al destacamento de Jerónimo Leal, quien trató de impedirles en vano la retirada. Luego las tropas de Walker rodearon la costa del Lago para llegar a San Juan del Sur y embarcarse de nuevo a El Realejo.
El Informe militar del Coronel del Bosque registra que: “…En el campo de batalla han quedado catorce americanos muertos y doce del país, muchos rifles y pistolas. Mongalo rehusó la parte que le cupo a favor del Gobierno… Mongalo tenía 21 años y era Maestro de Escuela.
Nery Fajardo, en cambio tomó su parte: él era un humilde joven granadino”. Walker, en ese momento actuaba bajo las órdenes todavía de Francisco Castellón. En el primer combate de Rivas, Walker perdió a 2 de sus mejores Oficiales Kewen y Crockers, según relató él mismo en su libro “La Guerra de Nicaragua”.
Las armas modernas de los filibusteros hicieron estragos, los revólveres Colt y los rifles Winchester tenían un gran poder de fuego en contra de los rifles de “chispa” de los defensores de Rivas. Las consecuencias fueron grandes, el 40% de las Fuerzas Legitimistas quedaron fuera: 35 muertos y 28 heridos exactamente.
Varios líderes “democráticos” visitan a Walker en el Vesta al poco rato de anclar, y Walker envía con uno de ellos a Castellón su Informe escrito de los sucesos en Rivas. Se queja de la conducta de Félix Ramírez (padre adoptivo más tarde de Rubén Darío), pues él cree se ha corrido en Rivas, por sugerencia u órdenes de Trinidad Muñoz –concluye–, y si Castellón no investiga y aclara el asunto, la Falange se va de Nicaragua.
Castellón agradece su servicio y le pide que se quede. Muñoz planeaba dividir a las Fuerzas filibusteras y ubicarlas entre las diferentes tropas para atacar Granada.
Modifican la contrata
Walker busca la ayuda de Jerez, quien estaba molesto por haber sido desplazado del mando militar por Muñoz. Walker regresa a Chinandega decidido a realizar sus planes con o sin el apoyo de Castellón. Como primer paso le pide Byron Cole que modifique el “Contrato” con el Director, lo cual obtiene sin problema, se anula el anterior Contrato de colonización norteamericana, y el Gobierno de Castellón autoriza a Walker a enrolar en el Ejército a 300 mercenarios norteamericanos, y prometiéndoles a cada uno 100 dólares mensuales y 500 acres de tierras al terminar la campaña.
Y allí mismo Castellón otorga poderes a Walker para arreglar las cuentas pendientes entre Nicaragua y la Compañía del Tránsito que había firmado con el Gobierno de Nicaragua un contrato y pagó en 1849. Esta Compañía nunca pagó nada al país.
Los errores cometidos por las ansias de poder de los “Democráticos”, encabezados por Francisco Castellón y Máximo Jerez, fueron gigantescos, incluso Castellón en un momento planteó la posibilidad de anexarse a los Estados Unidos; también los granadinos “Legitimistas” hicieron lo suyo y pidieron la anexión a Costa Rica.
Se estima que 11,000 hombres se enrolaron en el Ejército filibustero de William Walker, durante su presencia en Nicaragua. 5,000 participaron directamente y murieron 2,500 hombres. Por otra parte, se estima que 17,800 centroamericanos participaron en la Guerra Nacional; 5,000 de ellos murieron, sin embargo lo que más estragos hizo en los combatientes de ambos lados fue el cólera morbus, el paludismo, la tifoidea, la tuberculosis y la desnutrición las cuales desolaron pueblos enteros de Nicaragua en 1855.
El asesinato de Muñoz en la batalla de El Sauce
El 18 de agosto de 1855 se realiza la famosa Batalla de El Sauce en donde el General Trinidad Muñoz, al mando de 600 hombres derrota al General hondureño Santos Guardiola quien venía en apoyo de los “Legitimistas” de Frutos Chamorro. Muñoz es asesinado por la espalda a manos del joven soldado hondureño José María Herrera, quien había servido en Jalteva al lado de José María “Chelón” Valle, bajo las órdenes de Jerez. El camino de Walker estaba limpio para apoderarse de Nicaragua.
