Apuntes de historia de Diriá y Diriomo

Texto de
Mario Tapia
Miembro de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua (AGHN). 
Articulo publicado en Enero del 2000.

El 14 de abril de 1523, el Cacique Diriangén se encontró en la zona de Nochari con el conquistador Gil González, en donde el líder aborigen le entregó como regalo 500 gallopavos (chompipes) al español. Tres días después, el 17 del mismo mes. Diriangén le declaró la guerra. Es pues, desde el mismo momento del encontronazo de los «conquistadores» y los aborígenes nicaragüenses, que aparece el nombre de Diriá en la historia de Nicaragua.

Estamos seguros que los primeros fundadores de Diriá y Diriomo, centenares de años antes de la colonización, tuvieron el mismo origen. A lo mejor eran dos hermanos o grupos familiares (como lo siguen siendo ahora), los cuales habitaban a escasas cinco cuadras. No es que queramos fundirlos en un solo pueblo, porque creemos no agradaría a sus habitantes. Su desarrollo y necesidad algún día los unirá. Pero es evidente que tienen las mismas raíces y nos obliga a escribir sobre ambos como un solo pueblo, en una sola historia.

Hoy a Diriá y Diriomo los dividen litigios geográficos, políticos, e impositivos, entre ellos los derechos al cobro del impuesto de una gallera y una RAYA imaginaria que divide a los dos pueblos, incrementada por la construcción de la nueva carretera. «El alcalde del Diriá vive en Diriomo», asegura el edil de Diriomo, don Francisco Campos Carcache. «Esos terrenos en donde está la gallera han sido históricamente del Diriá, fueron en un tiempo del abuelo de mi esposo don Constantino Rivas. Si esto no fuera así, no hubiera corrido para alcalde don Denis Ortega», asegura la vice-alcaldesa doña Margarita Rivas.

La verdad es que si don Denis Ortega no vive en Diriomo, por lo menos es el guarda frontera del sur del Diriá, pues su casa está en la mera RAYA. En contraparte, los diriomeños junto a la Virgen de Candelaria hacen posta todos los primeros de febrero en la raya, como para recordar a los dirialeños sus dominios.

Imagen de la Virgen de Candelaria
Imagen de la Virgen de Candelaria.

Origenes del Diriá y Diriomo

Según testimonio escrito en las Crónicas de Indias del español Pedro Mártir de Angleria, se expresa textualmente lo siguiente:

«Habiéndoles llegado la fama de los nuestros, por deseo de verles mientras estaban por aquellos seis pueblos se les presentó otro cacique de más al Occidente que se llamaba Diriangén, acompañado de quinientos hombres y veinte mujeres, diez banderas y cinco trompeteros, que iban delante según usanza. Acercándose el cacique a Gil González, que le esperaban en un solio dispuesto con aparato regio, mandó tocar la trompeta, después callar e inclinar las banderas que iban delante».

«Cada uno de los hombres, traía, éste uno, aquél dos aves semejantes a los pavos, y no inferiores a ellos ni en lo grande ni el sabor: son los que crían en las casas como nosotros las GALLINAS. Hago una pequeña digresión con tu permiso. Repito muchas particularidades de éstas, y a un Esculapio como tú te propino uno medicina yo, inepto labriego, pues muchas de estas cosas te son muy conocidas, y en mis Décadas las he mencionado extensamente. Pero juzgando que esto puede llegar a manos de los hombres estudiosos, que no lo saben ni tú se lo has de explicar, lo repito para que por ti logren su deseo; no me acuses, pues, tú que has nacido para utilidad de muchos».

«Trajo este régulo Diriangén, por medio de sus criados, más de doscientas hachas de oro que cada una pesaba dieciocho pesos o algo más. Preguntado por los intérpretes que Gil tenía a su lado y entendían a los nuestros qué motivo le había inducido a venir, dicen que respondió que por lograr ver a la gente nueva que había oído andaba por aquellas regiones, y saber lo que deseaban de él, ofreciéndose a obedecerlos».

Encamación Mena encabeza un listado del inventario y alumnos de una de las primeras escuelas de Diriomo con fecha del 24 de abril de 1888, en el que también aparecen los nombres y apellidos de numerosas familias de Diriomo, como los Fernández, Ayala, Pavón y Quintanilla.
Encamación Mena encabeza un listado del inventario y alumnos de una de las primeras escuelas de Diriomo con fecha del 24 de abril de 1888, en el que también aparecen los nombres y apellidos de numerosas familias de Diriomo, como los Fernández, Ayala, Pavón y Quintanilla.

