Historia de Matiguás

Texto y fotos de Mario Tapia
Miembro de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua

Matiguás es un pueblo relativamente nuevo que se vino formando con el trabajo de campesinos y grandes hacendados que llegaron a lo largo de los últimos 150 años. El informe del Obispo de la Diócesis de Nicaragua, Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, escrito en el año 1751 y elevado al conocimiento de S. M. Católica Fernando VI, el 8 de septiembre de 1752, no recoge ni expresa nada sobre la existencia de algún pueblo llamado Matiguás, en esa época.

Los registros parroquiales del final del período colonial de Nicaragua (1773-1821), tampoco recoge referencia alguna sobre población o mención de ningún pueblo llamado Matiguás, entre los pueblos que integraban el distrito de Matagalpa. En ese período, según el libro “La población de Nicaragua 1748-1867”, de la misionera española Mercedes Mauleón Isla (Bilbao, España, 1920-2005) y publicado en Nicaragua en el 2008, aparecen registrados solamente los pueblos “Matagalpa, Teustepe, Palacagüina, Sébaco, San Ramón, Jinotega, Boaco y Muy Muy”.

Lo más seguro, es que el pueblo de Matiguás se fue formando con hombres y mujeres que buscaban nuevos horizontes en sus fértiles tierras en los últimos 150 años.

¿Qué significa Matiguás?

Según el doctor Jaime Íncer Barquero, Matis-wás o Matiguás en lengua Sumo (Mayagna) significa: “Río de las ratas”.

La historia escrita de Matiguás se incendió en el 79

La historia es una y no se puede inventar. El 24 de junio de 1979, durante la guerra insurreccional sandinista contra la dictadura de Somoza, los archivos y registros del municipio de Matiguás se quemaron durante los combates y toma del pueblo, y mucha de su historia se convirtió en cenizas, hoy la memoria oral se está extinguiendo, pero aún recoge algunos nombres de sus primeros pobladores esparcidos en toda la geografía de Matiguás, como don Rafael Blandón, quien cuentan que llegó de Jinotega entre (1850 – 1860), fundando las haciendas Bul Bul y La Estrella; Cesáreo y Diego Rizo, llegados también de Jinotega en el mismo decenio, fundaron las haciendas Minervas y Tierra Blanca. El conservador hondureño Domingo Portillo, periodista y maestro, fundó la hacienda de café Las Mercedes (La Misión) y se dice que contribuyó mucho al desarrollo del pueblo; don Benjamín Soza, llegó de León 1900 y fundó las haciendas El Cangrejal y la Sultana; don Daniel Calero, llegó del Valle de Cumaica, comarca de Esquipulas, Matagalpa y fundó una finca en Bilwas; don Joaquín Reyes, llegó de Matiguás y quien, con gran empeño, llegó a ser uno de los hacendados más ricos de la región.


En esta gráfica facilitada por Juan José Castro, se imprime la primera visita a Matiguás del fraile franciscano Monseñor Julián Barni, en los años 60 del siglo pasado.

Matiguás: pueblo aislado

El Río Grande de Matagalpa aisló durante mucho tiempo a Matiguás de Muy Muy y del resto del país. Sus primeros habitantes pasaron mucho tiempo aislados por falta de caminos, y fue hasta que en 1915 el coronel exiliado conservador hondureño, Domingo Portillo Laínez, llegó a Matiguás, “denunció un sitio” y ahí fundó la finca “Las Mercedes”, en honor de su esposa Matagalpina, doña Mercedes Aráuz Cantarero. En 1918, Domingo Portillo Laínez, ya era senador conservador del gobierno de Emiliano Chamorro Vargas, e introdujo una moción ante el Congreso de la República para que Matiguás fuera declarado municipio y dejara de pertenecer a la jurisdicción de Muy Muy (según la memoria oral de algunos matiguaseños).

Otros hacendados fuertes en el pueblo fueron Abel Flores, Alfredo Herrera, Joaquín Reyes y Domingo Calero.

Paso Real

Cerca de Matiguás, sobre el río Grande de Matagalpa, está el sitio llamado “Paso Real”, que sirvió de frontera imaginaria entre el dominio y presencia de los colonos y mestizos españoles y las tribus nómadas zambos, sumos, ulvas de la Costa Caribe. Estos cruzaban de un lado a otro en pipante y hacían trueques con los ladinos del lado oeste.

Primera referencia de Matiguás

El 16 de julio de 1924, Matiguás aparece mencionado como Cantón en el Decreto Nº. 7 que establece las inscripciones de los ciudadanos en el Distrito de Muy Muy, en las cuales aparecen los nombres de los pueblos Muy Muy, Guiligua, La Sebadilla, Saiz, Urbano Esquipulas, El Gorrión, San Dionisio y MATIGUÁS. Este Decreto fue aprobado el 3 de julio de 1924 y publicado en La Gaceta; Diario Oficial Nº. 159 del 16 de julio del mismo año.

EL valle de Matiguás se convierte en pueblo

El 2 de junio de 1926, el Congreso de la República de Nicaragua aprobó el Decreto que erigió en Pueblo al Valle de Matiguás. Asimismo, ordenó la elección de las autoridades municipales correspondientes, bajo la supervisión y escrutinio del Jefe Político. Además, el Decreto orientó darles posesión el día 1º de enero de 1927, fecha que empezó a surtir todos sus efectos de la Ley.

Matiguás eregida en ciudad

Fue hasta el 11 de marzo del año 1999, que el Decreto Legislativo Nº. 2151, publicado en La Gaceta, Diario Oficial Nº.63 del 7 de abril del mismo año, otorgó la categoría de ciudad al Pueblo de Matiguás del departamento de Matagalpa.

¿Dónde queda Matiguás?

Matiguás es Municipio del Departamento de Matagalpa. Está ubicado en el mero corazón de Nicaragua, a 85º 27´ de latitud norte y 12º 50´ de longitud oeste. Limita al norte con El Tuma-La Dalia y Rancho Grande; al Sur con los municipios de Camoapa y Boaco; al Oeste limita con San Ramón y Muy Muy y al Este con Río Blanco y Paiwas (de la RACS). Tiene una extensión territorial de 1532.25 km2. Su cabecera municipal está ubicada a 164 Km., de Managua. Tiene una población total de 45,565. El municipio se encuentra a una altura entre los 200 y 900 metros sobre el nivel del mar.

Moncada en Matiguás durante la revolución liberal

Durante la revolución liberal iniciada en 1926, encabezada por el general José María Moncada Tapia, este pernocto y mantuvo su puesto de mando militar durante tres meses en Matiguás. Aquí fue donde Moncada conoció a su tercera esposa, doña Josefa (“Chepita”) Reyes.

Según una investigación y análisis publicado por el comisionado y representante especial en Nicaragua del presidente Calvin Coolidge de los Estados Unidos, Henry L. Stimson, su misión consistió en mediatizar el triunfo arrollador del proscrito partido liberal sobre las fuerzas conservadoras de Adolfo Díaz, a finales de 1926. Díaz ya era protegido de los Estados Unidos, y quien había solicitado la intervención norteamericana en nuestro país. En el análisis mencionado, se afirma lo siguiente:

“Como resultado de este trabajo, gradualmente se me hizo evidente la siguiente conclusión: Primero, respecto a la situación militar y el comportamiento de la guerra. El grueso de los ejércitos del gobierno y de los revolucionarios está confrontándose en la selva, región montañosa cerca de Muy Muy, entre cincuenta y setenta y cinco millas al Noreste de Managua. Al momento de salir de New York, despachos cablegráficos habían reportado importantes victorias de las fuerzas del gobierno sobre las revolucionarias. Pronto encontré, sin embargo, que estos reportes habían sido grandemente exagerados y que, aunque él ejército gubernamental aparentemente había rechazado a sus oponentes, estos no estaban desorganizados y bajo su hábil jefe, Moncada, pronto aparecieron de nuevo en el flanco de sus enemigos en Boaco, considerablemente más cerca de Managua.


El general José María Moncada Tapia, partió de Matiguás, pasó por Boaco, antes de reunirse con Henry Lewis Stimson, representante especial en Nicaragua del Presidente Calvin Coolidge. En la gráfica, el general Moncada flanqueado por dos altos oficiales norteamericanos, el 4 de mayo de 1927, en el llamado “Pacto del Espino Negro”, en Tipitapa.

“Comandos gubernamentales ocupaban todas las ciudades principales y pueblos a lo largo de la vía férrea, y ocasionalmente estas guarniciones eran atacadas o amenazadas por pequeños grupos de rebeldes que operaban independientemente. Algunos de estos grupos manifestaban ser liberales, actuando en coordinación con Moncada; otros eran meras guerrillas o bandoleros que aprovechaban la guerra para hacer presa del país. Uno de los primeros grupos, bajo un jefe de nombre Parajón había atacado la ciudad de Chinandega un par de meses antes de mi llegada, y fue posteriormente desalojado por las fuerzas gubernamentales después de sangrientos y desesperados combates. Pero en el curso de los combates una gran parte de la ciudad había sido destruida por incendio.”

En una carta de Stimson y fechada el 4 de mayo de 1927, escribe: “?Poco después, Moncada se regresó a su campamento y en unos días me informó por escrito que había sido investido por su ejército de plenos poderes para concluir nuestras negociaciones…”

En otra carta de Stimson con fecha del 11 de mayo de 1927, expresa que el general Moncada le aseguró: “?Los liberales no creemos que el gobierno de los Estados Unidos no cumplirá la promesa que nos ha hecho a través del Representante Personal del Presidente Coolidge? Entonces se regresó a su ejército y, al día siguiente, recibí un telegrama firmado por él y por sus comandantes, excepto (Augusto C.) Sandino, aceptando deponer sus armas y pidiendo que fuerzas estadounidenses fueran enviadas inmediatamente a recibirlas y “garantizar el orden, la libertad y la propiedad. Así se hizo?“, señala Stimson.


