Texto Del Ing. Eduardo Pérez Zendejas y
Eduardo Pérez Tapia
“El Palenque de Oro”, Número 174
Criadero el Potroso
El título original de este artículo era «Cómo armar la navaja cortante mexicana». Sin embargo, lo cambiamos por ir en contra del principal concepto que queremos enfatizar y dejar en claro: no existe una receta infalible para armar la navaja mexicana. Muchos de los conceptos que se tienen son puros mitos, mentiras o cuentos. Queremos remarcar que lo que escribimos en este artículo son experiencias que hemos tenido personalmente, no son mentiras ni invenciones, y deben tomarse como lo que son, consejos… y no como leyes.
Además de la buena calidad de la navaja, es vital que tenga un buen filo.
El cómo amarrar la navaja está lleno de cuentos, de conceptos sin fundamentos que, como buenos mitos, se encuentran rodeados de un halo semimágico, como si fuesen secretos milenarios conocidos sólo por un ermitaño de una cueva desconocida, y se conocen gracias a que un héroe mitológico arriesgó su vida para obtenerlos de un libro mágico que cuida un dragón. Todos estos mitos se basan en detalles irrelevantes y ocultan lo que realmente es importante. Oímos expresiones tales como: «Cuélgala para que despate» o «Levántala para que degüelle» o «Apúntala al corazón», etcétera. Entiéndalo de una buena vez: TODAS estas costumbres no son más que puras mentiras perpetuadas por una serie de personas a las que conviene hacer creer a la gente que son verdaderas para poder usarlas de la forma en que les convenga. Pero lo que en realidad importa para obtener buenos resultados no lo mencionan, unas veces por ignorancia, otras por conveniencia. Estos factores que realmente son indispensables para armar lo mejor posible la navaja son: la habilidad cortadora del gallo, el ángulo de entrada de la navaja y la firme sujeción de ésta a la pata del gallo.
En los últimos años, de hecho, se ha divido el país en dos regiones: una, donde se juega más arma larga (el Pacífico) y dos, la Región Central y Caribeña donde se juega con arma corta de filo. En la gráfica, un gallero chontaleño arma su gallo en la gallera “La Minera”, de La Libertad, Chontales
La habilidad del gallo para cortar es fundamental, en verdad FUNDAMENTAL. No hay ni nunca habrá un método de amarrado que pueda transformar un gallo no cortador en uno cortador. Lo repetimos nuevamente, ningún método para armar a su gallo lo hará cortador si éste no tiene habilidad cortadora. Esta habilidad se hereda de los padres y ningún método de postura puede darlo si el gallo no lo tiene por herencia. La habilidad cortadora es tan importante que con su sola presencia y a pesar de un mal amarrador, el gallo va a cortar. Así pues, basados en que el poder cortador es el elemento fundamental para que el gallo corte, podríamos definir que un buen amarrador es aquel quien sujeta firmemente la navaja a la pata, en tal forma y orientación que no interfiera al mecanismo natural que tiene el gallo para herir. Es por ello importantísimo que entre las características de sus reproductores se encuentre siempre el poder cortador.