«Exponiendo las mismas razones que a los demás, les exhortaron a que se hicieran cristianos y aceptaran la obediencia del gran Rey de España. Respondió que le parecían bien ambas cosas, y prometió que a los tres días volvería a recibir órdenes de los nuestros. Y se marchó», termina narrando el cronista español Pedro Mártir de Angleria.

El cacique Diriangén regresó, no a los tres días, sino a los dos, pero para hacerles la guerra y tratar de sacarlos del país. Es pues Diriangén el primer nicaragüense y del Diriá, que se opuso a la conquista, esclavitud, explotación y robo de las riquezas del país.

Ningún historiador ha podido determinar el fin que tuvo el líder y símbolo de la rebeldía nicaragüense y héroe aborigen.

Estudiosos como el dirialeño Carlos Alemán Ocampo, sostiene que: «durante el intercambio de regalos el 14 de abril de 1523 entre Gil González y el Cacique Diriangén, este último recibió una chaqueta o suéter, el cual lo contagió de alguna enfermedad europea, que en ese momento los conquistadores portaban, y le provocó la muerte».

«Es de suponerse que si Diriangén tuvo la capacidad de regalarle 500 chompipes a Gil González, era porque nuestros aborígenes tenían una gran organización y desarrollo de la avicultura y la agricultura, capaz de sostener la alimentación de tantas aves y su población», señala Carlos Alemán Ocampo, hijo del Diriá.

De los tres municipios de Granada, Diriá y Diriomo son como uña y mugre, o como la familia, que aunque uno no quiera, familia es, pues las amistades se pueden escoger, la sangre no. A ellos los ha unido la historia, sus mujeres, hombres e hijos, sus tragedias y tradiciones. Hoy los separa una RAYA y los confronta los impuestos de una gallera.

En Diriá pareciera que el tiempo no ha transcurrido y durante sus fiestas patronales se reviven actos realizados sólo durante la época de las penitencias más fervientes del cristianismo en la Edad Media. En estas fiestas los promesantes de San Pedro se flagelan, golpean y producen heridas con «espadas» de madera en sus espaldas y sus rostros. Según ellos, es para pagar favores recibidos del hombre que tiene las llaves del cielo: San Pedro, y quien trastabilló antes de que le cantara tres veces el gallo (ave de combate de nombre Elector, según Chema Zavala) hace 2 mil años. Esta tradición de martirologio se mantiene hasta hoy en día, es digna de Ripley.

Original del recibo firmado por Don Rafael Saavedra, en el cual hace constar que recibió del inspector José del Carmen Mejía, diferentes "Mantillas de Lectura" para las de Diriomo en 1888.
Original del recibo firmado por Don Rafael Saavedra, en el cual hace constar que recibió del inspector José del Carmen Mejía, diferentes «Mantillas de Lectura» para las de Diriomo en 1888.

Diriá y Diriomo son dos pueblos antiguos que los habitaron y poblaron los Dirianes, uno de los dos grupos en que se dividían los Nequecheri; los otros fueron los Nagrandanos y estaban bajo el cacicazgo de Xalteva. Tanto los anteriores pueblos aborígenes como Santa Catarina, San Juan de los Platos, (San Juan de Oriente), Nindirí, Nandaime, Jinotepe, Diriamba, Masatepe, Jalata (hoy parte de Masatepe), Nandasmo, Niquinohomo y Managua, fueron encomienda de granadinos.

Sin embargo, existe documentación histórica recabada por don Carlos Cuadra Cea que señala que tanto Diriá como Diriomo fueron pueblos MANGUES y que pertenecieron al cacicazgo de Nindirí.

Pueblo e idioma muerto del cual sobreviven algunas palabras como Nuri (que significa gallina o pájaro), según investigaciones de don Carlos Mántica. Durante su visita pastoral, el obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz en 1751 sobre Diriá escribió: «Este pueblo tiene su situación en un llano algo montuoso y por titular a San Pedro; sus ejidos se extienden como media legua de Oriente a Poniente y poco más de Norte a Sur; en ellos solo se encuentran las chacras de los indios y una fuente de que toman agua». Lo anterior refleja que todavía doscientos veinticinco años después de la llegada de “conquistadores» los aborígenes vivían y eran mantenidos en barracones infrahumanos por los «encomenderos» granadinos.