En 1998, el Huracán Mitch dejó grandes pérdidas en vidas humanas y daños materiales, siendo afectada mayoritariamente la red vial, principalmente los puentes. Después que fuese destruido el puente Paso Real, el gobierno de Nicaragua construyó un puente provisional tipo Bailey, de 80m de longitud y 3.1m de ancho, apoyado sobre pilares de contenedores. Actualmente, por su estrechez, este puente representa un cuello de botella para una circulación vehicular segura y fluida.

Sandino en la hacienda «Las Mercedes» de Matiguás

En una entrevista realizada siete años después de la revolución liberal, por José Román al general Augusto C. Sandino, el 7 de marzo de 1933 y publicada en su libro “Maldito País”, el general Sandino afirma y narra haber estado y combatido a las fuerzas conservadoras de Adolfo Díaz, en la hacienda Las Mercedes, de Matiguás. Esta entrevista la publicamos textualmente:

Martes 7 de marzo de 1933, 2 p.m.

Nos hemos instalado confortablemente para el trabajo del día, el general en su hamaca, y yo en mi mesita con mis útiles de escritorio.

Bueno. ¿Por dónde quedamos?

General, en que de Ciudad del Cabo usted se fue a Puerto Cabezas y nueve días después se presentó ante el doctor Sacasa pidiéndole armas.


El general Augusto C. Sandino, en su mula, en San Rafael del Norte, Jinotega.

Ya recuerdo. Bien, pues el ministro de la guerra del doctor Sacasa era el general José María Moncada, un ex conservador, que quería mantener un control absoluto. Aunque hubo muchos dispuestos a irse a las Segovias conmigo, Moncada me negó las armas que tanto necesitábamos. Como los norteamericanos declararon a Puerto Cabezas “zona neutral”, el gobierno de Sacasa tuvo que moverse a Prinzapolka. En Puerto Cabezas quedaron rifles y ametralladoras escondidas para que no las capturaran los marinos. Estas armas me fueron “entregadas” secretamente por unas prostitutas de esa ciudad que sabían dónde estaban escondidas y que por suerte eran segovianas. Ellas con el mayor sigilo me ayudaron a sacarlas por la noche. Con mis ayudantes y ese grupo de segovianas de la vida pública, logramos sacar los rifles, dos ametralladoras y un poco más de 37,000 cartuchos. Todo nuevo. Esto, además de unos pocos rifles viejos y quebrados que nos dieron los del gobierno y de los cuales apenas uno que otro sirvió.

Bueno, en total permanecí cuarenta días en la Costa Atlántica. Supe que Moncada se opuso a que me entregaran las armas, porque él estaba tratando de organizar una expedición al mando del General Espinoza, que había andado hombro con hombro con los Marinos. Moncada hasta me propuso darme las armas si aceptaba ir de segundo de Espinoza y hacer propaganda presidencial por el candidato que se me indicaría al llegar las elecciones.

¡Qué diablos! Comprendí que debía dejar a los políticos entenderse y arreglarse entre ellos mismos y regresé a Las Segovias a cumplir con mi deber. Volví sobre este mismo río que vino a ser más tarde la principal arteria de mi guerra. Pero ahora venía corriente arriba y con un precioso cargamento, por lo que me llevó casi un mes el viaje.

Vea Román. ¡Qué cosa! El 2 de febrero de 1927 me reuní con mis hombres en El Chipote. Exactamente 6 años antes del 2 de febrero de 1933 que firmamos la paz con Sacasa. ¿Recuerda? Ahí nos conocimos. Es decir, un mes después de haber desocupado la República de Nicaragua hasta el último de los marinos.

Es un día inolvidable, general, por eso estoy aquí.

Bueno pues, ese 2 de febrero de 1927 principié a reunir cuantos hombres pude y salimos a atacar El Ocotal, con no muy buena suerte debido a nuestra escasez de armamentos, pero de ahí salimos para atacar San Juan de las Segovias, donde después de un combate de cuatro horas, capturamos mucho pertrecho y siguió mi avance hacia el lado de San Rafael. Ya mi ejército había aumentado considerablemente en hombres, pero estábamos muy mal equipados y para equiparse había que tomarse Jinotega.

Yucapuca en lengua indígena quiere decir cerro calvo. En realidad es un cerro calvo y de larga y suave pendiente. Ya usted lo vio. Domina la sección entre Jinotega y San Rafael. Ahí me instalé y sostuvimos recias batallas como las de “Puente del Chilamate”, “Los Dos Cerros”, “San Gabriel” y “Jinotega”, que todas juntas forman el ya renombrado sitio de Yucapuca, donde se dio a conocer que mi guerra no era fácil de dominar. Y así, con gente mal equipada, tomamos la ciudad de Jinotega, fuerte conservador en el norte de Nicaragua.

En Jinotega apertreché mi ejército y nos equipamos muy bien con armamento y vituallas que capturamos en abundancia. Ahí en Jinotega recibí un correo urgente de Moncada pidiéndome que corriera a auxiliarle al lado de Matiguás, pues su situación era sumamente difícil. Me decía que si no le auxiliaba de inmediato, me haría responsable del desastre liberal. Ya le enseñaré la nota escrita de puño y letra de Moncada. (Efectivamente, más tarde me mostró la mencionada nota). En ese momento mi ejército contaba con más de dos mil soldados muy bien equipados.

Antes de continuar, déjeme contarle algo sobre la toma de Jinotega, porque es una ciudad que quiero mucho. Ahí fue mi verdadero principio. Mi primer éxito verdadero. Poco antes de las cinco de la mañana tenía rodeada aquella Plaza. Apenas se distinguía la blancura de las paredes entre aquella neblina espesa y fría. Parpadeaban difusas algunas lucecillas de la ciudad y me daban la ilusión de una postal para turistas. ¡Yo soy también medio poeta! Me detuve unos instantes, pero con gran pesar en mi alma tuve que romper aquella dulce calma y la de muchos inocentes que dormían, y quizás soñaban entre la bruma, como Jinotega, que parecía soñar con sus pinos y sus flores? Pero había que hacerlo, y con un nudo en la garganta di la señal y rompimos el asalto, dando una batalla feroz que duró hasta la cinco de la tarde, terminando con un triunfo total para nosotros. Capturamos al enemigo todo el elemento de la guerra de que disponía. Se llegó a sentir terror por nuestra columna.

Los cerros de Yucapuca y Zaraguasca eran baluartes nuestros. Integraban la columna segoviana poco más de 809 soldados de caballería y más de mil de infantería, todos muy bien equipados y que hacían flamear sobre la serranía segoviana nuestro pabellón rojo y negro que es un símbolo, el rojo que representa la resurrección, sobre el negro que es la muerte.

Perdone la interrupción y continuemos con el relato: Supe que un pelotón de 150 hombres que yo había enviado para auxiliar el tren de guerra que desde la costa se le enviaba a Moncada, había llegado a muy buena hora ayudando a Escamilla a completar la difícil cruzada. En Jinotega recibía a Parajón que había regresado de su viaje de salud de El Salvador. Mi orquesta típica dio un concierto en su honor. Dejé en Jinotega al mando de un pelotón de mis fuerzas al después satélite de Moncada, Camilo López Irías, y marché con el resto de mi ejército a libertar a Moncada del cerco en que lo tenían acorralado fuerzas de Díaz. En el camino de Jinotega a las Mercedes, lugar donde se encontraba Moncada, tuve dos ligeros encuentros: uno en San Ramón, el otro en Samulalí. Cuando llegué a las Mercedes, Moncada claramente empezaba a flaquear debido al empuje del enemigo que era numéricamente muy superior. Hasta había ya abandonado unos cañones.

Después de mi partida, se reunieron en Jinotega los generales Parajón, Castro Wassmer y López Irías, formando una sola columna que venía en campo limpio a pocas jornadas detrás de mí. Lo que sigue es algo muy interesante y recuerdo muy bien: una tarde de la última quincena de abril llegamos a El Bejuco, donde teníamos el grueso del enemigo enfrente. Inmediatamente ordené al Coronel Porfirio Sánchez hijo, que saliera de avanzadilla y atacara. A poco tiempo aparecieron las fuerzas de Parajón, Castro Wassmer y López Irías y entre los tres libramos una tremenda batalla en la que participaron, entre ambas partes, cientos de ametralladoras y cañones. En esa batalla capturamos varios miles de rifles, muchas ametralladoras, cañones y varios millones de cartuchos, con lo que acabó de equiparse todo nuestro ejército.

En conferencia con Parajón, Castro Wassmer y López Irías, resolvimos que fuera yo con 150 hombres a reconocer el campo de batalla. A poca distancia, entre unos pequeños cerros, me encontré con gente mía, locos de entusiasmo porque había capturado el cuartel general del enemigo que había estado afligiendo a Moncada. En el hospital de sangre de ese cuartel se capturaron muchos heridos quienes nos informaron que los generales conservadores al mando de aquellas fuerzas eran: Bartolomé Víquez, Marco Potosme, Carlos Chamorro, Baquedano, Alfredo Noguera Gómez y Carlos Rivers Delgadillo.

Al amanecer divisamos unas banderitas rojas que flameaban en el picacho de un cerro y con mis hombres me acerqué cautelosamente, pero antes de llegar nos salieron al encuentro tres hombres de las fuerzas de Moncada quienes nos acompañaron a la casa hacienda donde se encontraba Moncada.

