Pelea de gallos en Gallera San Sebastián de Niquinhomo
Texto de
Mario Tapia
Mi abuelo, don Gonzalo Sandino, era gallero. Le gustaban muchos los gallos. Incluso, sus hijos Aquiles, René, Adonay, Felipe y Klibelan y demás hermanos eran galleros; su nieto, Rodolfo Jirón, todavía es gallero. Los únicos que no somos galleros somos nosotros”, expresa el abogado y periodista niquinomeño Rolando Avendaña.
Gustavo Pérez Sandino
“Mi primer gallo que jugué en mi vida de gallero, lo eché en La Curva en contra de un gallo de don Gustavo Pérez, de Niquinohomo, sus gallos eran bárbaros y ese día en la jugada había ganado todas sus peleas. Era un gallo madroño que me había regalado Ezequiel Sánchez Aguirre, “Chequelito”, yo era un chavalo de once años. Todos los galleros de Masatepe estaban perdiendo, agarraron mi gallo y lo casaron contra uno de don Gustavo Pérez. Lo ennavajó Tomas “Chon” Gutiérrez”, reacuerda Donald Barquero Porras, quien, además, agrega: “Recuerdo como hoy que mi gallo lo soltaron y partió en el momento en que el otro gallo se daba vuelta, el mío lo agarró por la punta de la cola, y le pegó una batida extraordinaria, pero no lo alcanzó; se volteó el otro gallo, y agarró en lleno a mi gallo, y me lo batió, me lo dejó desintegrado, pero mi gallo le contestó las batidas. Fue una pelea asombrosa. Ganamos la pelea luchadísima, pero se le ganó, fue la única pelea que se ganó ese día a don Gustavo Pérez.”
Niquinohomo un pueblo de galleros
La meseta de los pueblos ha sido tierra fértil para la cría de los gallos y, por ende, de galleros. Niquinohomo no es la excepción, la mayoría de sus famosos galleros ya pasaron a mejor vida, pero, entre descendientes, sigue vivo el recuerdo y la pasión por los gallos. Tal es el caso de don Gonzalo Sandino, don Manuel Salvador Baltodano Tiffer; don Gustavo Pérez Sandino; Chicón; Ramón Nicaragua; don Hernán Tapia; Rodolfo Muñoz; Pedro Carpintero; Alfonso Gobierno; Gilberto García; Camilo López, de La Curva; Orlando Zambrana, y el más famoso de todos, el General conservador Marcos Potosme (quien naciera un siete de octubre de 1875 y falleciera un 12 de marzo de 1939, de un tumor cerebral).
El general Marcos Potosme me llevo a la gallera
“Dicen que tengo 87 años de vida, otros dicen que tengo más, de lo único que estoy seguro es que tengo siete hijos y de que el primer gallero que me llevóa los gallos fue el General Marcos Potosme, siendo yo un niño todavía. A él le gustaba que lo acompañara, yo era como lazarillo para cuidarle los gallos en la gallera, y me inducía a pedirle permiso a mi papá, Lisandro Zambrana. Con él conocí casi todas las galleras de la zona; íbamos a caballo, en una ocasión, andando con él, conocí al General Anastasio Somoza García, en una jugada de gallos, un 25 de abril en San Marcos. Ese día cayó un turcazo de agua que todos los gallos se mojaron. El general Potosme, echó uno y lo perdió contra los Managua. Marcos Potosme, sacaba sus gallos en la finca Los Cocos y en La Pólvora, esa última es propiedad hoy de los Benavides. Sus gallos se los cuidaba Manuel Salvador Baltodano -papá de los “Picudos” y de Rodolfo Jirón-, y amarraba gallos en Los Cocos y en el pueblo. Trajo muchos gallos de El Salvador, además tenía buena amistad con don Alejandro Abaunza. Le armaba un granadino de nombre Arturo Solórzano, y le soltaban sus gallos Pancho Mono y Pancho Amador, de Masaya”, recuerda Lizandro Espinoza Zambrana.
General Marcos Potosme.