Según relata Morel de Santa Cruz en 1739, un terremoto destruyó el pueblo y durante su visita de tres días: «prediqué tres veces, confesé y confirmé doscientas treinta y ocho personas. La procesión de penitencia se suspendió para hacerla en Diriomo por tener más vecindario y hallarse a distancia de cinco cuadras. En esta iglesia y en la de los trece pueblos, se nombró mayordomo interino de fábrica; y la devoción del Santísimo Rosario quedó entablada tres veces al día en sus casas, y de noche cantando por las calles», señala el obispo. De lo anterior, se deduce que los cantos que se realizan la noche del primero de febrero en Diriomo, hasta el amanecer del 2, día de la Virgen de Candelaria, es herencia de las ordenanzas de Morel de Santa Cruz, aunque hoy no sea la patrona del pueblo la Purísima Concepción de María, como lo era en 1751.

De la destrucción de la Iglesia el fraile señala: «No está consumada aunque sirve para los divinos oficios: solo tiene un altar sin ornato y a sus espaldas un callejoncito por sacristía. Los ornamentos que hay son pocos y casi inservibles: en efecto, todo respira indecencia y pobreza, lo mismo que sus moradores padecen», Morel de Santa Cruz pone de manifiesto la tragedia y miseria en que vivían los nicaragüenses en 1751.

La puerta del costado este de la Iglesia de San Pedro del Diriá, es toda una joya de la arquitectura colonial. Este año el templo cumple 350 de haber sido construido.
La puerta del costado este de la Iglesia de San Pedro del Diriá, es toda una joya de la arquitectura colonial. En enero de este año el templo cumplió 370 de haber sido construido.

En su testimonio sobre el Diriá sigue diciendo el Obispo Morel: «La administración corre a cargo de un clérigo, y la casa en que habita es de teja y tan deteriorada que unos puntales la sostienen; las demás son de paja y llega a ciento dieciséis: forman tres calles sin guardar orden: otras tantas familias las habitan y se componen de algunos ladinos y de doscientos ochenta y cinco indios, sin otros tantos que andan repartidos en las haciendas comarcanas, y todos pagan de tributo anual doscientos noventa y nueve pesos y cuatro reales y siete maravedices”. Lo anterior también testifica que a pesar de la miseria en que vivían sus habitantes los impuestos tributarios eran inevitables, una carga brutal.

La situación de los nicaragüenses, hoy en el año 2000, pareciera una clonación de esa crónica, en donde los empresarios extranjeros, nuevos «conquistadores», algunos funcionarios y políticos reciben los mayores beneficios y la mayoría de nicaragüenses son cada día más pobres.

Referente a Diriomo, en su visita apostólica, topográfica, histórica y estadística de todos los pueblos de Nicaragua hecha por el ilustrísimo señor Don Pedro Agustín Morel de Santa Cruz en 1751 y elevada al conocimiento de Su Majestad Católica, Femando VI, el 8 de septiembre  de 1752, señala textualmente: «Este pueblo tiene el mismo asiento, agua, chacras y ejidos que el antecedente y a la Purísima Concepción por su titular (hoy es la Virgen de Candelaria, no se sabe desde cuando). La iglesia padeció también ruina con el terremoto expresado: reedificóse con limosnas en el año de 1,744: es capaz, con su sacristía de teja. En el altar mayor hay retablo y alguna decencia, pero sin lucinamiento, por ser poca la luz que se dejaron a la capilla. La casa del cura es también de teja, las demás que son ciento cincuenta y nueve de paja».

Iglesia Parroquial de Diriomo, la cual se comenzó a construir en 1800 y terminó de construir en 1900.
Iglesia Parroquial de Diriomo, la cual se comenzó a construir en 1800 y terminó de construir en 1900.

Y agrega: «Las veintiuna de ladinos y el resto de los naturales. Las familias, ciento setenta y nueve y las personas de todas edades setecientas trece: el cura es clérigo, y su renta sin el servicio personal, importará al año quinientos dos pesos cuatro reales, y el tributo de los indios trescientos setenta y siete pesos y un real. Hay un Alcalde, Alguacil Mayor, dos Regidores y Fiscal: tres días me mantuve en este pueblo: prediqué tres sermones hubo algunas confesiones y comuniones y la procesión de penitencia, en que irían más de seiscientas cincuenta personas: las confirmadas llegaron a seiscientas once», finaliza en su informe el obispo Morel de Santa Cruz sobre Diriomo.

