Texto de Miguel Ángel Vielma González
El gallo-gallina o también llamado gallino o gallinete, es en realidad un gallo de color y porte similar al de una gallina. Nace con casta y bravura, y siendo macho pelea igual a cualquier gallo. El color del plumaje se debe a un gen recesivo heredado de sus antepasados, encontrándolo en varias familias de pico y navaja.
Tiene el estilo propio de combate de la raza de donde proviene. En la lidia el rival se confunde en fracción de segundos por su gran parecido al de una gallina; esto le da cierta ventaja, derrotándolo con facilidad.
Cuando nace un gallinete, en ocasiones hasta el criador llega a confundirlo dentro de la parvada, porque algunas fenotípicas no son comunes.
Se ha comprobado que uno de cada cien pollos es gallo-gallina.
Características del gallinete
Sus características son variadas:
Plumaje: en general, su plumaje es menos abundante que el de un gallo. Colorido: varía en negros, blancos, giros, colorados, granizos en negro, dorados o plateados. Patas: las puede tener amarillas y blancas, azules, negras, pizarra o de pichón.
Cresta: igual a la de cualquier gallo.
Cola: escasa y parecida a la de una gallina.
Ojos: algunos ejemplares los poseen similares a los de una gallina en tonalidades que van de rojos, amarillos o con iris blanco.
Esta especie se da con mayor frecuencia en las razas de pico, sobre todo, en aquellas líneas más apegadas a los orientales.
Hay infinidad de comentarios acerca de los gallinos, pero pueden ser tan finos, como cualquier otro gallo en el mundo.