General José Trinidad Muñoz.
Acontecimientos y fechas importantes desde el primero de septiembre de 1855 al 14 de septiembre de 1856
El primero de septiembre de 1855, el filibustero Deway es acusado de provocar un incendio en San Juan del Sur, y es fusilado por órdenes de William Walker. El siguiente día muere el licenciado Francisco Castellón Sanabria, víctima del cólera morbus; le sucede en Gobierno Nazario Escoto.
Castellón era originario de Las Segovias, en donde su familia llegó en 1554. El 3 de septiembre, las Fuerzas combinadas de William Walker y José María “Chelón” Valle derrotan en el puerto La Virgen, Rivas, al General Santos Guardiola, provocándole 60 muertos y 100 heridos.
El 15 de septiembre de ese mismo año, el Coronel Kinney publica en el puerto de San Juan del Norte, el periódico “Central American”. Este mercenario había pedido también la Independencia de ese puerto. El 3 de octubre llega San Juan del Sur el vapor “Cortés”, procedente de San Francisco California, con 35 nuevos filibusteros para Walker.
El 13 de octubre William Walker ataca de sorpresa la ciudad de Granada cuando se encontraba en la ciudad el Licenciado Mateo Mayorga Cuadra, Ministro del Exterior del Presidente Estrada.
Walker toma Granada el 14 de octubre de 1855
William Walker se toma la ciudad de Granada el 14 de octubre de 1855; automáticamente dirige un Manifiesto a los granadinos prometiendo protección a la ciudadanía trabajadora y autoridades municipales bajo las siguientes condiciones:
- William Walker sería nombrado Director Provisional de la República por el término de 1 mes y enseguida se convocará a Elecciones.
- Se respetarán todos los Derechos de personas y propiedades y se echará velo sobre todos los delitos políticos.
- William Walker será el Comandante en Jefe del Ejército.
El ultimátum a los Municipios fue aceptado luego de haber deliberado William Walker con el Prefecto de la ciudad. Prohibió a la tropa del General José María “Chelón” Valle el pillaje y el asesinato de los prisioneros, hábito en las ciudades intervenidas y tomadas.
El doctor y sacerdote Agustín Vigil, convertido en pro filibustero, elevó en su sermón a Walker a condición de “Estrella del Norte” y “Ángel Tutelar de Nicaragua”. El siguiente día 15 de octubre, el Ministro norteamericano John Wheeler, después de entrevistarse con Walker visita al Jefe del Ejército Legitimista, Ponciano Corral Acosta, y lleva una propuesta de Paz.
Los barcos siguen llegando y los filibusteros también; el 16 llegan a San Juan del Sur 50 norteamericanos procedentes de California, entre ellos, Parker J. Freench y Sanders.
Fundan el periódico “El Nicaragüense”
El 20 de octubre de 1855, William Walker funda en Granada el periódico quincenal “El Nicaragüense”, Órgano principal del Gobierno invasor, bajo la dirección de Joseph R. Malé, nacido en Ceilán, de padres norteamericanos, y quien había sido Director de un periódico en Sidney, Australia, y de un par de diarios en New York, teniendo como socio a George Cook, el cual se había enrolado con las tropas filibusteras en San Francisco, California.
Portada del primer número del periódico «El Nicaragüense», fundado por William Walker. Colección, obra y trabajo del Dr. Alejandro Bolaños Geyer
Dos días después de fundar su periódico, el 22 de octubre, William Walker fusila al Licenciado Mateo Mayorga Cuadra, Ministro de Relaciones Exteriores de los Legitimistas. Mayorga se había refugiado en casa de John Wheeler y este se lo entrega a William Walker. Quien le abre un juicio sumario y lo fusila en la Plaza de Granada. Ese mismo día, por sus méritos, en despachos separados Máximo Jerez, Ministro de Guerra y el Jefe de Estado Nazario Escoto, elevan a rango de General de Brigada a William Walker y a José María “Chelón” Valle, en la ciudad de León.