Tanto en Diriá como en Diriomo, sus jueces eran nombrados por los alcaldes de Granada, para que impartieran «justicia» a los ladinos, o sea, a los mestizos. Los indios no tenían derecho a nada.

En 1788, Ayssa propuso a la Capitanía General del Reino de Guatemala la creación del «Partido de Granada», con jurisdicción sobre los pueblos de Xalteva y sobre los pueblos de Diriá y Diriomo, pero la propuesta fue denegada.

Entre los años de 1523 y 1540, la población de Diriá y Diriomo fue exterminada por los «encomenderos» de Granada, quienes se enriquecieron con la exportación de los aborígenes a los merca dos de esclavos de Panamá, en donde eran vendidos a los mineros de Ecuador, Chile y Perú. Fue tal el exterminio que los «conquistadores» se vieron obligados a repoblar muchas zonas del país y principalmente Nequecheri (Nandaime, Diriá y Diriomo) con negros africanos traídos de la zona del Caribe. Debido a esto, tenemos «negritos» en Nandaime en el barrio El Barullo (para que trabajaran en el Valle Menier) y en la zona de Granada y Diriomo.

Según el fallecido historiador nicaragüense Luis Cuadra Cea y quien corrigiera al cronista español Gonzalo Fernández de Oviedo, sostiene en su obra que los «diriás» de los actuales departamentos de Masaya y Granada pertenecieron a las tribus MANGUES, cuyo reino y señorío tuvo como capital el pueblo de Nindirí y cuyo cacique era Tenderí, al tiempo de la conquista.

Pedro Jimenez y Roman de Cardenas los primeros encomenderos de Diriomo

En un acta de tributación suscrita el 3 de diciembre de 1548 por los magistrados de la Real Audiencia de Guatemala o de los Confines, en la ciudad de San Salvador aparece como encomendero español del «pueblo de Diriomo» Pedro Jiménez, residente en la ciudad de Granada, a quien debían entregarle anualmente: dos sementeras de maíz, de seis fanegas cada una; dos sementeras de frijoles, de una fanega cada una; dos fanegas del algodón y de su producto que le hagan sesenta mantas gordas (gruesas) del tamaño y manera acostumbradas; cuarenta carguillas de sal; dos celemines de cacao; y dos indios de servicio en los meses de Enero, Febrero, Diciembre y Marzo, para que les sirvan en sus casas; un quintal de cera, de jicote; ocho cántaros de miel y ninguna otra cosa más. Igual tributo recibía Román de Cárdenas, también vecino de Granada.

Es de imaginarse la «dulce vida» que se daban los «encomenderos» de Granada en esa época con semejantes y obligatorias encomiendas de nuestros aborígenes, algo parecido a los salarios y prebendas y tráfico de influencias que disfrutan muchos funcionarios y ministros de ahora.

Diriá significa en lengua mangue «colina» o «alturas». Para otros investigadores significa «valle en lo alto» o «cerrito», lo cual le dio a sus pobladores mangues el nombre de «Tribu de las colinas o alturas». Los conquistadores nombraron al Diriá «Valle de la Santísima Trinidad».

Un día después de ser encomendado Diriomo a Pedro Jiménez y Román de Cárdenas, Diriá fue entregado al «encomendero» español Francisco Romero, vecino de Granada. Con fecha del cuatro de diciembre de 1548, los oidores de la Real Audiencia de los Confines, reunidos en la ciudad de San Salvador, impusieron al pueblo del Diriá y a favor de su «encomendero» Francisco Romero, vecino de la ciudad de Granada, lo siguiente: dos sementeras de maíz, de cuatro fanegas cada una; dos sementeras de frijoles, de tres fanegas cada una; dos fanegas de Algodón y ochenta mantas corrientes tejidas; doce cántaros de miel de abejas; un quintal de cera; cinco docenas de GALLINAS de Castilla; y los viernes y sábados de cuaresma, dos indios para la pesca; cincuenta carguillas de sal y tres indios de servicio durante los meses de diciembre a marzo de cada año, para el servicio doméstico.

El Diriá y Diriomo de hoy

Lento pero seguro, estos dos pequeños pueblos han crecido y prosperado. Hoy Diriomo tiene más de 20 mil habitantes, 7 mil de ellos en el casco urbano y 13 mil en lo rural. Diriá: 6 mil habitantes; 2,654 en rural y 5,979 en lo urbano.