Hay un grupo de amigos que al final de temporada organizamos una carne asada a la cual llamamos «la desgallada», y es que en ésta peleamos todos los gallos que no consideramos conveniente pasarlos de pluma, ya sea porque están despatados, desalados, tienen algún defecto, son malos peleadores, etcétera. Bueno, pues en una de estas desgalladas existió un gallo muy bravo al cual le llamaban «El Loco», ganó su pelea y quedó suelto y armado. Era un mal gallo que había ganado, porque el otro era peor, pero eso sí, tenía una bravura descomunal. Tiraba golpes a todo aquello que se moviera a un metro a la redonda, y por ésta bravura nadie se atrevió a entrar aI anillo a levantarlo. Al cabo de varios minutos ahí seguía suelto, y nosotros sólo nos mirábamos los unos a los otros para ver si a algún temerario le surgía el espíritu heroico e intentaba agarrarlo; pero no, no hubo actos de heroísmo y pasaron varios minutos más, yo no veía quién tuviera siquiera la menor intención de aventarse a agarrarlo. El dueño de la gallera ya estaba bajo el efecto de algunas copas y decidió sacar un gallo que no le gustaba cómo topaba para pelearlo. Sacó pues el gallo de un cancel en el cual había permanecido los últimos tres meses y nos contó que cada fin de semana lo sacaba a una jaula con varias gallinas ponedoras para que le diera el sol; pesaba fácilmente medio kilo menos que el rival, y por si todo esto fuera poco, el efecto de las copas le impidió amarrar adecuadamente la navaja, poniéndola en la pata derecha con una botana diseñada para pata izquierda (con eso de las copas nunca quiso hacer caso que la pata que estaba armando era la derecha). Las navajas que usamos en esa ocasión estaban oxidadas y solamente tenían el poco filo que pudimos sacarles con una piedra de San Ignacio, que providencialmente alguien llevaba. Bueno, para no entrar en más detalles, armó el gallo, lo liberó al ruedo y en treinta segundos resolvió el problema que ninguno de los presentes había podido solucionar: se acabó «El Loco».
Después de esto, todos los brindis fueron en favor de aquel gallo que en treinta segundos había cambiado su suerte de ser «changa» a la del héroe que nos había salvado de aquel animal tan salvaje. Desde luego en ésta, como en toda buena anécdota, suceden cosas poco comunes; no es común y más bien es una gran excepción que un gallo corte tan bien después de permanecer en un confinamiento tan reducido por un largo período, pero es un muy buen ejemplo para enfatizar que el poder cortador es primordial. Y no es cuento, en verdad sucedió tal cual lo escribo.
¿En qué se fundamenta el poder cortador?
Nosotros no lo sabemos, pero ciertamente es hereditario y es más factible obtener gallos cortadores de antepasados que hayan mostrado esa cualidad. El poder cortador es algo que el gallo tiene desde que nace y uno de los objetivos de la postura es optimizar ese poder cortador al darle una condición física adecuada. Y hay que tener cuidado, pues consideramos que si la postura es mala el poder cortador puede deteriorarse hasta en un 70% o más.
Saber de la calidad del acero, del temple y saber dar filo es importante para tener buenos resultados en una pelea con navaja cortante. En la gráfica, Gustavo “Tabo” Cerda, fabricante y afilador de navaja cortante, da filo a una navaja de pulgada en su casa de la ciudad de Masatepe.
Ya nacido el pollo, nada podemos hacer para incrementar su poder cortador; podremos proveerle de lo necesario para no disminuírselo, como lo es una buena alimentación, un buen desarrollo, un buen entrenamiento, un buen manejo previo a la pelea y un buen amarrado de la navaja. En el presente artículo nos limitaremos a hablar solamente del amarrado.
Tenemos pues, que el armar adecuadamente un gallo consiste solamente en colocar el arma de tal forma que no intervenga en su capacidad para herir y de ninguna manera podremos transformar un gallo no cortador en uno que sí lo sea, por más que le hagamos. En el momento de amarrar el gallo, los puntos en que podemos influir sobre lo cortador, es en el ángulo de entrada de la navaja y la firmeza con que se sujete el arma a la pata.
En esta imagen se observan dos líneas que forman el ángulo de entrada de la navaja. La primera, una línea vertical que pasa en medio de la caña; y la segunda, es producto de continuar la dirección del último tercio de la punta de la navaja, e indica la Inclinación que tiene este segmento con respecto a la caña.
El afianzamiento es simple; usted puede escoger el método que desee, puede ponerle las vueltas y columpios que quiera, el único objetivo es sujetar firmemente la navaja a la botana, de tal forma que no se descoloque durante el combate, pero siempre considerando que no quede tan apretado que ligue al gallo. Cada persona tiene un método propio y es totalmente correcto si cumple con su función.
El tópico específico que queremos abordar es el ángulo de entrada de la navaja. Con ángulo de entrada nos referimos a la posición (el ángulo que se forma) que guardará el tercio más distal (es decir el que está más hacia la punta) de la navaja ya armada con respecto a la zanca del gallo, y es el que determinará la facilidad o dificultad de penetración de la navaja. El ángulo de entrada es el resultado de la suma de la forma de la botana y de la forma de la navaja. Este es un factor importantísimo en el momento de armar.