Ahora oiga y ríase. Cuando llegué al campamento me encontré con el fantoche Castro Wassmer, ya sentado en una hamaca con Moncada. Un soldado de los míos se había anticipado a decirme que había escuchado a Castro Wassmer contarle a Moncada “el gran trabajo que le había costado arrear hasta allí a Parajón, López Irías y Sandino”? Mientras tanto, al verme llegar las fuerzas segovianas y las costeñas entusiasmadas, gritaban “VIVA SANDINO”. Moncada se levantó y fue a recibirme con su sonrisita irónica, me dio unos golpecitos paternales en la espalda, e inmediatamente hizo leer la orden del día prohibiendo el traspaso de soldados de una columna a otra. Claro, porque casi todo el ejército allí reunido quería pertenecer a las columnas segovianas. También me ordenó trasladarme a la Plaza de Boaco, diciéndome que fuerzas bajo su mando la ocupaban. Eso era falso, porque más tarde supe que la ocupaba el general Rivers Delgadillo. La intención de Moncada era que yo fuese asesinado por las fuerzas al mando del coronel José Campos, a quien Moncada tenía estacionado sobre el camino por el que yo debía pasar aquella noche. Esto lo supe un tiempo después conversando con el mencionado coronel Campos, quien me aseguró que Moncada nunca le dijo que yo iba a pasar por ese lugar, razón por la cual aquella noche nos ametralló, pues estaba seguro de que se trataba de conservadores y esas órdenes tenía.

Cuando llegué a la orilla de Boaco estaba seguro de encontrarme con fuerzas de Moncada, pero también nos recibieron con ametralladoras. Retrocedí y tomamos posiciones. Acuartelado ahí, le mandé un correo urgente a Moncada informándole que en Boaco estaban reunidas todas las fuerzas conservadoras derrotadas por mi ejército en Las Mercedes, que diera pues sus órdenes porque no era cierto que fuerzas suyas ocupara aquella plaza. El correo que mandé regresó diciéndome que Moncada había desocupado Las Mercedes, marchando hacia el lado de Boaquito. Junto con toda mi gente lo seguí hasta alcanzarlo. Ahí fue donde el coronel Campos me contó lo que antes le referí.


El general augusto C. Sandino, en una gráfica poco conocida.

Y siguen las vivezas criollas de Moncada. En Boaquito me ordenó que saliera inmediatamente y que ocupara Cerro Común y que no me moviera de ahí hasta que él me lo ordenara. Estando yo en Cerro Común, Moncada se fue a Managua, regresó y nos ahorcó en un “Espino Negro” en Tipitapa…

Matiguás, Palo Alto, El Bejuco, Las Mercedes y otras más son una serie de grandes batallas que combinadas finalizaron la revolución del 26 que costó miles y miles de vidas, pues entre liberales y conservadores lucharon no menos de 20,000 soldados bien equipados. Y toda la propiedad destruida. Y los millares de nicaragüenses que murieron heroicamente en los campos de batalla dejando abandonados a sus hijos y esposas para cumplir con la Patria?Quizá se pregunten algo que yo también me pregunto y que quizá nadie pueda contestar. ¿Y para qué? ¿Para traer otra vez a los marinos norteamericanos a pisotear Nicaragua? ¡NO! ¡NO!, me dije, ¡NO!, !MIENTRAS SANDINO VIVA, HABRA QUIEN PROTESTE!

El general evidente y profundamente emocionado, quizá tanto como lo pudo haber estado aquel glorioso día en que decidió protestar, combatiendo a los Estados Unidos, cayó en un profundo silencio de varios minutos que me parecieron horas frente a la majestuosa figura de ese gran patriota.

Primera alcaldía de Matiguás

En 1927, se instauró la primera Alcaldía del pueblo y fue nombrado alcalde Miguel Espinoza, junto con sus dos regidores Lázaro Fernández y don Wenceslao Martínez. Además, se eligió como secretario a Pedro Rivera, y ese mismo año se nombró al primer Juez Local, cargo que recayó en Hernán Morraz.

Su primer juez de mesta

Los jueces de mesta en la época de la dictadura Somocista jugaron un papel importantísimo como informantes y leales al gobierno de turno, muchas de estas autoridades se convirtieron en fuerzas represivas y criminales contra los opositores al régimen. El primer juez de mesta de Matiguás fue don Jacinto Gadea (1920-1925).

El primer cuidadano de Matiguás

El primer ciudadano inscrito en el municipio de Matiguás fue el niño Fortunato Castro Fernández, lo inscribieron el 1 de Julio de 1927, durante el apogeo de la intervención norteamericana en Nicaragua. También se afirma que el año 1929, llegó al pueblo Monseñor Isidoro Carrillo y Salazar, en el primer carro que entró al pueblo.

El general Pedro «Pedron» Altamirano en Matiguás

La historia oral afirma que en 1931, las tropas comandadas por el general sandinista Pedrón Altamirano, se tomó la población e incendió el cuartel militar y el archivo municipal. En el año 1933, Matiguás tuvo su primera línea telegráfica. Hasta el año 1949, Matiguás fue sub-distrito de la Guardia Nacional, de Muy Muy. En 1951, Matiguás pasó hacer parroquia, siendo su primer sacerdote el fraile italiano Daniel Altigieri, quien arribó al pueblo el 7 de julio del mismo año. A partir de los años 60 el pueblo se fue transformando aceleradamente en un puerto de montaña, con un gran movimiento comercial y económico. Se construyeron una escuela pública mixta, un colegio regentado por los frailes franciscanos, un pequeño hospital y un cine. También se inauguró el servicio la luz eléctrica y se instaló una sucursal del Banco Nacional, para atender su buen desarrollo agropecuario y del hato ganadero.

Actualmente, además de ser productor de granos básicos y café, en Matiguás se acopia, cultiva y procesa cacao, fabricando delicioso chocolate de buena calidad que le da al productor un mayor valor agregado.

¿Cómo era Matiguás en 1954?

El doctor Hugo Hernández Ochomogo, nació en León en 1929, estudió medicina en su pueblo natal, graduándose en la promoción 1947-1956, siendo su tesis “Contribución al estudio de las serpientes en Nicaragua”, con el interés de servir a la comunidad. Por su interés en la zona montañosa país y la cantidad de serpientes existentes en Matiguás, el doctor Hernánez Ochomogo se trasladó a esa comunidad en 1954, siendo el primer médico residente en su historia. Nadie mejor que el doctor Hugo Hernández para narrar sobre lo complejo y difícil que era llegar a Matiguás en los años 50. Su ejemplar testimonio lo dejó escrito en su libro ¡SÁLVEME DOCTOR!, en el cual, además de describir su llegada, relata lo trágico, difícil, humorístico y anecdótico de su trabajo en Matiguás. El doctor Hugo Hernández falleció en Miami, Florida, el 28 de noviembre de 2009, fue repatriado y sepultado en Matiguás. Leamos algo de lo que escribió en su libro:

Doctor Hugo Hernández Ochomogo.
Doctor Hugo Hernández Ochomogo.

Llegada a Matiguás

“Muchas veces algunos amigos, algunos parientes y algunos médicos, me han preguntado, cuál fue el motivo por el cual me radiqué en ese pueblo de Matiguás y no hice ninguna especialidad en la medicina. Que cómo y porqué me hundí en la montaña y dejé las comodidades de la ciudad y del aprendizaje de los hospitales.

“No comprendían porqué lo había hecho, porqué había dejado todo, amigos y hasta a mis padres, para irme a meter a lugares en donde no había ningún porvenir para mí, en donde me estancaría y en donde yo también al poco tiempo me convertiría en un montañero más.


Nueva iglesia parroquial San José de Matiguás, construida por los frailes franciscanos.

“La verdad es que ni yo mismo podría dar respuesta a tantas preguntas que me han formulado al respecto. Lo cierto es que fue sin pensarlo, tampoco fue algo radical. Fue poco a poco y cuando me di cuenta, ya era un campesino más, con un poco de preparación y mientras más trabajaba en mi profesión ayudando a la salud de tanta gente, salvando vidas, resolviendo problemas médicos, menos deseos me daban de abandonar a tantas personas que sabía me necesitaban.

“En septiembre del 54, el Dr. José Dolores Tijerino, que en esa época era el Director del Hospital General de Managua, y en el cual yo hacía mi internado de octavo año, me ofreció el puesto de Médico de Sanidad en ese pueblo. (Desconocido para mí y para muchos). Tendría que efectuar las funciones preventivas de Salubridad, ciertos exámenes elementales de sangre, heces, etc., vacunar, dar tratamientos antiparasitarios y alguna que otra cosa más. Todo lo demás, medicina curativa, partos, heridos, etc., sería parte de mi sueldo extra.

“Después de pensarlo por varios días, decidí aceptar la oferta, así es que me alisté para irme a Matagalpa para ver de qué manera me trasladaba al bendito pueblo.

“Me hospedé en el Hotel Bermúdez (de Matagalpa), el cual en esa época quedaba en el centro de la Ciudad. Al siguiente día de mi llegada fui a la casa de un amigo para ver si podía ayudarme para irme al pueblo y me contestó de que no sabía cómo, pero que iríamos a averiguar. No caminamos mucho porque como a una cuadra y media había un almacén de venta de armas y municiones, cuyo dueño era Don Jaime Castro, padre del Doctor del mismo nombre. Al preguntarle si conocía a alguien que fuera a Matiguás, nos señaló a Don Mariano Flores, quien se encontraba comprando municiones en el almacén, y al oír que yo era el médico que iba para su pueblo, inmediatamente se puso a mi orden y me ofreció prestarme el caballo de su compañero Orlando Munguía, conocido cariñosamente como “Machete”, quien se iría en la mula de carga, que habían traído para llevar algunas mercaderías.