Rodolfo Jirón
Según Lizandro Espinoza, en los últimos años de su vida, Marcos Potosme mandaba a casar sus gallos a la gallera de Alfonso Gobierno, y él mismo los ennavajaba. “Vos vas a hacer gallero”, me dijo un día Potosme; quiero aprender, le dije yo, y ahora ya ni me acuerdo cuándo metí a cuidar gallos. Recuerdo que en una ocasión, estaba con unos mis gallos, cuando apareció en el patio de mi casa Gilberto García, para proponerme que le cuidara unos gallos que había traído de Nandaime, y se los cuidé. Eso hace como setenta años”, refiere Lizandro.
Hoy, Lisandro Espinosa Zambrana, tiene más de veinte años de no cuidar gallos a nadie; sin embargo, en su trajinar como gallero, él cuido gallos a Gilberto García, don Víctor Pavón, don Félix “Chon” Gutiérrez Barquero y Rodolfo Jirón. Según Lisandro, el gallero más orgulloso que conoció fue a don Félix “Chon” Gutiérrez Barquero; él criaba sus gallos o le compraba a don Arnulfo López, de San Juan de la Concha, o a Bayardo Sánchez Ramírez. Félix “Chon” Gutiérrez, jugaba gallos todos los fines de semana e iba toda la plata a sus gallos, no aceptó dinero de nadie. “¿Sabes por qué, Lizandro? Me decía; porque si pierde el gallo es porque está muerto de hambre, o malennavajado, y así yo pierdo lo que es mío”, afirma Lizandro.
Lisandro Espinoza
Nicolás Muñoz: Mi padrastro me hizo gallero
“Mi papá Adolfo Zambrana, a quien vos conociste, no era gallero. Pero mi padrastro, Raúl Potosme, sí fue gallero; él era hijo del General Marcos Potosme, él fue quien me hizo gallero, y yo le cuidaba sus gallos. Hoy, mi hermano Raúl Potosme Muñoz, saca, cría y juega gallos, también mi hijo Richard “Zepol”, es gallero y otros sobrinos que viven en Rivas. A pesar que sigo metido en los gallos, pienso que es un deporte baboso, porque no hacemos nada, ganamos una vez y perdemos cuatro, y nunca restablecemos lo que hemos perdido. Sin embargo, te digo, Mario, ahora hay más galleros que antes en Niquinohomo”, afirma Nicolás Muñoz Zambrana.
Los picudos
Don Manuel Baltodano Tiffer, fue el cuidador de los gallos del General Marcos Potosme, relación que provocó una recia amistad personal hasta el fin de sus días. Don Manuel dejó numerosos hijos, seis dentro de su matrimonio, entre ellos: Eduardo, David, Manuel y José Adán Baltodano Martínez “El Picudo” y otra gran cantidad fuera de él. Hoy, todos los hermanos Baltodano son conocidos fuera y dentro del redondel de la gallera como “Los Picudos”, ya no digamos a Jorge José Baltodano Baltodano, hijo de José Adán y el más famoso de “Los Picudos”.
Manuel Baltodano Tiffer
Los amigos y los gallos me han sacado de la palmazón
“Vos talvez ni te acordás, Mario, cuando vos vivías en la casa donde vive ahora don Pacifico Arévalo, en Masatepe, hace más de treinta años, me regalaste un par de pollitos de pocas semanas de nacidos. Llévatelos, me dijiste, y los traje para Niquinohomo. Salieron machos ambos y crecieron hasta convertirse en gallos. Los dos los jugué y gané dos veces cada uno; y en la época de más pobreza mía, los dos gallos me sacaron de la palmazón”, recuerda don Manuel Baltodano Martínez, gallero niquinohomeño.
Manuel Baltodano Martínez
“Estoy metido en los gallos desde que estaba en el vientre de mi madre, pues mi padre tenía gallos y le cuidaba los gallos al General Potosme, así es que tengo 68 años de vida y lo mismo de estar entre los gallos. A José Adán Baltodano, mi hermano le dicen El Picudo por un gallo famoso que tuvo mi papá y que lo ganaron muchas veces”, nos dice Manuel Baltodano.
Adan Jiron: Un caballero de los gallos
Hoy, aunque alejado de los gallos, don Adán Jirón, residente en la comarca de Los Jirones, su huella de amigo, caballerosidad y respeto está presente en la afición gallera que lo conoce.
