Mosaico antiguo de peleas de gallos en Pompeya.
Mario Tapia
Miembro de la Academia de
Geografìa e Historia de Nicaragua (AGHN).
Después de Dios, si a alguien debemos agradecer los galleros es al profeta Noé, quien le dio cabida en su maravillosa barca al gallo y la gallina de combate entre sus miles de seres vivos que salvó del “diluvio” exterminador, él, su mujer, hijos y nueras.
Pablo Picasso – The Rooster
Por su arrogancia y energía, me imagino que el gallo de combate debió ser uno de los primeros en desembarcar el |7 del mes séptimo, luego que la “barca” del profeta quedara varada sobre el monte Ararat en Armenia. Está comprobado que el origen del gallo de combate surgió en el lugar conocido como Media, país áspero, frio y montañoso del Asia Menor cerca de Babilonia. La palabra gallo, proviene del latín gallus. Miles de años antes de nuestra era ya se realizaban la crianza, reproducción y distracción de los gallos de pelea. Sin embargo en tiempos pasados tuvieron orígenes en dos raíces principales que son el gallus Vankiva y del gallus Sonneratti ambos del Asia Menor, llamado este último comúnmente en la India Katukoli.
La pasión por los gallos también es de las mujeres.
Si pudiéramos retroceder el tiempo e imprimir imagines, tuviéramos en primer plano a Adán y Eva observando y azuzando apasionadamente a sus gallos como pasatiempo predilecto, sobre todo si pensamos que esos primeros años de la vida, no había televisión por cable, radio, cine, carros, motos, aviones, juegos electrónicos y mucho menos internet.
Los recordados galleros Doña Ameriquita Algaba y Pedro Denis Morales.
En la era moderna se conocen aún, algunas razas salvajes, pero se estima como superior y excelente entre los mejores, el gallo Assil que todavía se encuentran en la Isla de Java, en Asia.
Gallo salvaje Bankiva
El gallo ha estado vivo y presente en toda la historia de la humanidad, ya sea un ave que espanta los males como en Irán, ave sagrada en el código Mamú de la India, modelo e inspiración de Artistas y colección de Arte en los museos de Turín, Génova, Venecia, New York, Madrid, Louvre en Paris o en Grecia en la cimera de Minerva, al lado de los dioses Marte o Mercurio, en millones de monedas, en escudos, así como está presente en el cristianismo entre San Pedro y Jesucristo.
General Griego Temístocles
Fueron generales griegos Temístocles, quien antes de la batalla de “Salamina”, presenciando un combate de peleas de gallos en una plaza de Atenas, en su alocución al pueblo y aludiendo al valor de sus ciudadanos, preguntó si estaban dispuestos a defender la libertad de la patria, así como morían las aves por el placer de vencer.
Eran lógicos esos llamados del general Temístocles de morir o vencer en esos tiempos, cuando no existía la bomba atómica, misiles, pájaros negros, armas biológicas, rayos láser, botones rojos e interferencias telefónicas. La lucha era de inteligencia, habilidad y fuerza como la de los “gladiadores emplumados”.
Los griegos no solo expandieron la pasión por los gallos en todos sus dominios, sino también obligaron a sus ciudadanos jóvenes a ver por lo menos una pelea de gallos al año, para aprender de las aves su moral de combate.
Fue así cómo llego la pelea de gallos a Francia, Roma, Pompeya, Inglaterra y España. Cuando los conquistadores desembarcaron en América, muchos de ellos trajeron sus gallos de combate debajo del brazo. Se dice que el conquistador Hernán Cortés cuando llego a México, entre las primeras cosas que hizo fue construir su gallinero para criar sus gallos de pelea. No en balde México es la cuna del deporte de los gallos.
General Antonio López de Santa Ana
Pancho Villa y su gallo.
Vicente Fernández y su gallo.
Dr. Edsel Bixler, historiador y gran gallero mexicano.
Lo mismo hicieron los jefes de los Virreinatos del Perú, donde doña Inés de Suarez apasionada de las aves se dedicó a criar gallos de pelea según escritos históricos de la colonia. Doña Inés, posteriormente como compañera de vida de don Pedro de Valdivia, fundador de Santiago de chile, siguió promoviendo las peleas de gallos, donde se juegan hasta hoy. ¿Entonces porque vamos a asombrarnos que la preciosa Miss Estelí, Izayana Margarita Mejía Ramírez este imantada de los gallos? La “biografía de Cleopatra” de Oscar Von Wertheimer, en unas de sus partes narra que uno de los pasatiempos en Alejandría de la “bella” y el romano Marco Antonio, eran las peleas de gallos y codornices. En estos años la vida transcurría entre el amor, guerra y las peleas de gallos.
Busto de Cleopatra.
Isayana Mejia, Miss Estelí 1998.
En Nicaragua ocurrió lo mismo desde la colonia, por eso nuestros antepasados fueron apasionados galleros desde nuestro primer Jefe de Estado Juan Arguello y los Presidentes como: El General José Santos Zelaya, Tomas Martínez, Fernando Guzmán, Pedro Joaquín Chamorro y José María Moncada Tapia.
Presidente José Santo Zelaya.
Pero no solo estos gobernantes nicaragüenses han sido galleros, también lo fueron gobernantes estadounidenses y mexicanos como: George Washington, Andrew Jackson y Abraham Lincoln, de quien se dice que le gustaba fungir como Juez de Arena.
Presidente Abraham Lincoln
Presidente Andrew Jackson
A quien se considera un gran criador y gallero fue sin lugar a dudas al Presidente Andrew Jackson quien siguió siendo gallero durante su estadía en la Casa Blanca. En toda América se considera al General mexicano Antonio López de Santa Ana y al norteamericano Nick Arlington, como los más celebres deportistas galleros de todos los tiempos.
Pelea de gallos en la ciudad de León a principios del siglo XX.
Los gallos llegados a América Latina tienen origen español y como raíz el Gallus VANKIVA, los gallos norteamericanos tienen origen inglés o irlandés y todas las razas norteamericanas han recibido el nombre de sus criadores quienes las han mejorado de acuerdo a sus requerimientos de lucha o corte.
Una pelea de gallos en Chontales, Nicaragua. En la gráfica Humberto Tapia y Chango Lumbí, levantan a sus gallos.
Al entrar al tercer milenio, las peleas de gallos son tan apasionadas como cuando Adán y Eva, Cleopatra y Marco Antonio, Doña Inés y Pedro de Valdivia; tan vivas y lejanas como en el olvidado MACONDO del Nobel y recordado Gabriel García Márquez.
Una pelea de gallos en el desaparecido Coliseo de Los Altos de Masaya.