El espolón es el arma natural del gallo, su forma varía de un individuo a otro, incluso entre hermanos. Sin embargo, dentro de una familia homogénea las diferencias entre los espolones de los individuos son tan pequeñas, que a veces no son perceptibles. Las características del espolón que resaltan por su importancia son: lo pronunciado de su curvatura, la altura de la punta y la desviación del espolón con respecto a la caña (es decir a dónde apunta). Por lo pronunciado de su curvatura podemos clasificarlo en: muy curvo, en curvatura media y en recto. Por la altura de la punta lo podemos clasificar en: punto alto, punto medio y punto bajo. Según hacia donde apunta el espolón se puede clasificaren: lateral y medial. Y todas las formas de espolón se derivan de la combinación de estas tres características.
Así pues, las diferentes formas del espolón resultan de todas las combinaciones posibles de estas tres características, e igualmente las diferentes formas de colocar la navaja, son el resultado de estas mismas combinaciones.
En las siguientes fotografías se muestran las variantes de espolones según lo pronunciado de su curvatura: foto A espolón muy curvo, foto B de mediana curvatura y foto C recto.
En las siguientes fotografías se muestra la desviación de la punta: foto D observamos un espolón apuntado al codillo (externo), foto E espolón apuntado a la línea media y foto F espolón de un gallo de tres años donde se aprecia la desviación hacia la línea interna que los gallos de edad van experimentando.
En esta ilustración observamos la altura de la punta. El espolón de punto alto generalmente corresponde a aves bankivoides, mientras que el de punta baja generalmente es de aves orientales u orientaladas.
Cada gallo tiene un patrón de amarrado con el que se desempeña óptimamente.
Cuando decimos patrón de amarrado nos referimos a la combinación de orientación de la punta y ángulo de entrada que puede adoptar la navaja al amarrarla, tomando también en cuenta la forma de la botana y de la navaja a misma. Es imposible probar cada gallo antes de pelearlo para ver cuál patrón le corresponde. Sin embargo, existe la ventaja de que si poseemos una familia homogénea sus individuos tienden a compartir el estilo de pelea, así como también el patrón de amarrado. Por lo tanto, si se tiene una familia homogénea es recomendable experimentar diferentes patrones de armado con varios de sus miembros hasta encontrar el patrón óptimo y así en lo futuro podrá, cada vez que pelee un individuo de ésta familia, armarlo con este patrón, teniendo así una mayor probabilidad de hacerlo correctamente. Cabe también aclarar que cada vez que introduzca sangre nueva en su familia, el patrón de amarrado podrá cambiar en grado variable; puede que no sea mucho si las características de la sangre nueva son muy similares a la de la familia que ya tiene, sin embargo habrá ocasiones que varíe drásticamente.
Pero cuando no conocemos nada acerca de la familia de donde procede el gallo que vamos a pelear, hay algunas características físicas que pueden darnos una idea (y nada más que una idea) de cuál es el patrón de amarrado del gallo, como es lo orientalado o bankivoide que sea su ave y la forma del espolón de ésta. En términos generales, entre más sangre oriental tenga un gallo, más recto será su espolón, salvo, como en todo lo de los gallos, las excepciones que siempre las hay. Así, cuando tenga un gallo orientalado, con espolón semicurvo o casi recto, deberá armarlo con una navaja no tan curva (sin llegar a ser recta), se recomienda la media luna o natural y un poquito más colgada, sin llegar a la exageración. En cambio, a un gallo bankivoide habrá de ponerle una navaja más curva y no tan colgada. Todo ello deriva en que los golpes del oriental están diseñados para herir con una arma natural que tiende a ser recta, en cambio, el bankivoide tiene un arma natural curva, por lo que sus golpes los hace en forma de que sus movimientos sean para herir con este tipo de arma.