No se necesita haber ido a la universidad, ni haber nacido en sábanas doradas o cunas de oro para ser respetuoso y decente. Muchas veces he deseado que en los redondeles y galleras de Nicaragua nos encontráramos con unos diez o veinte galleros como el campesino Adán Jirón, pues los necesitamos tanto. Amigo, gallero de corazón y caballero en el triunfo y en la derrota.
Los gallos son estimulantes
“El domingo no me hallo estar metido en mi choza, sino que debo estar metido en la gallera. Me estimula, porque me relaciono con el rico, el pobre, el profesional y amigos de todos estratos sociales. Los gallos estimulan y relajan la mente”; afirma Jorge José Baltodano Baltodano “El Picudo”.
El recordado Jorge Baltodano Baltodano
Un pato gallero
“El apodo de “Pato”, viene de un tío mío de la comarca Las Cenizas, en dirección de la costa de La Boquita y Casares, quien solía salir a bañarse desnudo en bolas”, afirma Juan Francisco Parrales Sánchez, todo un personaje de los gallos y quien domingo a domingo está presente en la gallera de Niquinohomo.
“El Pato” tiene cuarenta y nueve años de vida y veinte y siete de estar metido entre las patas y las navajas de los gallos.
Cría y juega sus propios gallos. Fabrica sus propias navajas para la venta y de uso personal. “Yo vivo de esto, cada fin de semana me gano mil o mil quinientos pesos. No hay sueldo fijo, así me rebusco mis mil en dos días, que mil quinientos en las jugadas buenas. Como decir, en la jugada de Diriomo me gané tres mil córdobas, eché dos gallos míos y los gané. Yo cobro cincuenta córdobas por ennavajar”, afirma Juan Francisco Parrales, “El Pato”.
Una nueva generación de galleros
“Yo no era gallero, fue Álvaro Baltodano y Omar Jirón, quienes me indujeron a los gallos y a construir esta gallerita, además de la ayuda de todos los nuevos galleros de Niquinohomo. La vida está dura, comencé a construir e invertí diez mil córdobas a estas alturas he invertido más de veinte mil córdobas, y esperamos ampliarla más para atender mejor al visitante. Ahora hasta gallos tengo que he comprado para jugarlos”, afirma José Sebastián Osorio Gadea, dueño de la gallera “San Sebastián”, de Niquinohomo.
Germán Pavón y Nicolás Muñoz dos viejos galleros de Niquinohomo.
Sus galleras
Según el más viejo de los galleros de Niquinohomo, Lizandro Espinosa Zambrana (87), las primeras galleras de las que tiene memoria fueron las de Sergio y Alfonso Gobierno. Pero, además, hubo gallera en El Empalme, de Jorge José Baltodano Baltodano; la de Camilo López y Aquiles Sandino, en La Curva, la de Nicolás Muñoz Zambrana, en El Zapotón, la gallera de los López y últimamente la Gallera San Sebastián, de José Sebastián Osorio. Es de imaginar que a más de alguna de estas antiguas galleras asistió alguna vez el General Augusto Calderón Sandino a observar alguna pelea de gallos.
“Hoy, la afición a los gallos en Niquinohomo es más grande y, sobre todo, joven; hasta mi hijo Ricardo, ya está metido en los gallos”, expresa Eduardo Baltodano Martínez. “Mario, ya tengo treinta años de estar metido en los gallos y con esta gallera de Las Azucenas todos, viejos y nuevos galleros, vienen de: Los Jirones, Nandasmo, Pío XII, Catarina, Diriomo, Diriá, La Curva y Masatepe”, afirma don Germán Pavón, viejo gallero de Niquinohomo.