Diriá tiene en su municipio tres vertientes de agua: Río Limón, Río Chiquito y Las Pilas. Algunos viejos habitantes de estos pueblos aseguran que parte de su litigio también tiene raíces por la escasez de agua en tiempos pasados.

El pueblo de Diriá lo conforman 9 comarcas que son: Los Jirones, Pedro Joaquín Chamorro, Santa Elena, Palo Quemado, El Arroyo, Playa Verde, San Diego, Parte de Hoja Chigüe (Niquinohomo) y parte del Coyolar (Diriomo).

Por su parte, el pueblo de Diriomo no tiene ninguna vertiente de agua, más bien hoy en día se abastece de un pozo artesiano ubicado en el pueblo del Diriá. Sin embargo, el pueblo cuenta con el derecho de agua de la Laguna de Apoyo, asegura su alcalde Prof. Francisco Campos Carcache.

Construcción de la enramada preparándose para sus fiestas.
Construcción de la enramada preparándose para sus fiestas.

Las comarcas que pertenecen a Diriomo son las siguientes: Veracruz No. 1 y 2, La Concepción, El Coyolar, El Pencal, El Guapinol, El Rodeo, Monte Verde, San Diego, Caña de Castilla, El Guanacaste, Pochotillo, Palo Quemado, Santa Elena, San Antonio, Miravalle, Pila Veteada, La Fuente, Poste Rojo, La Granadilla, Los Jirones, El Arroyo.

En el Archivo Nacional y Colonial de la República, destruido por el terremoto de 1931, fue publicado en un documento de 1916 una lista de las primeras haciendas de la provincia de Granada; entre ellas aparece el sitio «El Arroyo» perteneciente a don Sebastián Zamora, del año de 1823, bajo la jurisdicción del Diriá.

Como puede apreciarse, los dos pueblos incluyen entre sus comarcas algunos mismos nombres, los cuales provoca hoy día mayor división y litigio geográfico.

La educación

Diriomo tiene actualmente 5,704 jóvenes en edad escolar y 92 centros de educación; en tanto Diriá tiene 1,907 estudiantes y nueve centros educativos en el área urbana. Diriá inauguró su primera escuela mixta el 7 de julio de 1897, siendo su primera directora la Srta. Leonor Rivas.

En Diriá existe también el centro de «Los hermanos cooperadores» y el Seminario Mayor de San Pedro con 32 seminaristas.

En 1751 Diriá tenía 117 casas, hoy tiene 757. Diriomo entonces tenía 159 casas y hoy 3,570. Diriá tiene 16 Kilómetros cuadrados y Diriomo 98. Diriomo cultiva 1675 manzanas y Diriá 562. Ambos cultivan arroz, frijoles, maíz y un poco de café Diriá. Diriomo está a 344 metros sobre el nivel del mar, el Diriá está más alto con 364 metros.

Diriá y Diriomo tienen mucho en común: sus familias, tradiciones, costumbres y trabajos, como sus famosos curanderos; por algo la gente los llama «Pueblos Brujos».

Sus tradiciones

«Los curanderos, fueron y son personas respetadas en Diriá», afirma Carlos Alemán Ocampo, dirialeño miembro de número de la Academia de la Lengua Española Nicaragüense. «Yo no creo en brujerías, pero los managuas sí», dice don Justo Reyes, diriomeño de nacimiento.

«Los curanderos de Diriá y Diriomo vienen hasta aquí a León a trabajar», señala el contador público y empresario leonés don Pablo Ocaña.

Y es que la «curandería» es parte de los ingresos diarios de numerosas familias del Diriá y Diriomo, incluso existen «corredores» en los parques y entradas de los dos pueblos, que se prestan y ganan por llevar a los pacientes a los brujos o curanderos, o sea, «enfermos» que buscan o quieren saber si su marido o su mujer los traiciona, o buscan cómo le saquen sus males o entierros provocadores de sus desgracias, o respuestas médicas a sus padecimientos, que según los mismos pacientes la medicina del Siglo XXI no les da respuesta.

«Soy hijo del Brujo Mayor de Diriomo, pero yo no uso la Brujería… en los gallos», nos expresa José Jesús Castellón, gallero e hijo del más famoso brujo de Diriomo, don Luis Castellón. En Diriá son famosos los «curanderos» Adelayda y Jacobo Guevara.

Sus fiestas

Las fiestas patronales del Diriá se celebran desde el 17 de junio en honor a San Pedro, «el hombre de las llaves». Sin embargo, el pueblo celebra popularmente las festividades en honor a San Sebastián el 19 y 21 de enero.