El día siguiente 23, Walker con Ponciano Corral, en nombre de los “Democráticos” y proponen a Patricio Rivas como Presidente Provisorio de Nicaragua. El Presidente Legitimista, José María Estrada, protesta y hace una declaración llamando a William Walker, filibustero. El 30 elijen Presidente a Patricio Rivas, basado en los Acuerdos de Paz.
Patricio Rivas nombra en su Gabinete a: Ponciano Corral, Ministro de Guerra; Máximo Jerez, Ministro de Relaciones Exteriores; al Teniente Coronel Parker French, Ministro de Hacienda y Ministro de Crédito Publico a Fermín Ferrer. William Walker es juramentado como Comandante General del Ejército, con el rango General de Brigada.
El 5 de noviembre de 1855 Ponciano Corral se da cuenta de las verdaderas intenciones de William Walker de apoderarse de Nicaragua, se arrepiente y pide ayuda inmediata a los Generales hondureños Santos Guardiola y Pedro Xatruch. Las cartas las había entregado Corral al Coronel Tomás Martínez, y este las entrego a Benito Lagos, Lagos –que odiaba a Corral– las entregó a Chelón Valle y este las entrego al Coronel Fry, asistente personal de Walker.
El día 7 de noviembre Corral es enjuiciado y condenado a muerte por traición a la Patria por un Tribunal compuesto por norteamericanos. Muchos granadinos de todos los sectores sociales, piden respetar la vida de Corral, pero no son oídos. Corral fue fusilado el día siguiente, 8 de noviembre.
Decreto de confiscación de los ausentes
Después del asesinato de Corral, muchos nicaragüenses emigran a Costa Rica, mientras los Legitimistas Coronel Tomás Martínez, General Fulgencio Vega y el Presidente José María Estrada salen al norte y a Honduras en busca de organizarse.
El 16 de noviembre de 1855, Walker emite un Decreto de confiscación que obliga a todos los nicaragüenses que están dentro del Estado regresar a sus casas so pena de pagar multas entre 50 y 10,000 pesos. Los ausentes que no pagaron se les confiscaron sus propiedades. Por otra parte, publica otro Decreto en donde acredita 250 acres de tierras baldías a cada filibustero y 100 acres más a cada nuevo colono norteamericano que llegue con su familia a Nicaragua, más el derecho de introducir todos sus bienes, herramientas y semillas para la producción. El Coronel Fabens es nombrado Jefe de la Colonización.
Por otro lado el 26 de noviembre el Vicario de la Iglesia de la Iglesia Católica, José Hilario Herdocia, da la gran bienvenida a Walker.
La batalla de Jinotega en diciembre de 1855
La batalla entre las fuerzas “Democráticas” y la Falange de William Walker, y los Legitimistas rebeldes en Jinotega, tiene lugar del 1 al 3 de diciembre de 1855, en ella muere el Coronel Clemente Rodríguez, Jefe de las Fuerzas Legitimistas (norte-centro) en Nicaragua, el Teniente Coronel Tomás Martínez Guerrero, segundo al mando de las tropas, asume el mando de las Fuerzas Legitimistas en Las Segovias; Martínez, logra organizar las tropas y se toma Jinotega.
Más tarde, Tomás Martínez llegaría a ocupar un papel preponderante en la lucha contra los filibusteros. Ese mismo 3 de diciembre, el General Cabañas, de Honduras, llega a pedir ayuda a Walker para recuperar el poder en su país. A su regreso por León, Cabañas le expresa a Jerez la equivocación de estar con los filibusteros. Jerez recapacita, y en algunos documentos se recogen expresiones como: “…Yo tengo la mancha de la introducción del filibusterismo; quiero lavarla si es posible con mi propia sangre…” .