El patrón de armado no va estrictamente siempre ligado a las características físicas del gallo, sino que puede variar. Por ejemplo, usted puede tener dos gallos patas verdes de diferente familia, pero muy similares en características físicas y no por ello van a compartir necesariamente el mismo patrón de armado, puede que uno de ellos sea muy efectivo con la navaja muy angulada como la cola de rata, mientras que el otro simplemente no corta con este tipo de navaja. Es por ello que le decimos que la forma del espolón y la apariencia del gallo solamente es una orientación, pues nada hay seguro.
Para entender mejor, veamos cómo se desarrollan los golpes de los gallos. Todos los gallos, para golpear, desplazan sus patas en el aire siguiendo una trayectoria muy similar; la pequeña pero gran diferencia, consiste solamente en la angulación que presenta la punta del espolón con respecto al cuerpo del rival a la hora del contacto. En términos generales, la trayectoria de las patas es de arriba hacia abajo y en diagonal de afuera hacia adentro, lo que resulta en un movimiento diagonal y curvo de aproximadamente 45 grados de inclinación. En palabras es difícil de explicar, por tal motivo incluimos una ilustración.
Pasado esto, de inmediato se inicia el movimiento de retirada, pero éste no sigue la misma trayectoria por la que penetró, sino que ahora el movimiento es de adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo, provocando un «jalón» cuyo objetivo es que el espolón desgarre los tejidos que se oponen a su salida.
Viendo la pata en diferentes tiempos, el movimiento sería:
Imagen A. Un primer paso en el que el gallo acerca su pata hacia su rival, aquí el movimiento depende casi exclusivamente del muslo, permaneciendo flexionado el codillo. Posteriormente el muslo continúa acercándose al rival y el codillo comienza a extenderse haciendo que la caña adquiera gran velocidad. Imagen B. En la imagen C, el muslo y la caña están casi alineados, la diferencia de sus respectivas pendientes es mínima. En este momento es cuando la punta de la navaja se pone en contacto, con el rival y el movimiento depende casi exclusivamente de la caña, haciendo un efecto de «latigazo» para adquirir una gran fuerza de penetración. Posteriormente el muslo y la caña casi se alinean y el movimiento hacia la línea media es mínimo, pues el cuerpo del rival obstaculiza la trayectoria de la pata. Imagen D.
Así pues, el gallo que flexiona más los codillos hace una trayectoria más curva e inclinada y en términos generales su navaja ideal es una angulada, pues ésta tiene la forma que seguirá el arma a la hora de penetrar. En cambio, el gallo que hace una trayectoria más recta necesitará una navaja menos angulada, hasta llegar al extremo de los gallos orientales que no flexionan tanto los codillos durante sus tiros, por ello sus espolones son rectos, para facilitar la penetración de los mismos. Es por ello que los gallos orientalados cortan mejor, en términos generales, con navajas de media luna o naturales que con la cola de rata.
Existe un último movimiento a considerar. En las imágenes utilizamos un gaff Duke 74 para mejor apreciación. Si usted realiza un simple movimiento angular (circular) tomando como base el codillo, se fijará que la punta del arma entra en contacto en un sitio del objetivo, lo cual señalamos con una línea para mejor identificación, si continúa el movimiento hasta llegar a la base del arma se dará cuenta que hay un desplazamiento de ésta hacia lo que es el canto (fíjese en la segunda ilustración, la diferencia entre donde penetró el arma, señalada por una flecha pequeña, y donde se encuentra cuando está totalmente introducida), que impediría la penetración del arma. Si se toma en cuenta que el espolón del gallo es sin filo, debe de existir un movimiento compensatorio que haga que toda el arma siga la trayectoria de la punta, dicho movimiento compensatorio es ir abriendo el codillo, leve y paulatinamente, según va penetrando el arma. Entre más angulada el arma más movimiento compensatorio necesitará. Esta es otra diferencia entre el oriental, que tiene un arma recta y por ende no compensa tanto abriendo el codillo en comparación con el bankiva, que al tener un arma curva necesita compensar más. Es por ello, que un gallo orientalado que se arma con navajas muy curvas no corta, pues no tiene la capacidad de enterrar el arma debido a esta falta de compensación. Haga el experimento usted mismo y verá cómo entre más angulada el arma, más compensación es necesaria. Incluso este movimiento acentúa el efecto de latigazo de la pata del gallo dando más fuerza de penetración.