“Salimos como a las ocho de la mañana en una camioneta Ford, tomamos un camino de puro lodo, infernal. Los pegaderos no nos dejaban avanzar, pero como íbamos precedidos por otra camioneta poderosa marca Fargo, sólo le amarraban un mecate y la halaban con mucha facilidad.

“Como a las tres de la tarde llegamos a Villa Lola, propiedad de Don Eduardo Haslam, y después de un corto descanso nos fuimos a caballo hasta San José, una finca que quedaba después de la presa de Wawule. Esa finca era propiedad de don Checho Vargas, en la cual cenamos y luego después de tomarnos unos tragos y de hablar babosadas nos fuimos a dormir para continuar el viaje al día siguiente.

“Después de un buen baño y de desayunar, procedimos a partir al famoso pueblo, nos despedimos de Don Checho, su familia y de un señor que estaba hospedado en esa casa, el famoso Chico Gato.

“Nos montamos pues, en las bestias y después de una media hora de andar por buen camino, caímos en el lodo, lodo maldito que se nos metía por todos lados, que nos dificultaba avanzar, que nos obligaba a tomar desechos, a veces cortando alambres de propiedades privadas, con miedo a reclamos, dando vueltas innecesarias que nos alargaban el camino, y más que todo la lluvia que no dejaba de caer y que se nos calaba por las costuras de los capotes de hule.

“Yo no era buen jinete, aparte de cortas jornadas por buenos caminos, no tenía ninguna experiencia para hacer esa jornada tan larga y en caminos tan malos, me daba miedo pero por orgullo no podía de ninguna manera renunciar a semejante viaje, ni pedir cacao.

“No se preocupe, Doctor, dijo Mariano, apenas llevamos tres horas de viaje, falta mucho, pero en aquella casita que ve allá, descansaremos un rato. Así fue, llegamos a la casita, nos bajamos de las bestias y entramos a ella. Después de los saludos de rigor, el dueño de la casa apreció con dos cervezas calientes. A su salud, dijo Mariano, y nos rempujamos la primera. “Machete” no tomaba, estaba bien joven, era hermano de Gladis ex esposa de Mariano. Y así, de salud en salud, nos metimos como cinco cervezas cada uno y salimos un poco sesereques a continuar la odisea del camino.

“Otra gira de más o menos dos horas más y llegamos a un hermoso río, descansamos, tomamos agua en los cumbos que llevábamos como sombreros, recogimos unos sabrosos jocotes jobos que estaban en la orilla y milagrosamente apareció una botella de licor, de la cual no recuerdo el nombre. Estábamos completos, guaro, agua y bocas.

“Continuamos el camino, entre lodo, lluvia, a veces sol, ríos, casitas en donde nos vendían comida y en donde también les acabábamos las cervezas calientes. En cada río descansábamos un poco, como pretexto para echarnos uno o dos tragos de licor y coger un poco de valor para continuar venciendo la interminable ruta a Matiguás.

La noche se nos vino encima y la cosa fue peor, porque ya no veíamos, tanto por la oscuridad como por los tragos y las cervezas, pero avanzábamos poco a poco porque el lodo era el mismo o peor. Ya no podíamos ir por desechos, tuvimos que tirarnos en el abra real y eso si era algo serio porque las bestias se hundían y creo que en alguna oportunidad hasta nadaban.

“Cruzamos varios ríos, entre ellos y los más importantes: Bilwa, Upá, Cusiles, que en ese entonces eran caudalosos.”

“Ya vamos a llegar doctor, éste es el último, refiriéndose al Cusiles, dijo Mariano, nos faltan como tres horas.”

“Después de pasar el famoso llano del Aromal y sumergirnos por mucho tiempo en esos lodazales, llegamos al final de la jornada. Habíamos tardado más o menos 15 horas.”

“No se veían luces. De repente de alguna puerta o ventana de alguna casa o rancho se escapaba un pequeño haz de luz de candil.”

“La casa de Mariano era un caserón de madera situado en una esquina, enfrente de una plaza vacía. La parte frontal la ocupaba una hermosa y grande tienda miscelánea. Y en la parte de atrás estaban sus habitaciones. La iluminación estaba a cargo de dos lámparas Coleman.”

“Nos recibió su esposa Doña Socorro, hermosa y guapa mujer chontaleña. Después de las presentaciones y de un ligero refrigerio, me alistaron en la tienda una tijera para dormir, rodeada de un mosquitero para que no me comieran los zancudos. Yo creo que me dormí con todo y ropa.”

“Al día siguiente, tuve que levantarme temprano, porque la tienda la abrían como a las seis. Todo era extraño para mí.”

“En esa época Matiguás era un pueblito con unas cuantas casas buenas, y muchas malas. Buen comercio pues era un puerto para la montaña. En vez de vehículos motorizados se veían muchas mulas persogadas a la orilla de las tiendas, cargando mercaderías para llevarlas al interior de la montaña.”

“Comencé a hacer nuevos amigos, Panchito, Daniel, Arístides con los Mucos, los Gutiérrez, los Blandones, los Reyes y muchos más. La llegada de un médico era una cosa muy importante y necesaria.”

“Ese día, parte de los nuevos amigos me invitaron para ir al baño. Había que alistar huacal, paste y jabón, además de caminar unas tres cuadras para ir al río, cuyo nombre es el mismo del pueblo. En esa época tenía bastante agua.”

“Actualmente solamente ha quedado la seña del río. Cuando llegamos estaban bañándose como unas veinte personas. Ese trajín era diario o cuando uno quería bañarse.

“Ese fue mi primer viaje a Matiguás. Esa vez estaría año y medio. Tuve que irme porque tenía que presentar mis exámenes de Doctorado. En el sesenta regresé para quedarme por más tiempo. Me casé con una guapa matiguaseña y en 1964 me fui nuevamente a Managua, pero como ya había carretera macadamizada, casi todos los fines de semana llegaba para atender a mis pacientes. El terremoto del 72, hizo que me trasladara definitivamente. Actualmente vivo allí.”

El Matiguás de hoy

Las campanas de la iglesia de San José suenan todas las mañanas, invitando a la Santa Misa o a la oración cristiana. En Matiguás todavía las auroras son frescas y todo el tiempo se puede esperar brisa pertinaz. Hoy ya no tiene el movimiento económico ni comercial de los años 60 o 70, como puerto de montaña. Sin embargo, sus habitantes viven todavía una vida bucólica. Hoy, una pequeña panadería frente al parque, propiedad de don Enrique Membreño, es punto donde convergen pueblerinos, amigos y familiares para debatir y mantener conversaciones coloquiales, donde muchos de ellos expresan y coinciden en que Matiguás ha progresado por el trabajo de sus habitantes, el envío de las remesas familiares de la diáspora de sus hijos matiguaseños esparcidos por el mundo, a causa de la guerra de los años ochenta, y muchos de ellos han regresado, invirtiendo y mejorando sus casas.

Matiguás: tierra de martires sandinistas

La denuncia de un “Juez de Mesta” de Matiguás sobre la presencia y movimientos guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el Cerro Pancasán y Fila Grande, provocó que una de las primeras columnas guerrilleras sandinistas fuese masacrada por la guardia nacional el 27 de agosto de 1967, muriendo en ella trece de sus miembros. La columna guerrillera era comandada por Silvio Mayorga, y la integraban Otto Casco, Francisco Moreno, el doctor Oscar Danilo Rosales, Carlos Reyna, Rigoberto Cruz, Nicolás Sánchez, Fermín Díaz, Felipe Gaitán, Ernesto Fernández y Carlos Tinoco, entre otros. El doctor Oscar Danilo Rosales, fue capturado vivo, torturado y luego asesinado. La emboscada de la guardia nacional, se produce en las cercanías de la hacienda Washington, en las montañas de Pancasán, comarca de Matiguás, departamento de Matagalpa. El Frente Sandinista de Liberación Nacional se proyecta tras ese trágico suceso como única alternativa política-militar contra la dictadura.


Comandante Silvio Mayorga.

Gloria María Hernández Rivas, Vicealcaldesa de Matiguás, campesina y oriunda de la comarca del cerro Pancasán, nos habla sobre cosas de su lugar:

“Actualmente se está haciendo la remoción del Monumento Histórico de Pancasán. Ese es el rescate para regresar algo a los héroes y mártires del esfuerzo y sacrificio que ellos hicieron. Estamos mejorando sus 13 tumbas. Me siento alegre por ello, porque la verdad es que Pancasán desde 1967, cuando se dio allí aquella gesta heroica, y en los años 80, ha sido un bastión del Frente Sandinista. En los últimos 22 años, en todas las elecciones, el triunfo en ese centro de votación ha sido para el Frente Sandinista.


Vicealcaldesa Gloria María Hernández.

“Me gustaría un Matiguás con una población comprensiva, que todos trabajemos unidos sin distinción de partidos; una sociedad sin exclusión, que trabajemos de la mano, tanto las mujeres como los hombres, para transformar al municipio. Y en cuanto a lo material, que tengamos todo lo que una sociedad necesita para poder vivir de manera justa y en paz.”