Niegan placet a embajador de Walker
El 12 de diciembre, Walker envía al coronel filibustero Parker French a Washington como Diplomático, pero no es recibido por el Secretario de Estado Norteamericano. Un mes después, Pedro Zeledón Mora y el doctor Gregorio Juárez Sacasa, salen en Misión a toda Centroamérica a negociar apoyo para aislar a William Walker. Ese mismo día, Costa Rica le pide apoyo militar y político a Inglaterra para luchar contra Walker.
El 22 de enero, Walker le prohíbe a Patricio Rivas mantener relación alguna con el ministro norteamericano John Wheeler y cancela la concesión de transporte de pasajeros y mercadería de Comodoro Vanderbilt. Gran Bretaña aprueba ayudar a Costa Rica y envía barcos a puertos de Centroamérica.
El cólera provoca miles de muertos
En 1856, el cólera morbus no solo aniquilo a las tropas de Ponciano Corral, sino a miles de nicaragüenses de ciudades, pueblos y caseríos de todo el país. El 2 de febrero llega a Nicaragua William Kissane Rogers, después de salir en libertad de la cárcel de “Sing Sing”. Kissane, quien tenía la fama de pirómano, fue nombrado por Walker Mayor del Ejército y “Comisionado” Confiscador General de la Republica, y fue quien despojó de sus bienes a decenas de nicaragüenses, pagándoles con vales sin ningún valor. Más tarde, Kissane se convertiría en pieza fundamental para incendiar Granada.
EL 17 de febrero, el General Santos Guardiola asume el Gobierno de Honduras, y el 1 de marzo, el Presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora Porras, lanza la Proclama llamando a las armas al pueblo costarricense, declarándole la guerra a los filibusteros de Walker, después que el Congreso le aprueba, y se enlistan cerca de 4,000 hombres.
Sin embargo, siguen llegando mercenarios y soldados de fortuna a Nicaragua para enrolarse en las filas filibusteras, entre ellos el General de origen cubano Domingo Goicouría, al mando de 250 hombres. Llega con la promesa de Walker de ayudarle más tarde a liberar Cuba de España.
Walker le declara la guerra a Costa Rica el 11 de marzo de 1856, y ordena la captura de todos los barcos que llegaran a El Realejo y también a atacar a Costa Rica. Por otro lado, Walker les plantea una alianza a los “Democráticos” y el 16 de marzo de 1856 les solicita una reunión y les ofrece trasladar el Gobierno a León.
Walker desconoce a Patricio Rivas
El 25 de marzo de 1856, Patricio Rivas traslada su Gobierno “Democrático” a la ciudad de León, y nombra Ministro de Relaciones Exteriores a Sebastián Salinas, Ministro de la Guerra a Máximo Jerez, y Ministro de Hacienda a Francisco Baca. José Marcoleta protesta en nombre de Nicaragua ante Washington por los continuos envíos de hombres armados que salen de puertos norteamericanos violando las Leyes y nadie los investiga.
Al rebelarse Patricio Rivas contra Walker, este lo desconoce y destituye el 20 de junio de 1856, y nombra a Fermín Ferrer, quien en sus 22 días de Gobierno se dedicó a convocar las Elecciones para el último domingo del mes de junio, saliendo electo Walker –según él—con el 70% de los votos. Ferrer legitimó aún más el Gobierno de Walker, quien se hizo nombrar Presidente, y tomó posesión el 12 de julio de 1856.
El 14 de julio decretó idiomas oficiales el inglés y el español, y el 22 de septiembre anuló todo acto de la Asamblea Federal Constituyente y del Congreso Federal, dejándolos sin ninguna aplicación en Nicaragua, y restablecía la esclavitud en el país. Entre otras cosas, legalizó la confiscación y venta de los bienes de los ausentes al mejor precio.