La hoja de una navaja mexicana se puede dividir en tres tercios: el primero es el que le va a dar el grado de curvatura a la navaja; el segundo, es el que va a restituir la curvatura; y el tercero es el que va a determinar el ángulo de entrada de la navaja, y sus últimos ocho o diez milímetros (dependiendo del fabricante) deben de ser rectos. Cuando estos últimos milímetros son curvos, el ángulo de penetración de la navaja se torna muy pronunciado, con lo que el gallo en lugar de introducirla golpeará con el canto de la misma.
En las siguientes fotografías mostramos dos amarrados diferentes: uno con una navaja de semiluna y botana natural, el otro con botana con ventaja y navaja muy curva. Nuestro propósito es mostrar que cuando se amarra el gallo acentuando demasiado el ángulo de entrada, éste en vez de golpear con la punta de la navaja lo hará con el canto de ésta. Disecamos una pata de gallo y la colocamos sobre una pequeña caja para simularla articulación del codillo del gallo, de tal forma que permita realizar un movimiento curvo lo más similar posible a como lo haría un gallo al golpear. Amarramos una navaja semiluna sobre una botana natural para ejemplificar el buen amarrado del gallo y podemos observar que cuando la navaja llega a la superficie a golpear, el contacto lo hace exactamente con la punta, y la forma de la navaja se alinea perfectamente a la trayectoria que seguirá la pata, de tal forma que se consigue una penetración máxima.
En cambio, con un ángulo muy pronunciado se observa que el contacto de la navaja sobre la superficie a golpear no lo hace exactamente con la punta, sino un tanto con el canto de la misma, al continuar la trayectoria normal de la pata durante el golpe el canto, al no tener filo, funcionará como un freno para la penetración, produciendo cortadas pequeñas y superficiales.
Un ángulo de entrada adecuado solamente garantiza la penetración máxima de la navaja; sin embargo, el corte depende del «jalón» de retirada que hace el gallo; no obstante, influye bastante en la magnitud de las cortadas, ya que una penetración máxima está garantizando que la navaja pueda «enganchar» más tejido y así cortar más profundo; obviamente, estas heridas profundas son más letales que las superficiales.
También podemos generalizar que los gallos que usan navajas muy anguladas, generalmente necesitan que éstas se apunten hacia la región externa del codillo (punto A) y entre más se vaya rectificando la angulación (más rectas) la punta debe dirigirse gradualmente hacia la línea media de la caña (punto B). Igualmente, el gallo joven tolera más una navaja apuntada hacia el codillo y conforme aumenta su edad la punta deberá ser dirigida más hacia la parte media de la caña.
Ahora, hablemos de algunas propiedades de las diferentes formas de navaja que nosotros usamos:
Cola de Rata
Es una navaja devastadora, hace heridas muy profundas y extensas. Sin embargo, por su gran angulación es de difícil manejo, se necesita un gallo que flexione mucho los codillos y que tenga la preparación adecuada que le permita flexionarlos adecuadamente, además debe ser fuerte para poder ¡alar la navaja de salida, ya que como penetra mucho «engancha» más tejido y con ello se dificulta su extracción.
Observamos los diferentes ángulos de entrada de la navaja cola de rata; se ha acentuado para la cola de rata.
Media Luna
Es una navaja muy popular, ya que su forma semeja a la gran mayoría de los espolones. Produce cortes un poco menos profundos que la cola de rata; sin embargo, es de uso más fácil y es la navaja que deberíamos de usar en el caso de armar un gallo del cual no conocemos su ángulo óptimo de armado. Probablemente usted piense que la mejor es la cola de rata por ser tan devastadora, pero si su gallo no tiene un patrón de amarrado compatible con esa navaja, aunque usted le ponga dos, poco cortará. Es por ello que hay diferentes formas de navaja, para armar a cada gallo con su ideal.
