Texto de Kenneth Chávez
En un país donde todavía se respiran aires labriegos, no es de sorprenderse que todavía se conserve la tradición gallera, y es que «los gallos son animales mágicos», es la forma en cómo describe el legendario periodista y gallero, Mario Tapia, a estas aves finas de canto y combate, vinculadas inevitablemente con la cultura popular nicaragüense.
Al visitar recientemente su casa en Masatepe y su pequeña finca donde tiene más de sesenta de estos bellos ejemplares, el representante de Nicaragua ante la Sociedad Mundial Protectora del Gallo de Combate (SMPGC), nos abre realmente un mundo mágico alrededor de la vida y actividad cotidiana de los gallos.
Para Mario «se ha querido satanizar las peleas de gallos», sin embargo opina que siempre van a existir personas que estén en contra y otras a favor de este deporte con más de 8 mil años de tradición en el mundo.
Las peleas de gallos hoy en Nicaragua están protegidas por tres leyes, como parte de la cultura popular nicaragüense.
«No existe un pueblo en Nicaragua que no tenga una gallera; y no existe una fiesta patronal que no tenga una jugada de gallos, por eso prohibir las peleas de gallos al pueblo, es como matar sus tradiciones culturales», anotó.
Periodista y gallero
Con mucho tesón y entusiasmo, Mario, fundador del histórico Periódico ‘Barricada’, en el cual trabajó durante la Revolución Sandinista como periodista gráfico, lleva aproximadamente 17 años publicando la Revista ‘Gente de Gallos’, Medio escrito que le ha permitido difundir todo el quehacer en torno a este deporte.
Es por medio de la dirección de su revista que ha logrado promocionar la Ley de Protección y Bienestar Animal; misma que también, de acuerdo a lo que nos expuso, «protege las peleas de gallos como parte de la cultura popular nicaragüense».
En la gráfica el recordado y legendario gallero jinotepino, Enrique «Yico» Sánchez Arana, ennavaja su gallo, mientras su hermano Fabio también ya fallecido (Al centro) lo observa.
El Cinco Veces Campeón Nacional de Peleas de Gallos expresó que «nadie en el mundo puede ser castigado por sus creencias o por su cultura», de aquí que aplauda la promoción de un marco jurídico que proteja estas actividades y facilite las condiciones para poder invertir en turismo cultural y gallero en Nicaragua.
Un deporte milenario
El gallero nicaragüense, quien también laboró como corresponsal de la agencia internacional de noticias Reuters (1991-1996) , destacó frente a las cámaras de El 19 TV y 19 Digital, que «no existe otro deporte en el mundo que tenga más historia que las peleas de gallos».
También es de la opinión que no existe otro animal (como el gallo) que haya sido motivo de inspiración para artistas, escritores y cantantes de gran peso, de aquí que el mismo Gabriel García Márquez lo inmortalizara en su novela ‘El Coronel no tiene quién le escriba’ (1961), además de aparecer como ‘un tremendo personaje’ en cuentos y novelas del mexicano Juan Rulfo.
«La sociedad nicaragüense a lo largo de toda la historia ha estado ligada a la pelea de gallos, y es de esperarse, porque en aquel entonces no existía el Internet, la electricidad, la aviación, la televisión, no había nada, y todo giraba alrededor del campo, alrededor de las actividades campesinas como estas populares peleas», subrayó.
El gallo nicaragüense
Este gran conocedor de la gallística, ganador de las mejores peleas de gallos ‘Navaja Larga’, Peleas Rápidas, Casta y Figura, advierte que el gallo nicaragüense es muy característico por ser ‘menudito’ (de poco peso: entre 3 y 4 libras), de colores vivos, generalmente rojo, con giros amarillos y negro, y porte imponente.
En Nicaragua son el Gallo de Navaja Corta (gallo español con cruces de gallos asiáticos); y el Gallo Norteamericano (de origen Irlandés-Británico)», explicó Tapia, además de acentuar que nuestro país ha avanzado mucho en este deporte, puesto que los apasionados ahora conocen más de razas, cuido y preparación.
En cuanto a gusto de gallos, como en el amor, ‘no hay nada escrito’, revela este conocedor, «puesto que nadie puede decir específicamente lo que busca en un animal de estos», y precisó que hay personas que compran los gallos por su color, otros por su porte imponente, arrogante, agresivo o bien otros los prefieren con una vista ágil, con nervios bien acelerados.
«En Nicaragua ha habido algunos casos de gallos que han sido vendidos hasta en 5 mil dólares, anotó Tapia, quien entre risas comparó que, incluso, en los años cincuenta, en algunos pueblos rurales de nuestro país, «tener gallos finos era como tener un Rolls-Royce».
Modernizar las peleas
Con la publicación (en la Revista Cultural Gente de Gallo) de tres reglamentos para sanear las peleas, este periodista-gallero explicó que ha aportado para que esta actividad vaya pasando de lo primitivo a lo moderno.
«En Managua hay más de cincuenta galleras, pero todas de mala muerte; pero no hay un centro o un coliseo de gallos realmente decente, donde se pueda pasar un fin de semana alegre en una fiesta labriega», advirtió Mario, quien además explicó que de aquí urge la necesidad de ‘modernizar’ este deporte.
Mario Tapia rememora entre risas que los galleros nicaragüenses también son muy peculiares, porque hay de aquellos que creen que para ganar, tienen que preparar a sus gallos bajo una Luna llena, o bien usar el mismo ‘calzoncillo’ que vistieron en peleas exitosas; y hay de aquellos que no se bañan, o que simplemente no se cortan el pelo y lo usan de amuleto de la suerte, haciendo de este deporte «un verdadero mundo mágico, lleno de supersticiones».
Tomado del diario Digital
“El Pueblo Presidente”.
Foto de Portada: La mujer nicaragüense también es amante de los gallos de pelea. En la gráfica (Izquierda) la recordada Ameriquita Algaba, toda un personaje de los gallos de Masaya y Nicaragua, partiendo el queque del Primer Aniversario de la Revista Gente de Gallos en 1999, en compañía de Doña Zoila Victoria López Jarquin (Derecha), madre de los galleros Blandon López, de San Sebatian de Yalí, Jinotega. Al centro nuestro Director sosteniendo el pastel del Primer Aniversario de la Revista durante el Torneo Nacional de Gallos de Nicaragua, en los Altos de Masaya.