La guerra se generaliza en todo el país
La guerra estalló por los 4 puntos cardinales. En Somoto, el Chelón Valle derrota al ex General Legitimista Fernando Chamorro Alfaro, el cual se repliega al Valla de Matapalo, en donde se le unen tropas que eran perseguidos desde Chontales por el General cubano Domingo Goicouría.
Dos mil costarricenses llegan a Sapoá el 30 de abril, y el 5 de abril de 1856, 800 hombres al mando del General Mariano Paredes salen de Guatemala hacia Nicaragua. El 14 de mayo es recibido en Washington por el Secretario de Estado Marcy el embajador Agustín Vigil, reconociendo al Gobierno de Patricio Rivas. Un día después, el 15 de mayo muere víctima del cólera morbus, en Granada, James Walker, hermano de William Walker. El 17 de mayo el general Víctor Zavala, de Guatemala, amenaza con ahorcar a Patricio Rivas y su Gabinete si no cambia su actitud de apoyar a Walker.
Walker llega a León el 31 de mayo, y prolonga su estadía hasta el 11 de junio. El 9 de junio fracasa en un intento de asesinato contra Walker, planeado por Patricio Rivas, Máximo Jerez y Mariano Salazar. El 10 de junio Rivas convoca a Elecciones Generales por mandato de Walker. Al ocupar León las tropas de Walker y Patricio Rivas se traslada con su Gabinete a Chinandega.
Firman tratado contra Walker
El 17 de junio de 1856 don Gregorio Juárez Sacasa y Pedro Zeledón, firman en El Salvador un Tratado de Alianza con El Salvador y Guatemala, el cual permitía la entrada de los ejércitos centroamericanos a Nicaragua para combatir a Walker.
El 18 de junio el Cónsul norteamericano informa a su Gobierno, que más del 15% de la población costarricense había muerto a causa del cólera morbus. El 19 de junio al romper Patricio Rivas con Walker, los Gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, envían sus tropas en apoyo a Patricio Rivas y al pueblo de Nicaragua.
El 20 de junio Walker destituye a Patricio Rivas. Ese mismo día los Estados Unidos firman un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Walker. El 26 de junio el Gobierno de El Salvador envía 700 hombres a Nicaragua.
Walker toma posesión como presidente de Nicaragua
El 10 de junio de 1856 William Walker se hace elegir Presidente de Nicaragua, según información aparecida en su periódico “El Nicaragüense”. En la contienda electoral participaron 4 candidatos: William Walker obtuvo 15,853 votos; Fermín Ferrer 4,441; Mariano Salazar Montealegre 2,087; y Patricio Rivas 867 votos. Además de los votos de las tropas filibusteras a favor de Walker, algunos Historiadores afirman que hasta los muertos votaron. Walker toma posesión oficialmente el 12 de julio de 1856.
William Walker
El 18 de julio toda Centroamérica se une para enfrentar a Walker y firman una Alianza, y firman una alianza para unir a todo ejército y reconoce como Gobierno legítimo al de Patricio Rivas. Más tarde el 28 de julio, es nombrado Ramón Belloso Comandante y General de División de los Ejércitos Centroamericanos para expulsar a Walker.
Por otro lado, el Gobierno de los Estados Unidos reconoce el 19 de julio de 1856 como Presidente a William Walker. El 22 de julio Mr Appleton Oaksmith, va a Washington en representación de Walker, con el propósito de negociar un préstamo de 2 millones de dólares dando en garantía 2 millones 300 mil acres de tierra nicaragüense en la región de Matagalpa.
Grabado de la residencia de William Walker en Granada.
El 24 de julio Patricio Rivas destituye al cura filibustero Agustín Vigil como representante de Nicaragua en Washington, y nombra a Antonio José de Isisarri.
Nicaragua desconoce a John Wheeler
El 12 de agosto el Gobierno de Nicaragua, de Patricio Rivas, desconoce y pide el retiro del Embajador norteamericano John Wheeler por el descaro permanente de inmiscuirse en todos los asuntos internos del país. El 13 de agosto muere en Ocotal en donde tenía su Gobierno, el Presidente Legitimista José María Estrada.