La masacre de San José de las Mulas

El pasado 28 de febrero se cumplieron 32 años de la masacre que un comando de la contrarrevolución, al mando de “Renato”, asesinó a 23 jóvenes de la Juventud Sandinista integrantes de Batallón 30-62, en la comarca de San José de Las Mulas, municipio de Matiguás, en 1983. Fue combate desigual de siete horas entre 54 jóvenes que se encontraban en una escuela rural, fueron atacados por un comando de 250 hombres de la contrarrevolución. Los jóvenes masacrados en San José de Las Mulas fueron Ricardo Avilés, Alfonso Orozco, Dolores Madrigal, Guillermo Madrigal, Roberto Talavera Carballo, Giovanni Moreno,  Jimmy Vásquez, Sergio Granera, Enrique Calderón, Esteban Guido, Julio Saballos, Carlos Lacayo, Saúl Oswaldo Manzanares, Esteban Mendoza, César Balladares, Miguel Castillo, Francisco Loáisiga, Mariano Espinoza, Julio Jiménez, MacNery Pérez Miranda, Henry Báez, Arnoldo Toruño y Noel Solís Ponce. Sus restos mortales descansan en el Cementerio Oriental de Managua.


MÁRTIRES DE SAN JOSÉ DE LAS MULAS, MATIGUÁS.– Los 23 cuerpos de los jóvenes de la Juventud Sandinista masacrados en San José de La Mulas, Matiguás, reposan en el Cementerio Oriental de Managua.


Un grupo de jóvenes de la Juventud Sandinista en San José de Las Mulas, deposita una ofrenda floral en el monumento en honor a sus mártires y al Cristo Redentor.

Producción de chocolate 15 años después

Denis Escorcia, gerente de la cooperativa cacaotera “La Campesina”, de Matiguás, nos cuenta sobre el particular:

“La cooperativa se fundó en el año 2000, estamos próximos a cumplir los 15 años de fundación. Nuestro mayor logro tiene que ver con la sostenibilidad como cooperativa; por lo general, las cooperativas a nivel nacional muchas dependen de la cooperación, y no tienen mucha autonomía. Nosotros hemos trabajado por la sostenibilidad en los últimos 7 años; trabajamos con 24 personas, y de paso en todo lo que tiene que ver con la parte del mercado. De igual forma, hemos sido de las cooperativas que han estado en primer lugar en la entrega de cacao sobre el resto de las cooperativas que entregan aquí en el país, a Ritter Sport, que tiene muy buenos precios. Por eso no hemos exportado directamente, dicho sea de paso, porque cuando hemos estado en ferias internacionales han habido compradores que ofrecen un precio más bajo de lo que está ofreciendo Ritter Sport. La empresa brinda muchos servicios en asesoramiento a las cooperativas. Hay varias cooperativas que trabajan con cacao en el sector de Waslala, en La Dalia; sin embargo, a nivel de Matiguás y Río Blanco, nosotros como cooperativa nos hemos posicionado en los dos municipios. La cooperativa tiene hoy 355 miembros, y se fundó con 141; tenemos produciendo 1,300 manzanas de cacao. A nivel nacional se maneja el 20% de la producción. Río Blanco y La Dalia también tienen bastante producción de cacao, y en la RACN está Waslala, que es una zona fuerte. A nivel nacional, Waslala se considera la “capital del cacao”. Nuestra cooperativa aneja y comercializa unos $ 500,000 dólares anuales. Tenemos proyectos de cooperación con BECOMA, cuyos fondos son de la cooperación de Bélgica; también estamos trabajando con el Programa SNV en lo que es la parte de asistencia, con fondos holandeses. En la zona de Río Blanco y en Matiguás trabajamos con fondos de la cooperación suiza. Donde más acopiamos es en Río Blanco; nuestra cooperativa atiende en Matiguás y Río Blanco. El 45% de la producción es de Matiguás y el 55% de Río Blanco.


Denis Escorcia.

La leche diaria que acopia la cooperativa “Nicacentro”

César Augusto Rojas Peralta, de la cooperativa “NICACENTRO”, de Matiguás, nos cuenta sobre su actividad: “la cooperativa se formó en el año 2005, hoy la integran 960 socios, tiene presencia en cuatro municipios, tres de Matagalpa y uno en la Región Autónoma Norte; ellos son Muy Muy, Matiguás, Río Blanco y Paiwas. Tenemos trece centros de acopio, uno en Muy Muy, tres en Matiguás, uno en Río Blanco, y seis en Paiwas. Acopiamos 72,000 litros de leche diario; tenemos una capacidad instalada para acopiar 120,000 litros también diario.

Está producción se vende a las procesadoras de leche y ENILAC que procesa queso; nosotros le vendemos a Eskimo, Parmalat y a Nilac, que son las cuatro empresas procesadoras de leche. Y en este momento, hay una producción grande, pero la compra de leche no ha estado muy buena, hemos estado vendiendo la leche que nos sobra o que no nos agarran las plantas, a queseros que tienen sus empresas aquí y que nos compran la leche más barata, aprovechando que está alta la producción de leche.

César Augusto Rojas Peralta.
César Augusto Rojas Peralta.

Aquí, en la zona norte, vendemos por litro la leche (la pichinga de 40 litros). En este momento, NICACENTRO le paga al socio a 9.50 el litro, a 380 la pichinga de leche, y en ocasiones cuando hay sobrantes de leche se la vendemos a las queseras hasta a 5 córdobas el litro de leche. El problema también es que Centrolac no está exportando leche a Venezuela, entonces hay un remanente de leche. Entonces, al momento que las plantas no acopian leche, hay un excedente en el mercado los queseros se aprovechan.

Amigo, no sé cuántas cooperativas hay en Nicaragua, pero aquí, en la zona de la Vía Láctea, como la conocemos, somos cuatro cooperativas: está Nicacentro que es la de mayor tamaño; la Casanjo o San José; la 24 de Junio en La Patriota. Y hay una cooperativa en Mulukukú, y otra en Paiwas.

Un hato de vacas paridas

Si tenemos un promedio de tres litros por cada vaca productora en la cooperativa, podemos andar en 26,000 hembras productoras en el corral; de ahí podemos sacar el ganado toro, la vaquilla, el ternero; la verdad es que es un número bastante grande. En este momento, la cooperativa Nicacentro solo está en el acopio de leche; tenemos planta procesadora en Paiwas, en un lugar que se llama Caño de Agua, hay una infraestructura grande, hay ciertos equipos que andan en nueve millones de córdobas invertidos, pero no estamos procesando la leche. Esta semana del 25 julio van unos socios de la Cooperativa a El Salvador a buscar mercado para el queso”.

¿Hay salvadoreños u hondureños en el mercado de la leche?

“La leche que acopia el salvadoreño o el hondureño que hacen queso, es la leche procesada artesanalmente, de montaña adentro, donde el medio de transporte no es bueno. Las plantas procesadoras se pueden llevar el 30% de esa leche; el resto de la producción puede quedar entre esos queseros salvadoreños, en los mismos nicaragüenses que tienen queseras; o sea que se va al mercado informal o a las queseras artesanales, pero no exactamente todos los queseros son salvadoreños u hondureños. No se tiene un censo de las queseras, porque son queseras que hoy nacen, trabajan una temporada cuando la leche está barata, cuando hay un buen mercado; de pronto, desaparecen cuando la leche sube demasiado y ellos no pueden competir. Es un mercado no muy estable, golondrina; incluso, muchos productores que llegan a trabajar, les ofrecen un buen precio, trabajan unos dos o tres meses, y hasta los riales se les llevan al productor.”

El mayor delito de Matiguás: el abigeo

El Comisionado Yurbis Antonio Moreno, Jefe de la Policía Nacional de Matiguás, nos informa acerca de sus actividades:

“En el último semestre, el delito que más nos ha afectado es el abigeato en las comunidades; esto se nos ha estado disparando en un buen porcentaje, ya sea (ganado) en pie y destazado, se lo llevan y lo comercializan fuera de nuestro municipio. Está afectando a los productores en la zona; en pie se llevan seis u ocho animales.

Comisionado Yurbis Antonio Moreno.
Comisionado Yurbis Antonio Moreno.

“Las denuncias semanales es de dos, tres, va variando; a veces sube, a veces baja. Aunque la Policía en Matiguás ha estado dando respuesta a algunos casos, ya tenemos bastantes presos por abigeato, pero esta es una, como le diríamos, una plaga, que se ha alborotado, debe ser por el buen precio que tiene el ganado ahorita; la carne está carísima. La zona más afectada es la de Pancasán, La Patriota muy poco, la zona del Corozo, la zona del fondo que pega con La Dalia y Rancho Grande. Por otro lado, otra comunidad en donde también nos está golpeando el abigeo es la zona de Like Abajo, Like Arriba, Sontolar, a pegar con el municipio de Camoapa en un lugar que se llama Platanal Sur. De ahí nos ha estado afectando una banda que se nos ha estado llevando animales del municipio y los cruzan para la otra zona. Allá fuimos a recuperar animales y metimos presos a unos. Pero usted sabe, tenemos problemas, porque los delincuentes salen rápido; en el proceso pagan un buen abogado, hacen cualquier cosa para salir libres, pero sí llevamos más o menos 56 animales recuperados en este semestre”.

¿Cómo está la violencia intrafamiliar?

“Nosotros, a raíz de que el gobierno creó las Comisarías de la Mujer a nivel nacional y departamental, nuestro municipio goza de una oficina de la Comisaría de la Mujer. Hay bastantes casos en que todavía las mujeres son víctimas de los hombres, y sí tenemos casos, se han pasado a los juzgados y han sido procesados. Otro delito es el de la falta de la pensión alimentaria para los hijos; son los casos que más pasamos al Juzgado entre tres a cinco, semanalmente.