En Diriomo, hace 250 años -según el propio obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, la patrona de Diriomo era la Concepción de María; hoy es la Virgen de Candelaria que se celebra el 2 de febrero.

La virgen de  Candelaria de Diriomo
La virgen de Candelaria de Diriomo.

«Nos hemos preparado desde el 2 de febrero del año pasado para estas fiestas. Comienzan las actividades desde el 9 de enero con la parada de la enramada. El 24 de enero es la buñuelada (postre de yuca y miel). En los meses de agosto y septiembre se invita a la población a participar en la celebración de la Virgen de Candelaria, enviándoles rosquillas que sirven como tarjeta de invitación y solicitud para su contribución», nos informa don Alejandro Mora Mendoza, quien en unión de sus hijos continúa una tradición familiar comenzada por su esposa doña Maura Marcela Arias, quien fue mayordoma en los años 1972,83, 89, 93, 98, y ahora en el 2000 su esposo y todos sus hijos, como promesa por favores recibidos de la Virgen de Candelaria en su larga enfermedad de diabetes. Doña Maura murió hace varios años.

La Virgen de Candelaria es una de las imágenes más antiguas del arte religioso de Nicaragua, igual que la de San Pedro del Diriá. La Iglesia de San Pedro del Diriá está cumpliendo este año 350 de haber sido construida. Es de por sí, una joya de la arquitectura colonial. En tanto, la iglesia de Diriomo se comenzó a construir en 1799 y su primera piedra fue colocada por Fray Antonio de la Huerta; fue inaugurada el 1 de enero de 1900, o sea que su construcción terminó cien años después.

Iglesia de Diría construida en 1650
Iglesia de Diría construida en 1650.

Este año la Fiesta de Candelaria estuvo igual que siempre, bien concurrida y participativa. Durante la alborada del 1 de febrero la Virgen de Candelaria recorrió las calles del pueblo y los diriomeños solicitaron centenares de favores a la imagen. La familia Mora Arias, mayordomos de la fiesta, quemó y jugó 160 toros de pólvora (encohetados). Luego de ser vestida La Virgen, desde la iglesia parroquial la imagen fue llevada a casa de don Alejandro Mora González, en donde desde tempranas horas de la mañana la música y bailes alegraron la calle, lo mismo que enramadas llenas de frutas y adornos.

La casa de los Mora Arias, mayordomos de las festividades de la Virgen de Candelaria, se vistió de gala para recibir a la imagen.
La casa de los Mora Arias, mayordomos de las festividades de la Virgen de Candelaria, se vistió de gala para recibir a la imagen.

Sus familias

Como los Dirialeños, Diriomeños y Nandaimeños, se sienten tan granadinos como los «sultanecos», e incluso muchos hasta de la alta alcurnia. Queremos publicar el Acta Notarial que levantó y autorizó en la ciudad de Coatega o Zoatega, en la región aborigen del actual departamento de Chinandega, el Escribano o Notario de la expedición del Capitán Hernández Córdoba, Don Luis de los Ríos, con fecha del 1 de mayo de 1524. Señala la lista en forma íntegra de los primeros españoles llegados con Francisco Hernández; ellos son: Francisco Hernández de Córdoba, Sebastián Pérez, Alonso Téllez, Alonso de la Puente, Hernando de Soto, Toribio Montañez, Hernán Ponce de León, Juan Alonso Palomino. Diego de Texerina, Alonso de Fuentes, Sebastián de Benalcázar, Juan de Quiñonez. Pedro Ververón Luis Hernández Herrero., Diego de Castañeda, Alonso de las Fuentes, Juan de Salinas, Bartolomé Monge, Rodrigo Lozano, Alonso de Barea, Fernando de Millán, Alvaro Quiroz, Francisco Fernández, Alonso de Utrera, Santiago García y Baltazar de Herrera.

Francisco López, Cristóbal Toledo, Melchor de Herrera, Francisco de Carvajal, Alonso de Luque, Luis de la Rocha, Pedro Cardeñosa, Luis de los RÍOS, Juan de Barrientos, Alonso de Valle, Juan de Castañeda, Alonso Perez, Antonio Velasquez, Juan de Zaz, Fernando Ponce, Francisco de Arnaz, Diego F. Galeano, Juan Astero, Andrés de Segovia, Diego Núñez y Cristóbal García, Antonio de Arcos.