John Hill Wheeler, el ministro Estadounidense en Nicaragua y amigo de los filibusteros.
El descontento era cada día mayor, Walker incluso organizó 2 fiestas en Granada para acercarse a los granadinos, una el 9 de agosto y muy pocos invitados llegaron, y otra el 30 del mismo mes, donde llegó un mayor número de granadinos, destacándose entre ellos doña Sabina Estrada de Selva, quien era abiertamente profilibustera y a quien Walker compensó nombrando a su hijo Pedro Higinio Secretario de su Legación en los Estados Unidos.
Firman pacto político nacional las fuerzas en luchas
El 12 de septiembre de 1856, tras una apelación a la concordia nacional de parte del cura Apolonio Orozco, se logra que los principales Jefes de las Fuerzas nicaragüenses en pugna, Máximo Jerez, Fernando Guzmán y Tomás Martínez, se reúnan para salvar Nicaragua y Centroamérica, amenazada por las fuerzas filibusteras de William Walker, y se acuerda que:
- Patricio Rivas, (Presidente Democrático) asumiría la Presidencia del país hasta la expulsión de los filibusteros y nombran a Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, Vicepresidente.
- Habrá una Amnistía general sobre lo pasado que hubieran hecho los Partidos y sus partidarios.
- Guatemala y El Salvador se constituyen garantes del cumplimiento de este pacto.
La batalla de San Jacinto
Ciento ochenta hombres, bajo el mando del periodista y filibustero Byron Cole y Willy Marschall, llegan a la Hacienda San Jacinto en busca de ganado y de suministros. Las tropas nicaragüenses estaban bajo el mando del Coronel José Dolores Estrada Vado, formada por 160 hombres, entre ellos 80 Indios flecheros matagalpinos.
Hacienda San Jacinto
Byron Cole es ejecutado por una patrulla después de ser capturado perdido en los llanos de Managua, el 16 de septiembre. La batalla de San Jacinto recobra mayor importancia por el impacto que tiene la muerte de Byron Cole en las fuerzas militares aliadas. Destacándose además del Coronel Estrada, el Sargento Andrés Castro.
Pintura de Andrés Castro durante la batalla de la Hacienda San Jacinto.
Tomada de internet
Desde la Batalla de San Jacinto, la Guerra Nacional tuvo otro auge, los aliados centroamericanos y las fuerzas nicaragüenses se unieron aún más y los filibusteros también. Las batallas fueron feroces.
El 11 y 12, William Walker ataca a los aliados en la ciudad de Masaya, en donde matan a 150 soldados de las tropas aliadas y dejan 150 heridos. El 13 de octubre el ejército aliado ataca Granada, y Walker los contraataca y desaloja la ciudad.
Coronel José Dolores Estrada
El 18 de octubre llega el sueco Charles Henningsen a Granada con armas y nuevos reclutas. Walker lo nombra General en Jefe de Artillería por haber sido oficial distinguido del Ejército Inglés y ayudante del líder Zumalacárregui, en España.
El 10 de noviembre los Coroneles filibusteros Hornsby y Sanders atacan al General Cañas, cerca de El Tránsito y Cañas los derrota; el 12 Walker contraataca y derrota a Cañas.
En la segunda batalla feroz, en Masaya, el 15 de noviembre de 1856, Walker ataca la ciudad, y los aliados que habían recibido 800 soldados de refuerzos guatemaltecos lo hacen retroceder y lo derrotan. Walker se dirige a Granada, la evacua y ordena al General Charles Henningsen, defenderla, y si pierde que la incendie.