“Para combatir los problemas sociales de la juventud, en el caso de Matiguás, hemos venido trabajando con Asuntos Juveniles Departamental, dando charlas en los colegios, con un Plan de Seguridad llamado Plan Colegio; hemos estado trabajando con los delegados, con los profesores en cada escuela priorizada. Estamos trabajando con la juventud, casualmente hace como un mes inauguramos un estadio de béisbol con el apoyo de la Federación de Béisbol y una federación norteamericana que nos apoyó con el utillaje para incentivar a los niños y jóvenes hacia ese deporte. No vamos a decir que jóvenes de Matiguás no están metidos en la droga, pero es poco. Matiguás ha sido violento, no es de ahorita; tenemos ese problema social en Matiguás, que la gente todo lo resuelve con arma y con tiros, y hemos venido trabajando, pero cambiar un pueblo de la noche a la mañana es muy difícil. Este municipio es grande y tiene más de 60 mil habitantes. Por lo anterior, necesitamos más oficiales para dar respuestas; en todo el municipio, apenas somos 12 en planilla.”

Juzgado local desde 1938

La doctora Jackeline Borge Orozco (50), nació en Villa Sandino, Chontales. Tiene 12 años trabajando en Matiguás y nos relata algo respecto a su cargo:

“Existe Juzgado Local en Matiguás desde 1938. En este Juzgado Local lo que más se ve son faltas penales que se dan por problemas vecinales de convivencia, de colindancias en los patios y en las propiedades. Mi responsabilidad judicial es ver y conocer los de homicidios imprudentes, muertes por accidentes de tránsito; el resto de estadísticas son acusaciones que pasan al juzgado del Distrito de Matagalpa. El mayor trabajo del Juzgado Local de Matiguás, son sobre casos de familia, con el nuevo Código de Familia, y siempre mucho antes de entrada en vigencia del Código de Familia, ha sido la violencia intrafamiliar, pero igual, nosotros solo conocemos las primeras dos audiencias iniciales y preliminares, y pasa a los Jueces de Juicios especializados en Violencia de Matagalpa.

En Matiguás existe un Defensor Público que es parte de un programa que tiene la Corte Suprema de Justicia, de nombrar a un abogado adscrito a la Corte Suprema de Justicia para los casos de familia en Matiguás.

Gran trabajo de los facilitadores judiciales rurales

Hace muchos años, en los años 97, 98, dada la cultura y en especial de Matagalpa, nació a través de la OEA el Programa de Facilitadores Judiciales Rurales. El Programa nació con líderes de la comunidad que no devengan ningún salario, para lo cual la comunidad los propone, los elije, y el Juez los ratifica en una Asamblea Comunitaria. El Juez hace el nombramiento; están regulados dentro por la Ley, como es en el Código Procesal Penal; ellos están facultados para hacer mediaciones previas, al igual que mediaciones extrajudiciales en situaciones que la Ley les permite.

Doctora Jackeline Borge Orozco.
Doctora Jackeline Borge Orozco.

Esto ha venido a desahogar parte de la carga laboral del Juzgado, por cuanto son quienes dan su servicio gratuito; el Juez se encarga de capacitarlos y ellos hacen las mediaciones que traen al Juzgado. Anualmente hacemos tres capacitaciones. La Corte, con escasos recursos nos estaba apoyando. En los años 90 hasta el 2006 estuvo el financiamiento por parte de la OEA y del Reino Unido de Suecia que crearon este Sistema. Hoy necesitamos apoyo para este programa de los Facilitadores Judiciales Rurales, cuyo interés es la paz, la justicia. Ellos han ayudado a resolver muchas situaciones que evita que se judicialicen los casos y que vayan hasta el Juzgado. Matiguás tiene 25 Facilitadores Judiciales Rurales; la capacitación de este año ha sido a través de la Corte Suprema de Justicia con la OEA que nos ha estado financiando, porque cuando se retiraron los suecos, esto quedó como un programa de auto-sostenibilidad, y no tenemos ahora presupuesto de ninguna ONG. Entre los facilitadores hay mujeres y varones, son de las comunidades, pero ahora también tenemos Facilitadores Urbanos”.


La gráfica imprime el primer caso registrado en el Juzgado Local de Matiguás, con fecha de 1938, del siglo XX.

Fiestas en honor a San José cumplirán 100 años

El Padre Luis Alberto Hernández, es un cura joven de 37 años, que tiene 12 años de ser sacerdote y poco tiempo de estar en Matiguás. Él nos habla sobre su misión religiosa:

“San José de Matiguás tiene 50 años de ser parroquia, y su Santo Patrono es San José. Hoy el municipio esta divido en tres parroquias San José de Matiguás, de Nuestra Señora de la Virgen de Guadalupe y la parroquia de San Pedro, en La Patriota. Matiguás es pueblo tranquilo, un pueblo comprometido con la causa del evangelio, un pueblo que se ha identificado con nosotros los sacerdotes, en la Iglesia en la obra de la evangelización, y un pueblo muy amable, caritativo.

Padre Luis Alberto Hernández
Padre Luis Alberto Hernández.

“Es un pueblo que tiene sus zonas muy pobres, la Zona 1 de la Parroquia San José, son las comunidades que están aquí alrededor: Patastule, San Esteban, San Pedro Betancourt; son comunidades pequeñas y al mismo tiempo muy pobres, siempre las que están un poquito más lejos son las que son productivas, pero las que están cercan son bastante pobres”.

El 20 de marzo de 1957 el padre Diocesano Estanislao García, fue quien hizo la primera misión desde Matiguás a Río Blanco

Los primeros sacerdotes que iniciaron evangelización aquí fueron Diocesanos, después Monseñor Calderón y Padilla trajo a los primeros cuatro padres Franciscanos a Nicaragua: Julián Barni, Aquiles Bonnucci, Carlos Santi y Daniel Altigieri, ellos fueron las que ya se instalaron aquí en los años 50, ese es el dato que yo manejo. Los franciscanos hicieron un trabajo excelente, excelente, toda esta infraestructura que usted ve aquí es gracias al apoyo de los primeros frailes Franciscanos que vinieron a esta zona, considerada tierra de Misión. Como usted mira, estábamos bastante lejos de Matagalpa, estamos a 1 hora y 45 minutos de Matagalpa; es una de las parroquias más lejanas de la cabecera, muy distante. Lo que son Matiguás; Río Blanco, Rancho Grande están bastante distantes de la cabecera departamental. Los frailes hicieron una labor extraordinaria, incluso, construyeron las primeras escuelas e impulsaron la cuestión social aquí.

Padre Estanislao García Joven
Monseñor Estanislao García.

“La fiesta de San José, durante la Novena, siempre antes del 19, la imagen de San José visita cada uno de los barrios del pueblo, los barrios de la parroquia a cargo de los movimientos, cada movimiento le toca un día, y visitamos con la imagen el barrio y en esa casa donde se escoge se hace la Misa, se hace la Novena. Matiguás no era parroquia, pero el pueblo celebra las fiestas de San José desde hace 100 años. El próximo año, el 16 de marzo de 2016, estaremos cumpliendo 100 años de celebrar las Fiestas de San José.” La historia oral de algunos pobladores de Matiguás afirma lo mismo”.

Cómo lo recuerdan y cómo lo desean

José Manuel Howkins Portillo, tiene 74 años de vida y llegó a Matiguás de 21 años a vivir a una hacienda de sus ancestros llamada “Las Mercedes”, fundada por su abuelo de origen hondureño Domingo Portillo Laínez, hacienda llamada así en honor a su abuela doña Mercedes Aráuz. Domingo Portillo Laínez, llegó a ser diputado por el partido conservador en la época de la intervención norteamericana en Nicaragua, durante el gobierno de Adolfo Díaz Resino. Hoy, José Manuel, rememora su experiencia:

José Manuel Howkins Portillo.
José Manuel Howkins Portillo.

“Recuerdo cuando veníamos de vacaciones a caballo a la finca. Ya de 21 años vine en vehículo en verano hasta la mera finca, y en invierno nos quedábamos en Muy Muy, allí dejábamos el vehículo y de Muy Muy acá veníamos a caballo; pasábamos en pipante el Río Viejo o el Paso La Ceiba. Hoy está el Puente El Esquirín, pero antes donde transitaban los vehículos era por la Ceiba. Cuando veníamos a caballo llegando a Matiguás, o en vehículo, cantábamos aquella canción de Pedro Infante: “¡Ya vamos llegando a Pénjamo! Cuando vine a quedarme en 1961 ya era un pueblo, pero cuando veníamos a caballo eran unas pocas casas; y unos pegaderos en las calles, en invierno se pegaba un caballo; aquí se llamaba El Aromal, no sé cómo le dicen ahora; y al otro lado del río le decían Barrio La Estrella. Ahora Matiguás tiene como 10, 12 barrios. En ese tiempo no había luz y se formó una Comisión, hace unos 40, 45 años. Quienes le dio a comprar el motor a don Dámaso Calero, fueron doña Margarita Portillo de Howkins (que era mi mamá), don Joaquín Reyes, y no sé si otro por ahí; y funcionó y se lo dieron prácticamente a la Iglesia; en ese tiempo estaban los Padres Franciscanos, el padre Daniel Altigieri estaba aquí, y él fue quien instó para que entrara el progreso a Matiguás”.

