Texto del Prof. T. Raúl I. García Álvarez
(Especial para la Revista Cultural Gente de Gallos)
Sancti Spíritus, Cuba
“Fotos especiales de GARAL para la Revista Cultural Gente de Gallos”.
Augusto Procopio Castañeda Toledo.
Augusto Procopio Castañeda Toledo, 67 años y una vida dedicada a los gallos de pelea por tradición familiar. Mencionar en cualquier valla de esta región central cubana a los Castañeda, era para algunos aficionados a las lídes “una pelea segura”.
Este Castañeda, es de una nueva generación de galleros espirituanos, pero conserva hábitos de la escuela de sus antepasados. Tiene como legado lo que le enseñaron Humberto Castañeda y Gudelia Toledo, sus padres, quienes conocían sus ejemplares por el canto.
Para colocar un buen signo familiar con la crianza y cuido de los gallos de pelea, relaciona una anécdota de su tío-abuelo:
Relata que éste desde muy joven se incorporó a las huestes mambisas (cubanos que combatieron a las fuerzas españolas a fines del siglo XIX), al mando del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia. Argumentó que estaban acampados en el Paso de Las Damas, municipio espirituano de Taguasco, cuando fueron sorprendidos por los españoles y, en medio del combate, su tío-abuelo rescató unos gallos que tenía en una cerca de Piña. En este enfrentamiento cayó Serafín Sánchez, uno de los amigos y compañeros del Héroe Nacional José Martí.
Recuerdo de la infancia
En conversación para Gente de Gallos, la revista que espera con mucho agrado por lo que se puede aprender de otras experiencias en las lídes.
Lo primero, revela, es recordar a personas que lo dieron todo por las plumas y las espuelas: a Eusebio Cuba, Mayajigua, Güillo, Edgardo López, Antolín Castañeda, conocido como El Silencioso, persona inteligente, callada y, sobre todo, habilidosa para el cruce de sus crías.
También rememoró a ganaderos y comerciantes que tenían sus propias gallerías, Rafael Madrigal, Paco Trujillo y Mario Albert.
Estas personas tenían como pie de cría a la raza criolla, de un peso promedio de 2.6 a 3.5 libras, que fueron cruzando con gallinas o pollonas con cruce del 30 ó el 40 por ciento de jerezanas traídas de España. Buscaban un animal de pelea más fuerte, ligero, de buena picada y, sobre todo, defensivo.
Pero a Castañeda Toledo le agrada el ejemplar “chispeado” con cruce de “cornea”, también una raza de origen ibérico, para elevar la resistencia y buscar un poco más de peso…”Son buenos peleadores, empujan y se elevan para descargar su ataque, son excelente cortadores”.
Sobre la preparación
Castañeda Toledo es un gallero asociado a la Valla de Meneses, al norte de Sancti Spíritus, perteneciente a la Empresa de Flora y Fauna que agrupa en el país a criadores y preparadores, así como tiene entre sus deberes la exportación de gallos de peleas.
Analiza que en las vallas de esa empresa cubana se juegan los animales con toda legalidad, existe un laboratorio y jueces capacitados y entrenados para evitar ilegalidades, trampas que sí se ven en las peleas de gallos ilegales, o peleas de manigua, como se dice en la Isla.
Nos platica este experimentado gallero cubano, que le agrada criar sus propias aves, seleccionarlas por elegancia, peso y color; su preferencia son los indios o pintos.
Este año logró pollada con un padrote “García” de la cría de Raúl Inocente García Álvarez. La pasada temporada Guerrero, un pollo de este criador, le hizo cuatro peleas y lo calificó de rápido, buenos movimientos, picada fuerte, defensivo y preciso cuando ataca.
En Cuba están prohibidas las navajas, los gallos pelean con naturales o las elaboradas por delicados artesanos en el arte de conformar las armas a partir de las espuelas de Kikiris o las elaboradas de plástico.
Desde la selección de los pollos comienza una atención especial se descrestan: desbarban y se tusan, la meta es cuidarlos hasta que se encuentren listos para enfrentar al adversario.
Los preparativos, explica Castañeda Toledo, comienzan cuando se colocan los machos en las jaulas. El animal desconoce su suerte y los criadores buscamos adiestrarlo para llevarlo a competir, lo mismo al novato que al ganador de años anteriores.
Es una tarea de orfebre, de amor. Al amanecer se le pasa agua y alcohol, algunos criadores le agregan sábila, para preservar la salud de los animales.
El alimento se dosifica con maíz, huevo y proteína animal –picadillo de carne o pescado-.
En la mañana el maíz y por las tardes bolas (la mezcla de la proteína con el huevo cocido).
Hay quienes hacen las bolas empleando la malanga –tubérculo- como aglutinador del huevo y el picadillo.
Muchos cuidadores dan comida tres veces a las aves, pero Castañeda, da dos bien dosificadas para evitar los excesos de peso.
En el pequeño vallín, en el segundo piso de su casa, se gana la batalla por la preparación. Trabaja los animales una vez a la semana, comenzando por 10 minutos hasta llegar a media hora, después se le dan tres o cuatro manos de topetón.
Para ponerlo de pela, se le dan de ocho a diez entrenamientos y, en cuatro o cinco semanas, estarán listos para llevarlos al coliseo donde combaten por 20 minutos, como máximo.
Puntualiza que si es un gallo ya probado, buen combatiente y cortador, el entrenamiento se extiende a 12 o 15 días, casi siempre dos semanales, y si es pollo, ocho o diez sesiones.
Hay algunos preparadores que gustan cuando llegan los ejemplares toparlos para ver sus dotes, calentarlos, como también se dice. Para evitar daños, se protegen las espuelas y algunos, además, ponen una capucha en el pico.
Al despedirnos de Castañeda Toledo, éste nos reafirma algo que ya conocíamos: “La pasada temporada, mis gallos participaron en más de 50 combates, ganaron 46, no es una marca, pero sí un buen récord”, me afirmó sonriente.
Articulo publicado en la edición Noviembre – Diciembre 2013