Los 3 mil hombres de las fuerzas aliadas no pudieron evitar el incendio de Granada; los fusiles y armas de mayor poder los mantuvieron alejados de la ciudad, y cuando entraron ya las llamas la habían consumado. Al huir a Rivas, Henningsen dejó un rótulo que decía: “here was Granada”. Dos años después, el Comandante inglés, Bedford Pim visitó la ciudad y lo que vio lo describió de la siguiente manera: Ocho iglesias fueron destruidas; Jalteva, La Merced, La Parroquia, San Francisco, San Sebastián, Esquipulas, San Juan de Dios y Guadalupe. Es imposible caminar por Granada sin sentir un profundo dolor por su condición deplorable y un intenso deseo de ayudar a su resurrección.
Capitulación de Walker
“ Five or none” (cinco o ninguna), expresó en su momento William Walker, quien había nacido en Nashville, Tennesse, Estados Unidos, el 8 de mayo de 1824. Estudió Medicina en la Universidad de Filadelfia y ejerció el periodismo. Walker se apoderó de hecho de Nicaragua desde el 13 de octubre de 1855 cuando ataca Granada, hasta su expulsión y capitulación en mayo de 1857.
El Comandante Charles Henry Davis, de la corbeta norteamericana St Mary´s, anclada en San Juan del Sur, arregló y aceptó la rendición de Walker en Rivas para llevárselo de Nicaragua con los restos de su ejército. Davis quien era un abanderado racista, desde febrero del mismo año por órdenes del Comandante del Pacífico William Mervine, estaba interviniendo en Nicaragua con el objeto de proteger a los familiares norteamericanos involucrados con Walker.
Retirada de tropas filibusteras de Masaya, el 19 de noviembre del 1856.
Más tarde, Walker se rendiría el 8 de diciembre de 1857 ante el Comodoro Hiram Paulding. Sin embargo, en los años siguientes continuó sus intentos de regresar a Nicaragua, el último intento fue el 3 de septiembre de 1860, cuando fue capturado en Trujillo, Honduras, por el Capitán Norwell Salmon de la Armada Británica, quien lo entregó al Gobierno Hondureño quien lo enjuició, condenó y fusiló el 12 de septiembre del mismo año.
Durante el proceso del Consejo de Guerra a Walker, una vez dictada la sentencia, el Cónsul norteamericano, con intención de salvarle la vida, lo invitó a firmar un acta que proclamaba que era norteamericano, pero él se negó a firmarla manifestando que él era ciudadano nicaragüense, y que consideraba una traición renegar a su Patria en los momentos de desgracia. William Walker obligó y cambió a los nicaragüenses el rumbo de su historia.
Desde nuestra Conquista los nicaragüenses hemos estado marcados por la violencia, la barbarie y la guerra. La falta de institucionalidad, la falta de orden, la falta de autoridad, la falta de un Estado sólido, los abusos de poder y los ejércitos partidarios, familiares o de grupos han sido los mayores detonantes de nuestra permanente tragedia.
Todo lo anterior ha dividido y enlutado a nuestras familias y empobrecido a nuestro país. Hay que sacar buenas lecciones para, de una vez por todas, salir de la postración y desesperanza en que nos encontramos.
Hoy, a 163 años de la Guerra Nacional y toda la tragedia que ello significo para el pueblo nicaragüense, es lamentable y triste, que aún existan ciudadanos en nuestro país, que promuevan el odio, la barbarie y la guerra. Me parece totalmente absurdo, que aún existan malos hijos de la patria, que suplican por otra intervención militar para nuestra desventurada Nicaragua, sea norteamericana o de otra nacionalidad, es un acto condenable.
Fuentes: William Walker “El Predestinado”, del doctor Alejandro Bolaños Geyer; “Nicaragua en la Independencia”, de Chester Zelaya; “NICARAGUA, sus Gentes y Paisajes”, de E. Squier; Crónicas de Fernández y Oviedo; “Nicaragua de Océano a Océano”, de Ephraim George Squier; Revista de Geografía e Historia de Nicaragua, Tomo LVI y LXI; “Gobernantes de Nicaragua”, de Aldo Díaz Lacayo; “Nicaragua y su Historia”, de Marco A. Cardenal, Revista Nicaraocalli y el “Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua”.
Artículo publicado en agosto del 2006