“Después, cuando se empezó a fregar el motor”, lo medio reparaban y después se dañó el motor y ya no se reparó hasta que vino la electrificación. Mi familia no vivía en Matiguás, vivíamos en la finca, donde hoy ya el pueblo pega con la propiedad de nosotros; en ese tiempo estaba a 2 kilómetros y medio a la casa-hacienda. Recuerdo que en ese río, en Semana Santa, me venía a bañar con los muchachos y muchachas que había en ese tiempo, como las González. El señor González vino del lado de Boaco y puso una Chibolería, ¿ya sabés lo que es Chibolería? Una gaseosa; no sé si le ponían gas, y el agua la iban a traer a Agua Fría, un río que está en mi propiedad; era tan pura el agua que se la echaban a la gaseosa, y así se consumía, y no se descomponía. Matiguás en sus tiempos descolló más que actualmente, porque todas las revoluciones pasaban por aquí, casi todo el ganado de toda esta región, los del Pacífico venían a comprar aquí; era un puerto de montaña, no existía Río Blanco. No sé, me parece que hoy hay muy poca gente que aspire para que este pueblo sea más. Te voy a decir, nosotros montamos una Cooperativa hace 40 años que se llamaba Cooperativa Agropecuaria de Río Grande, en ese tiempo fue la mejor cooperativa de Nicaragua. Exportamos ganado a Costa Rica. Tuvimos el primer Hospital Regional, para los municipios de esta zona que, no creo que haya avanzado mucho este hospital, debería estar en mejores condiciones. Matiguás es el municipio más grande del departamento de Matagalpa, el que tiene más habitantes, debería tener su buena universidad. Me gustaría ver a Matiguás, con una buena Universidad Agrícola, o Veterinaria, Agropecuaria. Matiguás es un municipio que produce todo. Yo tengo ganado de leche pardo suizo, y tengo un hato de Brahman rojo”.


PRIMERA PROMOCIÓN DE PRIMARIA EN MATIGUÁS EN EL AÑO 1962. Primera fila, en el orden acostumbrado: las profesoras Alicia González de Munguía, Matilde Torrez, Socorro Cisneros y Ligia Zamora. Segunda fila: Ángela Zeledón, Ruth Belia Munguía, profesora María Gadea de Blandón y María Elena Montoya Rourk. Tercera fila: Stanley vivas, Jorge Munguía, Modesto Gutiérrez y Jorge Iván Reyes.


MAESTRAS DE LA ESCUELA “ROLANDO OROZCO” EN 1962. En el orden acostumbrado: profesoras Carmen Palacios, Matilde Torrez, María Gadea de Blandón, Alicia González de Munguía, Socorrito y Ligia Zamora.

“Históricamente Matiguás ha sido lechero. Matiguás ha progresado; es que la economía ganadera es lo que ha levantado esto, y ahora hay más cultura, más educación, hay escuelas públicas, privadas; hay una escuela que la manejan unas monjitas mexicanas. Los matiguaseños tenemos mentalidad futurista que este gobierno que tiene fuerza, dinero y fondo para decretar la Cordillera de Quirragua, el Cerro de Quirragua, Parque Nacional, para conservar el medio ambiente y que Matiguás y las fuentes de agua para darle a su pueblo.”

El doctor Freddy Blandón López, tiene 30 años y tres de ser médico, más uno de estar Matiguás, y nos ofrece los siguientes datos:

“Tenemos en Matiguás un centro de salud con cinco clínicas de especialidades, además tres puestos de salud, tres casas-bases, cinco clínicas y una casa de maternidad. Trabajamos 25 médicos en el municipio de Matiguás.”

Doctor Freddy Blandón López.
Doctor Freddy Blandón López.

Muchos migrantes

Doña Elisa Nena Montoya de Hernández, tiene 72 años, nació en Matagalpa y llegó a Matiguás de dos años de edad. En 1961 fue la primera maestra del colegio San Francisco y se casó con el primer médico que llegó al pueblo, el doctor Hugo Hernández Ochomogo. Ella tiene toda una vida de experiencia en Matiguás, la que no cuenta en parte de la forma siguiente:

Ilesa Nena Montoya Rourk.
Elisa Nena Montoya Rourk.

“En 1945 pasamos por Matiguás que era un pueblito muy pequeño, y pasamos a vivir a una comarca que se llama El Anzuelo. Allí me crié los primeros años de mi vida, y vine de dos años aquí. Mis padres me contaban que era de una sola calle y empezaba en lo que es hoy el parque, pasando el riíto que le da el nombre a Matiguás. Habían unas cuantas casas una enfrente a otra, y con un caminito de caballo; (en verdad) no era calle; unos cuantos negocios muy fuertes que suministraban a toda la montaña todos los productos, como puerto de montaña que era en ese momento, porque Río Blanco no existía. Casas humildes y unos cuantos negocios muy fuertes, donde se vendía clavos, grapas, kerosene; todo lo que desde la montaña se podía”

“No teníamos carretera, la carretera vino en tiempo de verano; un tío mío llamado Erick Smith, que le dicen don Kito Smith, tenía fincas en El Anzuelo; esa finca mi papá se la administraba y en el verano con el tractor daba una barridita como le decían al camino, para sacar su cosecha de café. Solo había un camino. Había personas prominentes como don Domingo Calero, doña Clorinda Reyes, Armando Reyes, eran familiares; Alejandro Amador, la familia Montoya, don Daniel Montoya con una buena tienda y un hotel que se conservó por muchos años, y hubo un cine. Matiguás tuvo luz hasta que vino el primer Franciscano Daniel Altigieri, en 1952. El Colegio San Francisco lo inauguró él en 1961. “Para ese entonces, ninguna casa se construía con concreto, porque este no existía; solo en verano se podía entrar; casi todas las casas eran de madera. En ese tiempo los sacerdotes venían en Misiones al pueblo y hacia la montaña. En el pueblo hacían una ramada y eso era lo que servía para las celebraciones religiosas, no había iglesia. Hasta que vino el padre Daniel hizo la iglesia de madera en lo que hoy es el parque; trajo muchas imágenes de Italia, siempre con la colaboración de los finqueros, de los comerciantes y de mucha gente campesina sin grandes recursos económicos, sino que con gran voluntad daban lo que podían. Mi papá era uno de los que recogía las ofrendas que daban. Y con dinero en efectivo también para las obras de la iglesia; él fue de los grandes colaboradores para el Colegio San Francisco.


REENCUENTRO 20 AÑOS DESPUÉS. Una veintena de matiguaseños, jugadores de futbol en sus mejores tiempos, regresaron a su pueblo para promover un partido de futbol como parte de un reencuentro de la familia y jóvenes que partieron de Nicaragua durante la diáspora, provocada por la guerra de los años ochenta. La mayoría reside y trabaja en Canadá y Australia.

“Había familiaridad entre todas las familias; éramos, mejor dicho, una familia grande todo el pueblo. La alegría de una casa era contagiada para el resto del pueblo, lo mismo una desgracia o una fricción; lo mismo se compartía todos los dolores, las alegrías, las necesidades. Éramos un pueblo pequeño muy unido que hoy ha progresado con el aporte de las migraciones de toda Nicaragua. Hay mucha gente en España, en los Estados Unidos, otros en Panamá que se van con el propósito de hacer una casa, de comprar una propiedad, de progresar y la mayoría lo ha logrado. Ya hace 20, 30 años que emigraron, han hecho vida, han progresado allá y tienen sus ahorros para su retiro. Por eso hay ahora también ahora la migración de la mujer para España, es impresionante. Podríamos decir que el 20, 30% de las mujeres emigra más a España por motivos económicos.”

Apostar por el turismo

Ivania Raquel Meza Mairena, es una jovencita hija de Matiguás, tiene 18 años, estudia Administración Aduanera y Comercial y Exterior, en la ciudad de León. Ivania también tiene aspiraciones para sus municipios:

“Me gustaría que Matiguás apostara por el turismo ecológico, ya que cuenta con zonas montañosas hay que explotar todo lo lindo y la belleza rural que tiene mi pueblo. Debemos de trabajar todos por el medio ambiente.”

La carne de venado a “chelín” la libra

Don Enrique Membreño Ortega, fue diputado del PLC a la Asamblea Nacional e impulsó el Decreto de Ley que elevó a ciudad al pueblo de Matiguás. Hoy recuerda los tiempos cuando una libra de carne de venado valía un “chelín”. De ese y otros detalles no habla don Enrique:
“Aquí se mataban los venados en ese tiempo en la zona de Muy Muy, en la tienda de los Martínez, de Leandro Martínez, allí se vendía el cuero a tres córdobas la libra, pero aquí Matiguás comúnmente la carne de venado se vendía en un “chelín”, o sea, 25 centavos. Eso era una maravilla matar un animal porque se vendía caro el cuero; las vacas en Matiguás eran bien baratas, en ese tiempo.”

Añoran su naturaleza virgen

Doña Paz del Carmen Blandón Gadea, vive en Managua pero evoca a su Matiguás. Ella tiene sus añoranzas:

“Añoro la vida sencilla que me tocó vivir a partir de 1960, cuando Matiguás era realmente una aldea; no sé cuántos habitantes tenía, pero pienso que era el Macondo de nuestro país. Realmente añoro sus ríos, su geografía que, en 60, 50 años realmente ha cambiado muchísimo. Conocí los ríos más caudalosos de este país, al llegar a Matiguás; añoro su naturaleza virgen que yo encontré en 1960. Hay muchos avances que me parecen geniales. El hecho que haya carreteras que iban más allá de mi imaginación en esa época, han llevado mucho progreso sin duda, pero se ha perdido lo más valioso, la naturaleza”.

Paz del Carmen Blandón Gadea.
Paz del Carmen Blandón Gadea.

“Entonces, yo añoro que haya gente, aunque muy poca ya, como mi padre Víctor Blandón Cantarero. Por ejemplo, él es un amante de la naturaleza; siempre con su ejemplo, sin hacer un discurso ni dar entrevista mucho menos, en la práctica siempre lo ha sido y realmente es la herencia más valiosa que nosotros su descendencia tenemos. Si algo lo ofende a mi padre es que alguien diga, por ejemplo, ¿para qué vas a sembrar algo si usted no va a comer de ese árbol? Que le digan a mi papá, que tiene 85 años: si ya usted no va a comer de ese árbol, de esa manzana, de ese mango, de esa naranja, entonces él responde: “Si yo pensara como estás pensando vos que sos un joven, si pensara de esa manera egoísta, jamás habría yo disfrutado todo lo que la naturaleza me da. Yo tengo que sembrar para que las generaciones futuras lo disfruten.