German Pavón Conto
“A mi padre Germán Pavón le debo la afición a los gallos; somos seis hermanos, pero actualmente solamente yo estoy en los gallos. Mi padre me ha enseñado a castar, criar y cuidar nuestros gallos. Jugar gallos es un bonito deporte y me alegra que ahora esté metida gente joven como: Máximo y Mario Ruiz; Neri Espinosa; Ricardo Téllez y Manuel López”, señala Germán Modesto Pavón Conto, nuevo gallero. “Mi tío Joaquín Sevilla hermano de mi madre. Estoy sacando gallos en La Curva y tengo más de cuarenta pollos. Hay otra gran cantidad de nuevos galleros como: Mercedes García; don Sebastián, Francisco, Juan, Evenor, Armando Gutiérrez, quienes están criando gallos”, afirma Emilio Gaitán. “Los gallos me vienen por la sangre, mi abuelo Rafael López, era gallero de Niquinohomo. Los gallos son una diversión y un deporte. En los gallos el que quiere aprender cosas buenas las aprende y malas también. Estoy invirtiendo dinero en la compra de buenos gallos para castar”, nos dice Máximo Francisco Ruiz. “Nosotros somos galleros nuevos que venimos de La Hoja Chigüe y jugamos en equipo. Tengo cuarenta y seis años, y veinte y siete de estar con los gallos. Mi papa Nicasio Navarro era el gallero de la familia. Vengo con una pelota de amigos entre ellos: Francisco Mejía; Chepe y Eduardo López y mi hijo Norlan José Navarro y su esposa. Nos sentimos gozosos de estar y compartir con los amigos en una gallera, aunque no ganemos dinero”, afirma don José Navarro, gallero de La Hoja Chigüe número I.
Eduardo Baltodano Martínez
Galleros de todos lados
La gallera San Sebastián es visitada por galleros de todas las comunidades cercanas entre ellos: Gabriel y Marcelo González, de Catarina; Roger Fuentes Sandoval, de Diriomo; Noel Morales González, de Diriá; Nery Manuel Alonso, Alberto Canales Vargas y Roberto José Zúniga, de la Hoja Chigue; doña Rosalina Tapia Sánchez y todos sus hijos, de Masaya; Lisandro José Zepeda y Flor de María Hernández, también de Masaya; Nicolás y Richard Muñoz, del Zapotón; Sergio, Alfonso y César Iván Castillo Noguera, de Nindirí; Fernando Aguilar, Alberto Sánchez, Evelio Sánchez, Horacio y Narciso Navarrete Tapia, Victor y Trinidad Pavón, Reynaldo Barquero “El Holandés”, los Tapia y todos los galleros de Masatepe, además de todos los galleros de Niquinohomo entre ellos Julio Santo Pérez, Oscar Miranda Pérez, Carlos Barrios Latino entre otros.
Manuel Campos Norori
Máximo Ruiz
Emilio Gaitán
Un año cumplio la gallera San Sebastian
La humilde gallera San Sebastián, en Niquinohomo, es hoy la gallera más concurrida todos los domingos en la zona de los pueblos.
Todas las antiguas galleras eran visitadas, y hoy por sus descendientes, de viejos y nuevos galleros. Mi tío abuelo don Sinforiano Gutiérrez Barquero, era un asiduo visitante de las galleras de Niquinohomo, a la cual asistía con todos sus hijos: Carlos José, Paco, Ramón, Toño, Hernán, Pablo, Fabio, además de todos sus familiares Gutiérrez y Barquero, que eran galleros. Él criaba sus gallos en su finca llamada “Palestina”, municipio de Niquinohomo. También lo acompañaban sus familiares Tomás y Félix “Chon” Gutiérrez.
Norlan Alberto Meneses, de Diriomo sostiene un gallo mientras lo arma Richard Muñoz en la gallera de Niquinohomo
“Las galleras de Niquinohomo eran visitadas por todos los galleros de Masatepe. El gallo que yo le gané a don Gustavo Perez, se curó y lo solté en mi patió, que era como de media manzana, en donde mi abuela, y de ahí lo agarrábamos para irlo a jugar, y donde quiera ganó. Era un gallo madroño, le llamábamos el “Coto Sánchez”, porque en cada pelea perdía un dedo, porque era con la navaja grande y meneaba tanto las patas, que quedó sin dedos. Ese gallo llegó peleando sólo con el muñito, y me decía: “Chequelito”, ya no lo sigás jugando, hombre. Me lo mató un gallo de Héctor Ramón Barquero, me le mandó a echar un gallo con un muchacho que le llamaban “Palemón”, Alberto Brenes, y me gritaron y yo fui a llorar al patio de mi casa cuando perdí el gallo. Estaba pequeño yo. Estamos hablando de los años 1940 ó 1945”, recuerda Donald Barquero Porras, de su primer gallo ganado a un niquinohomeño.
Todo hace indicar, que la pasión y tradición por los gallos en Niquinohomo está asegurada con toda esta nueva generación de galleros de sus distintas comarcas.
Articulo publicado en Mayo del 2006