Juan del Castillo, Francisco de Avila, Francisco de Arcos, Pedro Sánchez, Min de Torrez, Diego de Ayón, Juan de Osorno, Juan de Heulva, Fernando Beltrán, Alonso Cáceres, Diego de Galeano, Juan del Castillo, Francisco de Avila, Alonso Rodríguez, Baltazar Vázquez, Cristóbal Quintero, Andrés Caballero, Francisco de Triana, Juan Portuguez, Jerónimo de Rivas, Juan de Padilla y Gonzaliañez (Gonzalo Anéz) Pedro de Anadel.

Entre bailes y Marimbas
Entre bailes y Marimbas.

San Juan de Salinas, Juan del Hierro, Bautista Genovéz, Francisco Mejía, Francisco Rodríguez Arielés, Alonso de la Vuelta, Gonzalo de Rivera, Gómez de Campo, Diego Marquéz o Márquez, Pbro. Juan de Agüero, Andrés Muñoz, Gregorio Sastrel, Juan Esteban, Francisco López, Francisco Beltrán, Alonso Ruiz, Rodrigo de la Calle, Nicolás Núñez, Tomás Quintero, Diego Daza, Juan de Rivas y Juan López.

Pedro de Atienza, Domingo de Azpetia, Juan Roldán, Alonso Méndez, Francisco de Avalos, Francisco Guerrero, Gonzalo Borrego, Domingo de Rápela, Juan de Talavera, Francisco de la Fuente, Diego Arias, Pedro García, Ruy Díaz, Miguel Rodrigo Babero, Francisco de Trigueros, Francisco García de Badajoz, Juan Dodríguez Chamorro (el primer Chamorro que vino a Nicaragua aunque sea por el lado materno), Juan de Aster o Astero, Nicolás Griego, Asencio Min, Juan Lozano, Mateo Sánchez y Jaime Fornel.

De todos estos españoles, muchos de ellos vivieron en León y Granada y luego se fueron a nuevas «conquistas» como: Sebastián Benalcázar (conquistador de Colombia y Ecuador), Hernán Ponce de León Gobernador de Florida y tantos otros que partieron para no volver, y otros que llegaron y que dieron origen a los apellidos y nuevas familias nicaragüenses.

«Los Ocampo son de las familias más antiguas de Granada», afirma Carlos Alemán Ocampo, granadino del Diriá (que no usa caites, ni se para en las esquinas). La verdad es que, ni los apellidos indígenas subsisten, ni muchos de los llegados con los primeros españoles. Hoy las familias del Diriá son: Sándigo, Pérez, Zuñiga, Ruiz, Ortega, Alemán, Arévalo, Delgado, Rivas, Echaverry y Cabistán.

En tanto en Diriomo, las familias fundadoras según el edil Don Francisco Campos Carcache son: Los López, González, Fernández, Pavón, Regalado, Tinoco, Vasconcelo, Rugama, Meneses, Mena, Salinas, Acevedo, Reyes, Flores, Jirón, Barrios y Ocampo.

Tanto en Diriá, como en Diriomo los apellidos indígenas de origen Chorotega como: ñamendi, ñorionga, ñurinda, namoyuri, potosme, putoy, suce, ambota, canda y jalina, no existen. Pero sí subsisten en pueblos de Masaya como Monimbó, Niquinohomo, Masatepe, Nindirí, San Juan de los Platos, Catarina y Nandasmo, así también existen apellidos de origen Náhuatl, como Nicaragua, Ochomogo y Tola.

 Sus personajes

Diría y Diriomo han dado a Nicaragua hijos destacados, entre ellos pueden mencionarse los siguientes del Diría: Monseñor Abel Ruiz Castillo, los sacerdotes Vicente Espinosa Alonso, Ángel Remigio Ulloa, Otilio Espinosa y Fray Roberto Fernández Bermúdez, los médicos Manuel Rivas Aguilar, José Sándigo Ruiz, Alejandro Rivas, Isaías Sándigo Ortega, Ever Rivas Cuadra, Francisco Delgado, Dámaso Rivas y José Esteban Delgado.

Los bailes no faltaron en la celebración de la Virgen de Candelaria.
Los bailes no faltaron en la celebración de la Virgen de Candelaria.

«El personaje más destacado del Diriá, después de Diriangén, es Carlos Alemán Ocampo. Se destaca también el escultor don Nazario Franco», nos dice la Vicealcaldesa Sra. Margarita Echaverry.