“Quisiera primero, que Matiguás conservara, que conserve, esa calidad humana que hay todavía en mi pueblo, en donde las personas se extrañan unas a otras, en donde se comparte un plato de comida especial que hiciste por un día de cumpleaños o porque se reunió la familia. La calidad humana es lo que realmente yo más valoro de mi pueblo.”

Víctor Blandón Cantarero.
Víctor Blandón Cantarero.

Sus proyectos y problemas

El doctor Boanerges Mendoza Ruiz (55), es el Alcalde de Matiguás. Es Liberal y ganó las elecciones en alianza con el Frente Sandinista de Liberación Nacional por 200 votos de diferencia: 7300 votos para el Frente y 7100 para los liberales. Lo reñido de las votaciones provocó protestas con policías y civiles heridos. Nacido en San Isidro, Matagalpa, en 1960, llegó de 19 años a Matiguás. Hoy Boanerges nos narra algunos episodios de su vida en este lugar:

“Cuando yo vine a Matiguás, era un pueblo pequeño; hoy en día el pueblo ha crecido y tiene 60,000 habitantes y 88 comarcas. En estos dos años y medio de gobierno, Matiguás, ha cambiado mucho, tanto en lo social, lo económico y en infraestructura. La mayor demanda de sus habitantes es el mejoramiento de sus caminos. Si no hay penetración de caminos, no hay desarrollo, y en eso estamos trabajando, resolviendo el problema vial de las comunidades con el apoyo del gobierno del presidente Daniel Ortega Saavedra. Tenemos un presupuesto de 64 millones de córdobas, 25 de ellos vienen de transferencia del gobierno central.

Boanerges Mendoza Ruiz
Alcalde Boanerges Mendoza Ruiz.

“Tenemos proyectos que se hicieron el año pasado: la carretera a Los Cerritos, de 30 kilómetros con un costo de 13 millones de córdobas y otro camino nuevo de 25 kilómetros, La Minita, La Patriota que anda por 13 millones de córdobas. En este año son 73 proyectos los que tenemos que ejecutar, de ellos llevamos 43 proyectos ejecutados. Se ha hecho un sinnúmero de escuelas nuevas en las comunidades y en el casco urbano. Se han construido y mejorados los Centros de Salud, tanto en el casco urbano como en las comunidades. Estamos realizando unos proyectos de agua potable en las comunidades, es un proyecto de 30 millones donde salen favorecidas 7 comunidades que comienza con Pila Grande, El Jobo, Sebadilla, Santa Cruz, El Caracol y está beneficiando a 600 familias. El proyecto abarca su inodoro, agua potable, lava manos y letrinas.

Construcción del puente paso real:

“La gente de Matiguás nunca pensó que este megaproyecto se realizaría; hoy, gracias a las gestiones del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, pronto será una realidad. En 1998, el Huracán Mitch dejó grandes pérdidas en vidas humanas y daños materiales, siendo afectada mayoritariamente la red vial, principalmente los puentes. Entre los puentes destruidos, se encuentra el Puente Paso Real, el cual se localiza en el Km. 156 sobre la carretera de los municipios de Muy Muy y Matiguás. El gobierno de Nicaragua construyó un puente provisional tipo Bailey, de 80 metros de longitud y 3.1 metros de ancho. En junio del 2010, el gobierno nuestro solicitó al gobierno de Japón la cooperación financiera no reembolsable, para la construcción del Puente Paso Real y sus caminos de acceso. En el año 2013, mediante la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, su gobierno realiza los estudios pertinentes para el diseño y posterior construcción del Puente Paso Real, lo que viene a contribuir con el programa de fortalecimiento de la red de carreteras principales del país. El puente a construirse tendrá una longitud de 170 metros de largo con un ancho de 9.9 metros, formado por una estructura metálica armada en dos tramos continuos y apoyado sobre sus dos estribos cimentados sobre pilotes de concreto y una pila central con cimentación directa. Su costo es de US$10.372,405.65 dólares equivalentes a: 1.232,400.000.00 Yenes. Su plazo de ejecución es de 21 meses, se inició en febrero del 2015 y finalizará en octubre de 2016. La construcción está en manos de la empresa “Hazama Ando Corporation” y la supervisión en manos de “CTI Engineering International Co. Ltd.” Su construcción beneficiara a la población de Muy Muy, Matiguás, y Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN).

“Este puente impulsará aún más el desarrollo de Matiguás. Nuestro municipio es el mayor productor de leche y carne de todo Nicaragua; ya Chontales se quedó atrás, antes Chontales era el que tenía más ganado, ahora no; hoy en día el que tiene más ganado es la zona de Matiguás, Río Blanco, Mulukukú, por eso se llama la “cuenca lechera”, porque el hato ganadero que tenemos es voluminoso. Estamos haciendo calles para el pueblo, donde la mano de obra es local, y todos los proyectos que se están ejecutando, tanto en salud como en educación, se realizan con mano de obra local. El desempleo es poco en Matiguás.

“Estamos en una serie de actividades para enfrentar los problemas sociales y hacer conciencia en la juventud que las drogas perjudican y trae problemas familiares; la Policía, gobierno local-Gobernación estamos haciendo marchas cada 15 días en las calles con los jóvenes, para hacer reflexión sobre el “No a las Drogas.”

“Extrema pobreza no hay en Matiguás; lo que tenemos en el municipio es una zona seca, en Sebadilla, una comunidad que poco llueve; El Jobo que poco llueve, y aquí buscando para Muy Muy, son tres comunidades; ahí es donde a veces se nos da problemas. Con el apoyo del gobierno central y los proyectos de la Alcaldía de Matiguás, se va teniendo cambios, y la población está viendo que estamos trabajando para la población.”

Sus personajes

Matiguás tiene numerosos personajes que han contribuido a su desarrollo, y le han dado vida y color, entre ellos, en primer lugar: fray Daniel Altigieri, Hugo Hernández Ochomogo, Joaquín Reyes, Víctor Blandón Cantarero, Boanerges Mendoza, la profesora Nena Montoya y su hermano y productor Carlos Montoya Rourk, Anael Mendoza Ruiz, Enrique Membreño Ortega, Silvia Reyes, Jacobo Cadena, Julio Cuaresma, José Manuel Howkins Portillo, la abogada Nelba Blandón Gadea, los toreros: Amado Meza, Juan Alarcón, Rodrigo González y Rolando González (“Mano de Perra”) y los montadores de toros “Calaberín” y Salvador Blandón, los galleros Rodolfo Rojas López y Róger Rizo Valle e Iván Meza. Además de las dueñas de sus famosas cantinas: “El Quelite”, Flor Orozco y Lencha Rubio.

Juan José Blandón Meza.
Juan José Blandón Meza.

Sin embargo, para realizar esta historia, tuve la suerte y el privilegio de hospedarme en la posada “La Guitarra”, y de tener de guía en Matiguás a don Juan José Blandón Meza, un verdadero personaje del pueblo, conocido y estimado por moros y cristianos. Don Juan José, nació un 16 de mayo de 1944, en Boaco. Fue alcalde de Matiguas (1972-1975), cuando los alcaldes eran nombrados de dedos, sin salario y la alcaldía era su casa. Andando con él en Matiguás, todas las puertas se me abrieron; más tarde, me di cuenta de que, además, es un gran autodidacta del arte de tocar la guitarra, actividad que practica desde los 12 años. En estos 60 años, ha acariciado la guitarra desde cuando su padre don Federico Blandón la compró, y aprendió a tocar su primera pieza “Entre copa y copa”. Don Juan José, rememora esos días de su vida:

“Comencé a tocar con mis amigos Julio y Armando Ramos, que eran buenos guitarristas, y formé con ellos el trío “Los Alegres de Matiguás”. Pero también estuve tres años en Matagalpa, y estuve tocando por primera vez ya con un guitarrista famoso y de grata recordación, don Armando Morales (uno de los mejores de Nicaragua), él era clásico; él me invitaba y yo lo acompañaba con frecuencia. En Estados Unidos forme parte de un grupo, éramos cuatro músicos, tres mexicanos y yo. Me siento muy feliz con ser, lo poco guitarrista que soy. La guitarra y cantar entre amigos, a uno lo estimula y le alegra vida. La música estimula la vida, abre oportunidades y buenas amistades. Gracias a Dios, me siento feliz al tocar la guitarra.”

FUENTES: Informe del Obispo de Nicaragua Pedro Agustín Morel de Santa Cruz; “La población de Nicaragua (1748-1867), de la época final de la colonia hasta los primeras décadas del período independiente”, de Mercedes Mauleón Isla; “La Política de los Estados Unidos para Nicaragua”, de Henry L. Stimson; “Maldito País”, de José Román; “Legislación sobre Matiguás”, de la Asamblea Nacional; “Historia de Matiguás”, de la parroquia de Matiguás; “Caracterización de Matiguás”, de la Alcaldía de Matiguás (Año 2012-2013).

Foto de Portada: Una panorámica de la primera iglesia San José de Matiguás, construida por el padre franciscano Daniel Altigieri, en los años 50. La ubicación de la recordada iglesia, es donde hoy está la biblioteca María Gadea de Blandón, ubicada en el corazón del parque del pueblo.

Agradecimientos: Nuestro más profundo agradecimiento para don Juan José Blandón Meza, doña Cristian Blandón, doña Justina y doña Sorayda Urbina, a Juan José Castro y a mi hijo Selser Eduardo Tapia Casco.