Gallo Kelso, Criadero Los Tapia, Masatepe, Nicaragua.
Texto de Lic. José Roberto Feijoó
Especial para Gente de Gallos
Los gallos brasileros han traído grandes controversias, lo cual ha llevado a muchos a tratar de erradicarlos o que peleen entre sí. Nadie que sepamos se ha sentado a analizar porqué pierden algunos gallos nuestros frente a éstos. Veamos:
He observado que el gallo nuestro que sale tirando, es cortador y tiene fondo derrota sin contratiempos mayores a estas aves. Nadie se ha percatado que la estatura de estas aves es un factor determinante cuando el contrincante no tiene fondo. Este es el gallo que se queda sin tiro a los pocos minutos de salir a combatir y no llegan sus tiros a la cabeza del contrario.
Nuestros gallos son llamados por los americanos “head hunters”, porque tiran a la cabeza. Si el gallo se queda sin tiro y quiere llegar a la cabeza de un gallo más alto se gasta. El porqué un gallo se queda sin tiro usualmente se despacha simplemente con una falta de cuido. Esta explicación es muy simplista. El tener o no pegada es una característica hereditaria que tiene que ver con el desarrollo de los músculos traseros del gallo. El tiempo de nuestras peleas ha mermado de 60 a 14 minutos. Antiguamente había gallos con fondo que podían conservar su pegada hasta por una hora. Hoy tenemos muchos gallos “Esculapios” que a los cinco minutos están dando con su trasero en la alfombra. Esto es un grave defecto genético que se ha fijado en algunos de nuestros gallos, lamentablemente.
Estos gallos “Esculapios” no pueden ganarse a ningún gallo con estatura, pues no mantienen para el fondo su pegada. Si no ganan en los primeros tres a cuatro minutos no hay escape con un gallo más alto sea o no oriental.
Los aficionados ven visiones con los gallos relámpagos que salen tirando como locos. A veces exclaman: “¿Viste qué clase de gallo?” y yo contesto: “¿Cuál?”. Hay que analizar con objetividad a los gallos, reconociendo sus defectos y virtudes. Recuerdo que había unos gallos que hicieron fama por su rapidez y espuela: “Los Largartijos”. Observé que tenían el defecto de quedarse después de dos o tres minutos y eran débiles. Casté unos contra lagartijos: más altos, más fuertes y con fondo. Ningún Lagartijo pudo ganarse uno de mis gallos blancos.
Para ganarse estos gallos brasileros hay que echarle gallos fuertes, espuelosos y con fondo. En el coliseo los he visto perder constantemente con unos búlicos que juega un señor llamado Juanito. Estos le dan con las espuelas desde que salen de los cajones y los vencen sin dificultad. Los gallos saben por instinto, con el que pelean. No hay un oriental que no tenga su rajita de Manilo, la cual sale cuando se enfrentan a un verdadero gallo de combate.
Articulo publicado en la edición Septiembre-Octubre 2012