Ocampo es escritor y miembro de la Academia de Lengua Española Nicaragüense y fue seleccionado como uno de los hombres notables del siglo del departamento de Granada.

Alejandro Sandigo: otro personaje popular

Con música de chicheros, bailando sus cargadores son de toro, fue enterrado el pasado 31 de enero otro de los personajes del Diriá y de festividades de San Pedro, gallero y buen amigo don Alejandro Jesús Sándigo Pérez, quien mereció de la población la distinción de ser cubiertos sus restos y ataúd con la «capa» de San Pedro, sombrero y espadas sujetos al mismo. Alejandro fué durante muchos años el encargado de la custodia y mantenimiento de las actividades de las fiestas de San Pedro del Diriá.

Alejandro Sándigo fue enterrado con música de sones de toros. Sus amigos lanzaron morteros al cielo, como avisándole a San Pedro de la llegada de Alejandro.
Alejandro Sándigo fue enterrado con música de sones de toros. Sus amigos lanzaron morteros al cielo, como avisándole a San Pedro de la llegada de Alejandro.

Por otro lado, se destacan en Diriomo: don Pancho Carcache (quien fué Ministro de Gobernación), José Joaquín Morales (historiador), Doña Madelina Fernández (hija dilecta de Diriomo), Monseñor Rafael Angel Reyes, el Lic. Alejandro Morales Suárez y Denis Blanco (poeta).

Por otro lado, la Comisión 2000 y Panchito Mayorga seleccionaron al edil actual don Francisco Campos Carcache como uno de los hombres notables del siglo del departamento de Granada.

El feretro de Alejandro Sandigo Entrando a la parroquia San Pedro
El feretro de Alejandro Sandigo entrando a la parroquia San Pedro.

Pedro Arauz «Federico” 

«Hubo hombres en el Frente Sandinista que se destacaron, que trabajaron y tuvieron una gran mística. Pedro Aráuz Palacios (diriomeño), fue uno de ellos, incansable trabajador, organizador de la lucha sandinista que siempre tuvo fe en el triunfo de la Revolución.

Cuando mataron en Nandaime a Ricardo Morales, Oscar Turcios, Jonathan González y Juan José Quezada, Pedro quedó solo dirigiendo al Frente Sandinista en las ciudades. Fue tenaz trabajador de la causa», afirma y recuerda el Comandante Sandinista Henry Ruiz Hernández (Modesto), quien conoció a Pedro en México e ingresó a Nicaragua por un punto ciego durante los años de lucha contra la dictadura de Somoza en clandestinidad.

Pedro Arauz Palacio  muerto en combate el 17 de octubre de 1977 en un retén en Tipitapa a manos de la Guardia Nacional.
Pedro Arauz Palacio muerto en combate el 17 de octubre de 1977 en un retén en Tipitapa a manos de la Guardia Nacional.

Su padre Don Augusto Aráuz, granadino de nacimiento asegura de su hijo: «Pedro fue gallo fino… y sino porrón que se hizo bueno».

«Nunca les inculqué ninguna política a mis hijos más que la de ser trabajadores y honrados. Me siento orgulloso de Pedro al igual que de todos mis hijos. Somoza cuando me encontraba me preguntaba: ¿cómo está el «tigre»? y cuando me lo mataron me lo entregó el mismo día y exclamó ¡qué lástima! Creo que Somoza era admirador de la tenacidad y sagacidad de Pedro Aráuz. El salió luchador, como su bisabuelo don Cornelio Aráuz Blandón, combatiente de Zelaya que implantó la bandera de Nicaragua en territorio hondureño durante aquella guerra», expresa orgulloso Don Augusto Aráuz.

No sabemos hasta cuándo estas pequeñas contradicciones geográficas y políticas dividirán a los pueblos del Diriá y Diriomo.

Lo que sí sabemos es que tienen el mismo pasado, la misma historia y que lo último que nos queda es pedirle a San Pedro y a la Virgen de Candelaria, y a sus más famosos «Brujos» (los Castellón y los Guevara), que hagan algo para terminar de una vez por todas con la división de los mismos y unirlos para el desarrollo y el bien de los habitantes de estos dos preciosos y pintorescos pueblos granadinos.

La revista Gente de Gallos así lo desea.

Fuentes: Crónicas de Indias, Fray Pedro Agustín de Morel de Santa Cruz, Alcaldía de Diriomo, Don Carlos Cuadra Cea. Monografía de Julián N. Guerrero y el cronista español Pedro Mártir de Angleria./Carlos Mántica