Recta
Esta navaja en muy poco usada, se reserva para aquellos gallos que tienen una gran influencia oriental y usted ya ha probado, sin éxito, con otras formas de navaja. Es de muy fácil penetración, pero la profundidad y extensión de las heridas son breves. También se recomienda para cambio de navaja si su gallo está bastante herido.
Botanas con ventaja
Hablemos ahora de las botanas con ventaja. Estas acentúan la angulación de la navaja, y es por ello que con éstas se deben usar navajas no muy anguladas, ya que se corre el riesgo de dar un ángulo de penetración muy pronunciado y el gallo golpeará con el canto. Si usted no conoce bien la familia del gallo que va a pelear, deberá armarlo de la forma en que sea menos factible que lo prive de su poder cortador, es decir, con una botana natural, navaja de semiluna y apuntarla a la mitad de la caña.
Cuando un gallo que requiere navaja angulada es armado con navaja recta, su poder cortador disminuirá pero algo cortará.
En cambio, si a un gallo que requiere navaja recta se le pone una muy angulada, ése no cortará nada, pues golpeará con el canto de la navaja.
El dónde conseguir navajas a entera satisfacción siempre ha sido un problema, ya sea por la calidad o por la forma. Cuando pusimos en práctica los conceptos antes mencionados, fue necesario mandar a hacer navajas con ángulos especiales, para lo cual acudimos con nuestro amigo Sergio Calleros, quien atenta y gustosamente nos ayudó en dicha tarea, con la ventaja adicional de la calidad, pues de cuatro docenas que fabricó ninguna se rompió o dobló y terminaron la pelea con buen filo. Si usted desea hacer la prueba, estoy seguro que él le atenderá a entera satisfacción.
Aquí observamos cómo la ventaja de la botana acentúa el ángulo de penetración. Entre más sea la ventaja, más se pronunciará el ángulo. Cuando se use estas botanas se recomienda colgar la navaja.
Un aspecto muy importante es la altura sobre la botana en la que se coloca la navaja. En nuestra experiencia hemos visto que el borde interior del arco que hacen las patillas de la navaja en la base de ésta debe quedar entre 3 y 5 milímetros (varia según la familia) por debajo del borde inferior del boquete del espolón en la botana. Dirá que el hablar de milímetros es una exageración que estamos inventando para darle cierta importancia al artículo, pero no. Haga usted la prueba, arme sus gallos colocando la navaja a sólo un milímetro (alta) ó a 7 milímetros por debajo (muy colgada) del orificio de la botana y verá que esos dos milímetros son la diferencia entre un gallo cortador y otro muy poco cortador. Quedará muy impresionado, al igual que nosotros quedamos cuando hicimos las pruebas, al ver que si la navaja está muy alta o muy baja su gallo no cortará nada. Por eso, el «cuélgale la navaja para que despate» es mero mito. Debemos considerar que una navaja media luna se debe armar alta (se recomienda a 3 mm), en cambio, una cola de rata deberá colocarse baja (se recomienda a 5 mm). Entre más angulada la navaja, más colgada deberá colocarse, esto debido al ángulo de entrada que forma al colgar la navaja, por la trayectoria de la pata del gallo se rectifica el ángulo de entrada.
Por último, un gallo mal puesto, ya sea por falta o exceso de ejercicio, no podrá cortar con una navaja angulada, aunque ésta sea su forma ideal. Esto es así, porque le falta flexibilidad al codillo y sus tiros tenderán a ser rectos, en consecuencia, deberá usarse una navaja media luna o natural y ésta deberá colgarse a unos 4 ó 5 milímetros.
La buena calidad o mala calidad de una navaja, puede determinar el buen resultado de una pelea en arma cortante. En la gráfica, una navaja de las tantas navajas dañadas durante uno de los Derby en Los Altos, de Masaya, por su mala calidad. Las navajas se quebraron, doblaron, despuntaron y desafilaron, lo cual deterioró la calidad e imagen de dicho evento.
Recuerde que solamente es parte de nuestra experiencia, usted puede tener otras opiniones, le invitamos a escribir y publicarlas en esta revista, ya que en verdad a todos nos ayudará el conocer diferentes puntos de vista, sobre todo en temas tan poco tratados. Nos despedimos esperando que le sea de utilidad.